Merkel y Sarkozy demostraron muy buena sintonia. / Reuters
Cumbre en frAncia

El G-8 promete 40.000 millones a la transición árabe

También exigen el "cese inmediato" de la violencia contra civiles en Libia y piden la marcha de Gadafi

DEAUVILLE Actualizado: Guardar
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Los países del G8 han aprobado al final de su cumbre de dos días el llamado "partenariado de Deauville" para apoyar el proceso de reformas en los países árabes. En el documento final de la reunión, los países del G-8 afirman que apoyan "firmemente las aspiraciones de la primavera árabe, además de las del pueblo iraní". "Escuchamos la voz de sus ciudadanos, apoyamos su apuesta por la igualdad y su llamamiento legítimo a favor de sociedades abiertas y democráticas, y una modernización económica integradora". Los dirigentes del G-8 saludan, además, "el papel desempeñado por los jóvenes y las mujeres en esos movimientos de transformación".

El ministro de Finanzas de Túnez, Jaloul Ayed, ha afirmado que en la cumbre se ha prometido ayudas de 40.000 millones de dólares para las democracias en transición de los países árabes. Ayed ha explicado en conferencia de prensa que el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy -que preside la cumbre- ha prometido ese dinero "para la región" sin precisar cómo se hará la atribución. El reparto se concretará, añadió, de aquí a comienzos de julio "por país y por proyecto". Este importante anuncio ha cerrado la reunión, que comenzó hace dos días con una cumbre con las principales figuras de Internet.

En la declaración del G-8 sobre la llamada primavera árabe publicada hoy, se señala que los organismos financieros multilaterales podrían aportar unos 20.000 millones de dólares para Egipto y Túnez en el periodo 2011-2013, de los cuales 3.500 millones de euros procederían del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La cifra de los 40.000 millones de dólares no aparece explícitamente. El titular tunecino de Finanzas ha avanzado, no obstante, que a los 1.300 millones de dólares de apoyo presupuestario que le habían comunicado a su país las instancias multilaterales anteriormente se añadirán 4.000 millones de dólares para los próximos años prometidos hoy. "Hemos recibido una señal de apoyo muy fuerte", destacó el primer ministro de Túnez, Beji Caid Essebsi, quien afirmó que la ayuda tendrá "formas múltiples".

Acabar la misión libia

Los dirigentes de los ocho países más ricos del mundo han afirmado hoy que el líder libio, Muamar al Gadafi, "no tiene futuro en una Libia democrática y libre" y "debe marcharse", en su declaración final. El tono del documento refleja la contundencia con la que se expresaron al principio de la jornada el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el anfitrión, el francés Nicolas Sarkozy.

Obama ha asegurado hoy, tras una reunión bilateral, que EEUU y Francia están unidos en su determinación de "acabar la tarea" en Libia y Sarkozy ha indicado : "compartimos el mismo análisis: Gadafi debe marcharse". Los mandatarios del G8 exigen "el cese inmediato del uso de la fuerza contra los civiles por el régimen libio" y expresan su apoyo a "la soberanía, independencia e integridad territorial y unidad nacional de Libia". Sobre Siria, los dirigentes del G8 se manifiestan "horrorizados por las muertes de tantos manifestantes pacíficos" y por "las reiteradas y graves violaciones de los derechos humanos".

"Estamos de acuerdo en que hemos logrado progresos en nuestra campaña en Libia, pero no se puede lograr el mandato de la ONU de proteger a los civiles mientras Gadafi permanezca en Libia, dirigiendo sus fuerzas a actos de agresión contra el pueblo libio", ha explicado Obama. El presidente francés ha mantenido ayer otro encuentro bilateral con su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, en el que éste expuso sus divergencias sobre la intervención internacional en Libia. Sarkozy, en cualquier caso, agradeció a Medvédev que Moscú se hubiera abstenido en el voto de la resolución de la ONU que permitió la operación militar contra el régimen de Gadafi porque sin ella "Bengasi hubiera desaparecido del mapa por la locura mortífera de un hombre que había prometido una represión sin precedentes". También intentó convencer al presidente ruso de que no será la coalición internacional, sino los propios libios, los que decidirán sobre su futuro.