El Deportivo, de la ilusión al infierno en una temporada de errores

La Coruña llora en Riazor. Después de veinte años en la elite, de saborear una Liga, dos Copas y una semifinal de la ‘Champions’ y otra de la Recopa, el Deportivo regresa al pozo de Segunda. Lo tenía todo en su mano pero cayó preso de los nervios y del Valencia, una especie de maldición en la historia de los gallegos. Solo estuvo salvado durante cinco minutos, lo que tardó Aduriz en asestarle una puñalada letal.

El Mallorca tampoco hizo los deberes ante el Atlético y tuvo toda la noche el corazón en un puño, pero se salvó por los males ajenos y porque el cálculo de probabilidades le concedía una enorme ventaja. Parecía que los ‘chés’ no querían, pero sus goleadores no perdonaron. No lo celebraron pero cumplieron con su obligación. César, quizá en su despedida del Valencia, estuvo inmenso. Fue un profesional ejemplar. Terrible castigo para Valerón y para Augusto César Lendoiro, el gran artífice de los tiempos gloriosos del deportivismo.

La noche arrancaba con dos aficiones al borde del llanto, seis equipos jugándose la ruina deportiva y económica y más de un centenar de futbolistas pendientes de noventa minutos para conocer su destino. Nervios a flor de piel, taquicardias, arritmias, discusiones, maletines en la sombra, sospechas por doquier…Gran jornada de radio, de tele, de cascos y pinganillos, de gozos y sombras.

Hay 243 combinaciones, todos dependen de sí mismos pero, por si acaso, nadie es ajeno a lo que ocurre en otros escenarios. El Zaragoza arranca la jornada en el descenso pero si gana en el Ciudad de Valencia se salva seguro. Y el Levante ya ha hecho los deberes. Ofensiva total de los maños desde el primer minuto y grandes paradas de Munúa, picado quizá porque el israelí Aouate, con el que se peleó en el Deportivo, aseguró que los granotas perderían.

¡¡¡Gol de Aduriz en Riazor!!! El panorama cambiaba por completo en apenas cinco minutos. De pronto, el Deportivo era carne de Segunda. La Coruña se ahogaba junto a la playa. Volvían las meigas, porque ‘haberlas, haylas’. Los aficionados más o menos veteranos recordaban lo que sucedió hace 17 años, en la última jornada. El Valencia también llegó como comparsa, González le detuvo un penalti a Djukic en el 90’ y el título de Liga volaba a Barcelona. Eran otros tiempos, cuando pero el rival idéntico.

Minuto nueve de la jornada, ya que los choques comenzaban con obligada puntualidad. Mazazo a la Real Sociedad cuando el ‘Cata’ Díaz, con un remate heterodoxo, casi a la remanguillé, sorprendía a Claudio Bravo tras un lanzamiento de falta lejanísimo. Los donostiarras eran un manojo de nervios incapaces de acercarse a Ustari. Se presentaban nuevas variantes pero a esa hora el Deportivo seguía en Segunda.

Pasaron 38 minutos, una eternidad cuando se agoniza, para que el Zaragoza rompiera la muralla del Valencia. Fue Gabi el que se sacó de la manga un lanzamiento de golpe franco magistral. Todos los blanquillos lo celebraron como locos menos el ‘Vasco’ Aguirre, comedido porque sabe, como buen veterano, que quien ríe el último, ríe mejor. El Depor seguía en Segunda aunque Valerón continuaba sentando cátedra. Ricky fallaba un gol cantado y solo el ‘Flaco’ le animaba. La calma llegó al Reyno de Navarra cerca del descanso. Cejudo acertaba ante Diego López y dejaba a los rojillos con los dos pies en Primera. El Villarreal era presa fácil de Osasuna.

Con todos ya en los vestuarios, la situación era clara. El Zaragoza solo había estado cinco minutos en descenso. Los coruñeses del apesadumbrado Lotina, el resto. Pero el Mallorca, que comenzó la noche con solo un 2,47% de posibilidades de descender, temblaba. Los de Laudrup perdían 0-2 ante un Atlético que a esa hora todavía soñaba con evitar una molesta eliminatoria previa de la Liga Europa. Si el Deportivo empataba, los bermellones estaban condenados. Zozobra en Palma cuando, al poco de la reanudación, Agüero sellaba el tercero de los colchoneros.

Un punto de felicidad

Anoeta estalló de júbilo a los 66 minutos, Sutil cabeceaba sin oposición. El punto le bastaba al equipo ‘txuri urdin’, pero también al Geta, ya conocedor de la debacle de los mallorquines, a los que aventajaban en caso de empate a puntos. Todos felices, con ganas hasta de besarse. El sufrimiento había merecido la pena.

Tras marcar De Guzmán de penalti, Webó ponía el 2-3 en el Iberostar de Mallorca. Nuevas cábalas. Gabi, el nuevo héroe zaragozano, marcaba el segundo al Levante. La vida seguía igual, aunque los blanquillos estaban exultantes porque creían que se evitaban la tensión final. Stuani les devolvió a la realidad del suspense obligado hasta el final. Si empataba el Mallorca, el Deportivo ya necesitaba remontar. El empate también significaba la muerte.

Pero el ‘Kun’ consumaba su gran noche en Baleares, anotaba su gol 100 con el Atlético y dejaba a los gallegos a un gol del delirio. Ni por esas. El postrero tanto de Webó ya era anecdótico. Soldado mató a Galicia, al menos a la coruñesa. Sollozos de los deportivistas, hundimiento de Lotina y consuelos del Valencia. La afición, ejemplar, se arrancó con gritos de ¡Deportivo, Deportivo! Un gesto extraordinario. Cayó un equipo querido por casi todos…