terrorismo internacional

Al menos 59 muertos y más de 200 heridos en un ataque suicida contra chiíes en la ciudad paquistaní de Qüetta

Sufre desde finales de julio las peores inundaciones de su historia, con más de 18 millones de damnificados, pero la catástrofe no ha impedido a los integristas continuar con sus violentos atentados

ISLAMABAD Actualizado: Guardar
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Al menos 59 personas han muerto y 212 han resultado heridas en un atentado suicida durante una manifestación propalestina de fieles de la minoría musulmana chií en la ciudad sudoccidental paquistaní de Qüetta, según ha informado una fuente policial.

El ataque tuvo lugar en torno a las 15.00 horas locales (10.00 GMT), cuando unas 2.500 personas estaban manifestándose en la zona de Mizan Chowk de la ciudad, capital de la provincia de Baluchistán, en un acto convocado por la principal organización estudiantil chií del país asiático. Los chiíes representan en torno al 20% de la población de Pakistán, de mayoría suní, corriente a la que pertenecen gran parte de los grupos extremistas.

Tras la explosión, algunas personas iniciaron protestas, destruyeron comercios y efectuaron disparos al aire, según los medios paquistaníes, que agregaron que entre los heridos hay varios periodistas. Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona, mientras que los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos. Con esta acción en Qüetta, son ya tres los ataques terroristas que se han registrado hoy en Pakistán, los anteriores en el conflictivo noroeste, con lo que el total de víctimas mortales asciende a 23.

Dos ataques más en la misma jornada

Dos horas antes, un suicida hizo estallar la carga explosiva que portaba al ser interceptado por las fuerzas de seguridad en la entrada de un templo de la secta minoritaria islámica 'ahmedi' en la ciudad noroccidental de Mardán; la explosión mató a un guardia y causó heridas a tres fieles, según informa una fuente policial. A primera hora de la mañana, la detonación de un artefacto mediante control remoto al paso de un furgón policial acabó con la vida de un policía e hirió a otros tres en las afueras de la ciudad de Pesháwar, capital de la provincia de Jáiber-Pajtunjua, según otra fuente de seguridad.

Pakistán sufre desde finales de julio las peores inundaciones de su historia, que han dejado más de 18 millones de damnificados y anegado una quinta parte de su territorio, pero la catástrofe no ha impedido a los integristas continuar con sus violentos ataques. El pasado miércoles, un triple atentado suicida contra otra procesión chií causó la muerte de al menos 35 fieles e hirió a más de dos centenares en la ciudad oriental de Lahore. El Ejército paquistaní combate actualmente a la insurgencia talibán, que ha reivindicado el ataque de Lahore, en varias áreas del noroeste y de la frontera con Afganistán.

"Pido a la comunidad chií que reduzca su programa de actos porque son un objetivo fácil para los terroristas", solicitó este jueves el ministro paquistaní del Interior, Rehman Malik, según recoge el rotativo Dawn.

Ataques sectarios siguen en alza

Las ataques sectarios siguen en alza en Pakistán, algo que una fuente de seguridad occidental consultada por Efe atribuyó al auge de grupos extremistas de la provincia del Punjab (este) y a su cooperación, cada vez más estrecha, con la insurgencia talibán asentada en el noroeste.

De hecho, el atentado de Lahore ha sido reivindicado tanto por una facción de la organización punjabí Lashkar-e-Jhangvi como por el movimiento que aglutina a los talibanes, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que esta semana fue, tres años después de su fundación, incluido en la lista de grupos terroristas de EEUU. "En Ramadán siempre hay violencia sectaria pero el TTP, bajo el mando de Hakimulá Mehsud, tiene una agenda mucho más sectaria y aunque tengan objetivos diferentes (a los de los grupos punjabíes) a la hora de desestabilizar no dudan en juntar fuerzas", expuso la fuente de seguridad occidental.

El Ejército paquistaní, enfrascado en varias ofensivas contra la insurgencia talibán, limita sus acciones actualmente al noroeste y al cinturón tribal fronterizo con Afganistán, pero parte de la clase política es partidaria de que se lance una gran operación policial en el sur de Punjab, feudo de numerosos grupos extremistas.