última entrevista al escritor

José Saramago: «Escribo para desasosegar»

En su última novela, 'Caín', el premio Nobel de Literaura planta cara al Creador sobre sus supuestas injusticias y crueldades

NOVIEMBRE DE 2009 Actualizado: Guardar
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“Dios no es de fiar”, afirma Saramago. “Y en este libro lo demuestro”. El libro al que se refiere el Premio Nobel se titula Caín (Alfaguara), una novela que ha vendido 30.000 ejemplares durante su primera semana en librerías y donde el Premio Nobel portugués ajusta cuentas con el Dios de la Biblia, “un ser cruel, vengativo, injusto, soberbio y envidioso”. Para fundamentar estas calificaciones, Saramago se atiene a la “literalidad” de los textos bíblicos.

“Los teólogos y la Iglesia sostienen que hay que realizar una lectura simbólica de la Biblia si queremos entenderla; eso está muy bien, pero las lecturas simbólicas pueden tener trampa, pues sus interpretaciones son infinitas”. El escritor recordó la decisión del Hacedor de destruir Sodoma con azufre y llamas purificadoras. "Primero dijo que no la destruiría si encontraba en ella a 50 inocentes; luego fue rebajando la cifra a 40, a 30, a 20, hasta llegar a diez inocentes. Aún así no los encontró y la quemó. Y yo pregunto: ¿los niños no son inocentes?”

El autor de "El Evangelio según Jesucristo", que adelantó que no escribirá sobre el Corán, dijo que toda la Biblia está plagada de “incestos y carnicerías”. “Hay un estudio muy esclarecedor que registra los asesinatos que se cometen en la Biblia, y éstos se elevan, ni más ni menos, que a 1.700.000”. Se refirió, también, al controvertido episodio de Abraham y su hijo Isaac. "Para probar la fe y la sumisión de Abraham, Dios le pide que sacrifique a su hijo. ¿Cabe eso en una cabeza normal? ¿Puede haber un acto más tiránico y despótico que ése".

Público adormecido

El escritor no se considera un salvador de la humanidad, ni tampoco piensa que la literatura pueda lograr una hazaña semejante. “Sólo pretendo desasosegar”, precisó. “Hay mucha gente a la que veo adormilada, como aborregada, y es bueno que reflexionen, que no se dejen llevar por pautas establecidas”.

En Portugal, en el seno de la Iglesia, han saltado chispas, pero Saramago lo considera otro acto de gratuita injusticia. “Hablaban mal de la novela antes de su publicación y siguen haciéndolo ahora, cuando siguen sin haberla leído; me parece una absoluta falta de caridad hacia mí”. En tono irónico, argumentó que el éxito que está teniendo el texto (salió hace quince días y hay ya más de 300.000 ejemplares distribuidos en Portugal, España y América Latina) está contribuyendo a que se lea más la Biblia. “He visto ejemplares de mi novela con la Biblia al lado; solo por este detalle, la Iglesia tendría que estarme agradecida”.

A pesar de esa capacidad “sanguinaria y vengativa” que Saramago le atribuye a Dios, no considera que su libro sea incompatible con la fe. “La fe es un terreno que no trato en este libro; además la fe de los creyentes me inspira mucho respeto”. El Nobel se pregunta por qué y para qué creó Dios el universo. “No lo entiendo. Lo hizo en seis días y al séptimo descanso. A mí me parece, sin ánimo de faltar, que Dios, desde entonces, lo único que ha hecho ha sido descansar”.

El Premio Nobel comulga a pies juntillas con las palabras de su mujer, Pilar del Río, traductora al castellano de "Caín", cuando ésta asegura: “Las escrituras dicen que Dios nos creó a su imagen y semejanza, pero lo cierto es que fue al revés: es el hombre el que ha fabricado a Dios a su imagen y semejanza”. El propio Saramago escribe en el libro: “Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él”.