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¿Desarme o desguace?

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El futuro del portaaviones ‘Príncipe de Asturias’ parece que guarda relación con la famosa pregunta que lanzan los niños en Halloween: «¿Truco o trato?» Desde que el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), Jaime Muñoz-Delgado, anunciara el pasado 22 de noviembre la jubilación del buque tras 25 años de servicio no han cesado las conjeturas sobre su destino: ¿Desarme o desguace? El barco se ha quedado obsoleto y ha sido remplazado por el ‘Juan Carlos I’, más versátil y moderno. La Armada no se anduvo con rodeos para explicar el protocolo militar que regula los pasos a seguir para dar de baja de la flota un barco de guerra. Las opciones que recoge el manual son varias, aunque en este caso se optó por la última, su desguace. Sin embargo, el Ministerio de Defensa trató ‘in extremis’ de tamizar el asunto apuntando, primero, por el desarme con el fin de no calentar más los ánimos en los astilleros gaditanos. Los términos desarme y desguace se han utilizado de forma arbitraria y, sobre todo, interesada. La polémica suscitada por el futuro del ‘Príncipe de Asturias’ ha provocado un enfrentamiento estéril entre las plantas de Ferrol y Cádiz, que se ha alimentado gracias al leguaje político. El presunto desguace del barco en los astilleros gallegos no ha hecho más que cimentar un sentimiento de impotencia en las factorías de la Bahía, que observan con rabia como la carga de trabajo se esfuma delante de sus narices hacia otros puntos de la geografía española. Pero la realidad es bien distinta a como la pintan algunos políticos y sindicalistas. La semana que viene, posiblemente el próximo 6 de febrero, el portaaviones realizará su último viaje. El buque zarpará con todos los honores de su base, en Rota, hacia el arsenal de Ferrol. El barco abandonará las aguas de Cádiz tras una ceremonia militar en la Base Naval a la que asistirán también las autoridades civiles de la provincia. Su final aún no está escrito, aunque el principal objetivo del Gobierno es obtener un rédito económico con la retirada del barco. El ‘Príncipe de Asturias’ continuará en el arsenal gallego su proceso de desarme, iniciado en Rota a primeros de año. La Armada colocará en otras unidades de su Flota el material logístico y de combate que se ha retirado del portaaviones en estos últimos dos meses. El trámite para certificar su baja definitiva durará, al menos, nueve meses y será entonces cuando el Ministerio y la Armada decidan qué hacer con el casco del portaaviones. Entre las opciones que se barajan se encuentran la venta de su estructura a otro país como material de segunda mano o también la apertura de un museo naval en su interior. Igualmente, se recoge la posibilidad de emplearlo como objetivo para la práctica de tiro o subastarlo como chatarra. La opción del desguace se diluye en estos momentos ya que Defensa no tiene presupuesto para adjudicar un concurso público tan costoso. Trocear el barco para vender sus piezas en la chatarra es una operación económica muy costosa. El portaaviones, de momento, disfrutará de su jubilación amarrado en el arsenal ferrolano, junto a las fragatas (F-71) ‘Baleares’. Resulta más barato inmovilizar el barco en un punto muerto que mantenerlo anclado en un muelle operativo de una base naval.