María Pérez Conchillo, doctora en Psicología y sexóloga.
vida en familia

Eros, despierta

De manera sibilina, casi sin darse cuenta, se va instalando en muchas parejas la desidia y el bloqueo erótico. Los encuentros sexuales, que antes se buscaban con impaciencia y agrado, se van espaciando poco a poco hasta convertirse en una esporádica rareza

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Qué ha pasado? ¿Dónde están los amantes solícitos? Aquellos que buscaban cualquier excusa para encontrarse bajo las sábanas o en cualquier lugar propicio. Cuando no había cansancio, ni compromisos, ni trabajo pendiente. Lo primero era lo primero y el sexo ocupaba ese lugar.

Es verdad que el deseo sexual, ese despertador que pone en marcha el ansia del encuentro, se va haciendo perezoso con el tiempo y ya no suena tan fuerte ni con tanta premura. Por otro lado, la presencia continua y la seguridad que aporta una pareja, en muchas ocasiones, juega un papel de saturación del estímulo sexual haciéndolo menos apetecible.

Lo mismo le sucede a algunas personas ilusionadas por la compra de una moto estupenda, que cuando la tiene a disposición le da pereza sacarla del garaje. Así les pasa a algunas personas sanas, guapas, y con atractivo sexual, que viven aparcadas en una relación de pareja sexualmente bloqueada.

Alguien podría pensar que cambiar de pareja podría solucionar el problema, pero el tema no es tan fácil: se puede estar hastiado de tener relaciones con la misma pareja, y también de ir a la caza y captura de nuevas relaciones, que a la larga pueden ser tan rutinarias como la estricta monogamia.

Por eso sabemos que cuando una pareja lleva cierto tiempo junta, la fogosidad sexual puede disminuir y en muchos casos aparece el fenómeno de la procrastinación sexual. El término procrastinación viene del latín ‘procrastinare’, que significa diferir o aplazar; lo que les pasa a muchas parejas en su vida sexual, que lo van aplazando, echando mano de cualquier excusa para evitar o posponer los encuentros sexuales.

No se trata de parejas en crisis en las que se evitan los encuentros sexuales por que la pareja se lleva mal, ni debido a otros problemas sexuales. Sencillamente va pasando el tiempo y cada vez parece que hay menos motivación y da más pereza iniciar esos contactos. Hay que decir que todo el mundo no tiene el mismo interés por el sexo y que cualquier pareja vive etapas de mayor sequía erótica.

Es normal que el deseo y el interés sexual suban y bajen, pero en algunos casos no se trata de ondulaciones, sino de la más desértica llanura. Los procrastinadores sexuales van espaciando los encuentros y ni por asomo les sale la media de uno a la semana para justificarse.

Los síntomas de alarma

La rutina y el aburrimiento afectan más a unas parejas que a otras. Los primeros síntomas de alarma aparecen cuando se van sucediendo los días sin que se encuentre tiempo ni ocasión para hacer el amor. Se puede decir que la pareja se está volviendo sexualmente vaga.

Entonces cada uno va a lo suyo y donde estaba el ‘nosotros’ se instauran dos ‘yos’ ocupadísimos, muchas veces atrapados por las redes digitales, (Facebook, correo electrónico, chat, Twitter, etc.) que se han convertido en los estímulos anti sexuales por antonomasia, para ser más precisos, estímulos anti pareja, ya que algunas personas los utilizan para procurarse satisfacción sexual; prefiriendo la etérea tentación que ofrece el mundo digital, tan presente en nuestro día a día actual, a la rotunda presencia doméstica. No vale aquello de que el deseo debe surgir de manera espontánea, no en mundo como el nuestro, con la agenda tan ocupada y tan saturado de estímulos, como hemos comentado.

¿Quién no ha sacado a relucir alguna vez las largas jornadas de trabajo, la obligación de llevar a los niños al parque o a las actividades extraescolares, sacar a pasear al perro, realizar las tareas domésticas y hacer las compras e incluso prestar la atención suficiente a la familia y a los amigos?

Sin contar con las preocupaciones por la crisis galopante, un tema que bien merece todo un capitulo. ¿Dónde queda la vida sexual de la pareja en este contexto? Muy flaca y disminuida por falta de atención y cuidados.

El remedio para estos males, ya lo adelantaba Mari Trini en su canción: «Amores los tienen todos, pero quién los sabe cuidar. ...El amor es como tierra que hay que hay que arar y sembrar, mírala al caer la tarde no la vengan a pisar».

Los sexólogos hablamos de gestionar adecuadamente la vida amorosa y sexual. El sexo necesita atención y cuidados, por eso recomendamos compartir actividades que abran la puerta al juego de la seducción y el sexo. Combatir la rutina dando cabida a los estímulos eróticos. Y cuando hablamos de erotismo lo hacemos en su amplia extensión: arte, literatura, cine, fantasía. En esencia se trata de despertar los sentidos al placer.

Alimentar los sentidos

Disfrutar de los sabores, de la vista, del tacto con las caricias y con un buen masaje sensitivo. Así como el aperitivo despierta el apetito y anuncia las delicias de la comida, deberíamos instaurar los aperitivos eróticos: besos, abrazos, caricias, roces, miradas que van anunciando a la pareja la degustación de placeres venideros.

En resumen, la convivencia puede ser una dura prueba para el amor y el sexo, por eso si queremos disfrutar de una vida amorosa feliz y saludable debemos reforzar el papel de amantes. Es una cuestión de actitud ante la vida, de si queremos o no sentirnos sexualmente vivos.

No podemos olvidar que nuestra pareja es un objeto de deseo para muchas otras personas y que si no cultivamos la seducción, otras personas lo harán por nosotros. Activar nuestro universo erótico, sentirnos objeto de deseo y comportarnos como seres que desean y son deseados, son la clave para mantener activa la viva sexual en la pareja, sin que se instauren los bloqueos y la temida procrastinación sexual.