Tres miembros encapuchados de ETA anunciaron la tregua en 2006. /Archivo
lucha antiterrorista

'Txeroki' fue sometido a un 'consejo de guerra' en 2004 por criticar a sus jefes y cuestionar la estrategia de ETA

El dirigente etarra consideraba que había "una gran distancia" entre la dirección de ETA y sus comandos

BILBAO Actualizado: Guardar
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Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki', el dirigente etarra al que se ha considerado referente de los sectores más duros y radicales de la organización terrorista, fue sometido en 2004 a una especie de 'consejo de guerra' por elaborar un documento en el que criticaba a otros jefes de la banda y ponía en cuestión la estrategia de ETA.

Comenzó a ejercer funciones de mando de los comandos a finales de 2003, aunque en la primavera de 2004 fue "expedientado" y sancionado por sus compañeros. Sin embargo, a pesar del enfrentamiento con la cúpula de ETA no fue apartado de la organización, sino que fue recuperado al poco tiempo para funciones de máxima importancia. La cadena de detenciones de importantes dirigentes registrada aquel año, entre ellos Mikel Antza, hizo posible que 'Txeroki' se convirtiera en el responsable indiscutible de los comandos armados y que ocupara un puesto en la ejecutiva.

Pero antes de esta rehabilitación, Garikoitz Aspiazu protagonizó una auténtica crisis (palabra utilizada por la propia ETA) en el aparato militar y por ello fue obligado a comparecer ante una especie de tribunal interno que decidió sancionarle.

Comparecenia ante el 'tribunal' etarra

Se sabe por documentación intervenida a la propia banda que el motivo del conflicto protagonizado por 'Txeroki' fue un texto elaborado por éste en el que se cuestionaba la estrategia del grupo, la imposibilidad de realizar atentados y la capacidad de dirección de los jefes de los comandos. La dirección de ETA estuvo muy preocupada por ese documento, ante el riesgo de que cayera en manos de la policía.

Aspiazu tuvo que comparecer ante cinco dirigentes de ETA que, uno por uno, le recriminaron por el documento que había escrito y por las ideas que defendía y que propusieron diversas sanciones. 'Txeroki' tuvo que dar explicaciones ante cada una de las críticas recibidas y comprometerse a no volver a repetir el comportamiento que había tenido.

Según documentos de ETA, los cinco dirigentes de la banda que formaron el 'tribunal' ante el que compareció 'Txeroki' se identificaron con los apodos de 'Ata', 'Aparra', 'Ilargi', 'Sahatsa' y 'Otxando', sin que se sepa con precisión a quien corresponde cada uno de estos alias. No obstante, en medios de la lucha antiterrorista se cree que tres de los cinco dirigentes que 'juzgaron' a Aspiazu fueron Mikel Albisu, 'Antza', su segundo, Peio Eskisabel Urtuzaga, y Marisol Iparragirre, 'Anboto'.

Los dirigentes de ETA le recriminaron que hubiera puesto por escrito tales críticas al funcionamiento de la banda. En opinión de la dirección, ese comportamiento constituía "una grave falta de seguridad, porque el enemigo puede utilizarla como intoxicación y manipulación".

Aspiazu, en la primera intervención ante sus compañeros, admitió el fallo de seguridad y explicó que "no pretendía perder el respeto y tampoco ofender", según los documentos citados. Añadió que "son patentes las carencias de formación política y los datos para hacer reflexiones y la información dentro de la Organización". También admitió que había sido "una metedura de pata" y que "no volverá a ocurrir". 'Txeroki' pidió a sus compañeros que mantuvieran abierta la posibilidad de dejarle entrar en la dirección de ETA. Hasta ese momento formaba parte del Aparato Militar, pero, como se ha indicado antes, no estaba integrado en la cúpula etarra.

Reproches y defensa

El dirigente identificado como 'Ata' -pato, en euskera- expuso que del documento de Aspiazu se desprendía una "falta de confianza para con la Dirección" de ETA y que incluía una "profunda crítica" hacia la estrategia general de la banda. Además le reprochó el lenguaje empleado en el polémico escrito. Txeroki' se defendió diciendo que "pretendía hacer crítica, dejando a un lado las cosas positivas que se han realizado". También dijo que ya había hecho una autocrítica por los modos utilizados al transmitir a su responsable y justificó su actuación indicando que "tenía necesidad de hablar y reventó".

'Ata' fue desgranando el contenido de las ideas de 'Txeroki' quien consideraba que el proceso de recepción de aportaciones -opiniones presentadas a la dirección de la banda- estaba impulsado por la prensa. Reprochaba a los dirigentes no haber cumplido "la línea de la iniciativa del 98", en referencia a la estrategia puesta en marcha a raíz de la tregua de ese año. 'Txeroki', además, se mostraba en desacuerdo con la línea que estaba desarrollando la izquierda abertzale.

En lo que respecta al funcionamiento interno de ETA, Aspiazu consideraba que la planificación de los atentados "se hace a la ligera" y responsabilizaba de esta situación a los anteriores dirigentes. "Hay una gran distancia entre la dirección y los taldes (comandos) -opinaba-. No se tienen en cuenta (demasiado al menos) los criterios de los taldes". Además, consideraba que "la lucha de la Dirección se está viendo frenada" y opinaba que ETA estaba cayendo "en el coyunturalismo".

En respuesta a esta sarta de reproches, el acusado dijo que tenía confianza en "toda la Organización" y que esperaba que superarían "el mal momento que estamos pasando". Sobre la posibilidad de ser sancionado, dijo que aceptaría la decisión que se adoptara y que quería seguir trabajando dentro de ETA. 'Ata' concluyó su turno de acusación pidiendo que se le quitara a 'Txeroki' las responsabilidades que tenía en ese momento, "hacer un seguimiento de su evolución y cambiarlo de estructura para que empiece a trabajar".

"Falta de ekintzas (atentados)"

El segundo en dirigir sus críticas hacia 'Txeroki' fue el dirigente identificado como 'Aparra' que reiteró las palabras de su compañero 'Ata'. Aspiazu admitió que haber puesto por escrito sus críticas había sido un fallo de seguridad, pero se disculpó alegando que las redactó "en un mal momento". "Ha sido un malentendido", afirmó, añadiendo que sus críticas a la organización terrorista habían sido consecuencia de la "falta de ekintzas" (atentados). También dijo que "no pretendía perder el respeto, ni tampoco pretendía ofender". Insistió en la idea de que era "una metedura de pata" que no volvería a ocurrir.

La falta de atentados invocada por 'Txeroki' está justificada por el descenso de la actividad terrorista de ETA en los dos años anteriores al desencadenamiento de esta crisis. En 2002 y en 2003 el nivel de actividad etarra, tanto por número de atentados como por víctimas mortales, había sido el más bajo de los treinta años anteriores. La propuesta disciplinaria de 'Aparra' fue que no se le diera a 'Txeroki' ninguna responsabilidad y que continuara realizando su trabajo como hasta entonces, sin ascender en el escalafón.

Los argumentos se repitieron en el turno de intervención de 'Ilargi' (luna), quien propuso que 'Txeroki' "vuelva a trabajar en la estructura en la que se encontraba". 'Sahatsa', por su parte, indicó que "como en su escrito no había ninguna otra crítica" que continuara con la responsabilidad que había tenido hasta entonces.

El último en intervenir fue el etarra identificado como 'Otxando' quien expuso que la militancia de 'Txeroki' en ETA "por el momento" seguía en el aire y la decisión disciplinaria definitiva se adoptaría en función de la actitud que mostrara Aspiazu.