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Los ocupantes de una patera pagaron 1.200 euros por una travesía peligrosa que fracasó

Sus testimonios fueron oídos en el juicio contra los dos supuestos patrones de la lancha, que se enfrentan a más de siete años de cárcel

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Aún reciente en la memoria colectiva el trágico naufragio de una patera en aguas de Marruecos que se llevó la vida de un número indeterminado de inmigrantes -se apuntó la posibilidad de que fueran más de veinte-, el testimonio ofrecido ayer por otros marroquíes que trataron de cruzar el Estrecho sin éxito en septiembre del año pasado, adquiere una especial significación.

Lo que vivieron a bordo de una lancha, ocupada por 40 personas, en la madrugada del 6 de septiembre, fue escuchado durante el juicio que se celebró en la Sala Primera de la Audiencia Provincial contra los dos supuestos tripulantes de la embarcación, de 27 y 38 años, a través de un vídeo que se grabó tras ser interceptados por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil frente a las costas gaditanas.

Reconocieron que habían pagado 1.200 euros por un hueco en la nave, que zarpó de la localidad marroquí de Monali Bouslam. Entregaron en tierra el dinero y esperaron al aviso para poder subirse a la patera. No llevaban víveres pese a ser una travesía dura, navegaban sin luces y tuvieron que achicar agua en más de una ocasión. Los únicos alimentos que tuvieron a su alcance fueron los que cada uno llevó consigo. Todo ello por el mismo precio que en España se pagan por unas vacaciones con comodidades.

Uno de los acusados reconoció ayer que al navegar por el Estrecho tuvieron que esquivar el intenso tráfico marítimo de la zona y que al no llevar luces, hacían ruido para alertar de su presencia. Ambos procesados negaron ser los tripulantes a sueldo de las bandas que trafican con seres humanos.

Uno dijo que aceptó dirigir la nave a cambio de viajar gratis. Se lo ofrecieron porque tenía experiencia como patrón en Marruecos, pero que era un inmigrante irregular sin papeles que pretendía entrar en España. En la misma línea se mostró el otro acusado, quien reconoció que había pagado un cantidad inferior -unos 250 euros- por ayudar en el manejo de los motores, pero que su intención era cruzar el Estrecho y entrar en Europa.

Estas declaraciones fueron la base de la estrategia de la defensa, quien solicitó la libre absolución por entender que sus clientes no eran patrones contratados. Sin embargo, un agente de la Guardia Civil que participó en la interceptación y traslado de los inmigrantes, dijo que los otros ocupantes de la lancha señalaron a los dos procesados como las personas encargadas de gobernar la patera.

La vista oral pudo no haberse celebrado si Fiscalía y defensa hubieran llegado a una sentencia de conformidad, que no se dio. El Ministerio Público pide siete años y medio para cada uno por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

stubio@lavozdigital.es