Alberto Garzón, candidato de IU a la Moncloa, junto al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias
Alberto Garzón, candidato de IU a la Moncloa, junto al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias - ÓSCAR DEL POZO

El pulso entre Podemos e IU rompe la pretendida unidad de la izquierda

Desbandada de Ahora en Común después de que Alberto Garzón se volcara en la plataforma

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La izquierda se presentará divida a las elecciones generales. Al calor del éxito de las candidaturas municipalistas, crecieron las voces que pedían recomponer el históricamente desmembrado puzle de la izquierda —dejando al PSOE al margen— para concurrir unidos a los comicios generales. Podemos, el partido que había visto cómo las encuestas llegaban a otorgarle un 23,9 por ciento del voto el pasado enero, contempló cómo su popularidad iba cayendo en las encuestas, que empezaban a situarlo en un mucho más modesto 15,7 por ciento. El objetivo fue entonces repetir ese esquema de confluencia, y «sumar para multiplicar» con la aritmética electoral.

Los politólogos sitúan el umbral de la «fortuna electoral» entre el 16 y el 17 por ciento de los sufragios.

Es a partir de esa cifra cuando la ley electoral comienza a multiplicar los apoyos y a «vender más baratos» los escaños. Pero ya entonces había un actor en juego del que Podemos recelaba y que no estaba dispuesto a añadir al puzzle: Izquierda Unida.

La histórica formación de izquierdas –de la que el secretario general, Pablo Iglesias, fue asesor– atravesaba sus horas más bajas y se agarró a la confluencia para arrimarse a Podemos. Desde la formación morada, advertían de que no iban a ser «la tabla de salvación de nadie». Empezaba así un pulso entre ambos que ha acabado por desmembrar cualquier posibilidad de unidad a tres meses de las elecciones generales.

El nacimiento de Ahora en Común

La plataforma Ahora en Común (AeC) nació para presionar a los partidos, especialmente al entonces «todopoderoso» Podemos, para la pretendida confluencia. Se buscaba la «unidad popular», a sabiendas de que Podemos –que había fijado su objetivo en el votante socialista– no quería oír hablar de un «frente de izquierdas». Desde la formación morada, que ya había repetido por activa y por pasiva que no iba a pactar con IU, acusaron a la recién nacida plataforma de ser una maniobra de Izquierda Unida.

En la presentación de AeC participó la ex militante del PSOE Beatriz Talegón, muy crítica por su antigua formación, precisamente por considerar que se había alejado del discurso de la izquierda. «Me invitó Alberto Garzón», el candidato de IU a La Moncloa, indica Talegón, que más tarde se desvinculó del proyecto. «Es un puente de plata para que IU entre en Podemos. Una tomadura de pelo», asegura.

A mitad de verano, Alberto Garzón anunció que concurriría a las primarias de Ahora en Común, diluyendo en ella las siglas de IU, en lo que parte del partido entendió como la forma en que el compañero y amigo de Iglesias facilitaba su desembarco en Podemos. Fuentes cercanas a la negociación aseguran a ABC que los dos líderes ya tenían pactada la unión incluso antes del verano.

El pasado domingo, varios promotores de AeC emitieron un comunicado en el que anunciaban que abandonaban el proyecto. «Hemos ido conociendo los acuerdos y desacuerdos que, a puerta cerrada, se han ido haciendo entre fuerzas de izquierda y Podemos a fin de ocupar los huecos o puestos de consolación que esta formación parece ofrecer», indicaban. Podemos ya había dejado atados a sus candidatos en un cuestionado proceso de primarias y anunció que abriría huecos en sus listas para otras «plataformas ciudadanas» que quisiera confluir por territorios. «Si IU estuvo detrás de AeC de manera encubierta en sus inicios, lo desconocemos. Pero no era la intención», asegura Pilar García, una de las promotoras. «Pusimos mucha ilusión y trabajo en pedir una candidatura de confluencia. Pero está claro que Podemos no ha querido e IU nos utiliza como campo de batalla de sus luchas internas y en su pulso con Iglesias», se lamenta.

Equo, cuyo candidato a La Moncloa, Juantxo López de Uralde, había participado activamente en la promoción de Aec junto a Garzón, anunció el pasado jueves que renunciaba a participar en las primarias. Las negociaciones por la confluencia «van a un choque de trenes entre Iglesias y Garzón», asegura Uralde, que deja solo al de IU en el proyecto que impulsaron juntos. «IU ha optado por una hoja de ruta diferente a la nuestra, pero no hay que deducir discrepancias», asegura.

Tras el fracaso en las elecciones catalanas, donde la candidatura en la que se incluían Podemos, ICV y EUiA obtuvo peores resultados que ICV en solitario, IU, que había sido la parte débil de las negociaciones, se consideró legitimada para tensar la cuerda. Garzón aseguró que Podemos había monopolizado la campaña de las catalanas restando visibilidad a IU. Fuentes cercanas a Garzón aseguran que, de llegar a un acuerdo con Podemos, las candidatos de AeC tendrían que figurar como independientes, y eso es como «no ser nada». Es uno de los principales puntos de discrepancia. También el puesto que la formación morada cedería al de IU en las listas. Desde el partido aseguran que Garzón no va a renunciar a concurrir por Madrid, como es costumbre que lo haga el candidato a la Presidencia del Gobierno en Izquierda Unida. Mientras de puertas para afuera Garzón se empeña en repetir que, si no se llega a acuerdo, competirá contra la papeleta de Podemos en las generales, las mismas fuentes aseguran que las relaciones entre los dos líderes sigue siendo fluida.

Ser o no de izquierdas

Durante el proceso de negociaciones, la postura de Podemos fue despertando antipatía entre quienes participaban de ese intento de confluencia. Las condiciones que impuso Podemos —mantener su nombre en la papeleta y ceder huecos de sus listas ya confeccionadas— fueron vistas como un ejercicio de soberbia. «La gente está harta de acuerdos de despacho, de arreglos de vieja política en los que se reparten puestos en las listas y cuotas de poder», indican los promotores de AeC. Talegón, a quien Iglesias ofreció un puesto en el equipo que presentaría a las primarias al Congreso de Podemos, rechazó la oferta. «Es un insulto a la militancia ofrecer puestos VIP a distintas personas que no forman parte del partido», señala, y menciona a Tania Sánchez, que abandonó IU y se sumó al «equipo Iglesias» después de insistir en que no iba a entrar en Podemos.

El principal punto de desencuentro fue el rechazo repetido de Podemos de situarse en el eje ideológico de la izquierda. Podemos, con pretensiones de gobernar, situó en el PSOE su enemigo a batir y diseñó un giro moderado a su discurso y sus medidas. De su programa desaparecieron temas como el debate monarquía o república o la memoria histórica, que generaron malestar incluso dentro de su militancia. Izquierda Abierta, el partido liderado por Gaspar Llamazares e incluido en Izquierda Unida, denunció la apuesta de Garzón por AeC y criticó que con el posible pacto con Podemos se estaba firmando la sentencia de muerte de IU.

Talegón, Llamazares y el ex juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, protagonizaron el pasado jueves un acto por la confluencia que pretende convertirse en una candidatura para las generales. Una papeleta que competiría con Podemos. «Si repiten una y otra vez que no son de izquierdas, que no nos acusen a nosotros de dividirla. Es Podemos quien está rompiendo a la izquierda», se queja Talegón, que asegura que sería un fracaso que no hubiera ningún partido en las generales que ocupara el espacio que deja libre Podemos cada vez que consuma un nuevo viraje al centro. «Empezaron atacando al PSOE, pero pactaron con ellos en regiones y ayuntamientos. A partir de ahí, se cebaron con IU», asegura. «Es una cuestión de dignidad y coherencia. No puedes lucir un polo con la bandera de la República y luego no atreverte a llevarla en tu programa», critica al líder de Podemos.

IU celebra hoy un Consejo Político en el que volverán a visualizarse las dos posturas enfrentadas: confluir entorno a Podemos y a través de AeC o hacerlo con otros actores, como el que pretende impulsar Llamazares. De no llegar a algún acuerdo, podría consumarse la escisión de Izquierda Abierta. Para más inri, el pasado 4 de septiembre se registró un nuevo partido: Unidad Popular en Común.

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