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La excesiva dependencia del Peñón

Gibraltar es una fuente de riqueza, pero también un receptor de servicios básicos

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La división entre llanitos y españoles y la amplia brecha entre territorios, que parece aún más ancha desde que aumentaron los controles en la Verja, solo parece estar clara sobre el papel. En el día a día las diferencias se diluye conforme unos van necesitando a los otros. Nadie pone en duda que el Peñón es una fuente de riqueza para el Campo de Gibraltar y su Cámara de Comercio lo ha querido hacer valer en un informe presentado hace poco más de una semana que a muchos se les antoja demasiado complaciente y poco autocrítico.

El estudio que firma un prestigioso economista atribuye a la ciudad la cuarta parte del PIB de la comarca –587 millones de libras al año, que al cambio son nada menos que 827 millones de euros–.

El resultado es la suma de las importaciones comerciales, el salario de los españoles que trabajan en Gibraltar y el gasto que realizan sus ciudadanos en la zona.

En ese amplio informe no hay menciones a los servicios básicos de los que la provincia provee al Peñón a un precio favorable, ni a la feroz competencia que supone ese agradecido régimen fiscal del que disfrutan. Si bien es cierto que los salarios en Gibraltar son más elevados que los que perciben los españoles en suelo nacional, también lo es que existe una amplia bolsa de empleo no regulado que alimenta el contrabando de tabaco y la demanda de empleadas del hogar o cuidadoras de ancianos y niños.

Las cifras oficiales dicen que un total de 4.664 personas cruzan cada día la frontera para acudir a sus puestos de trabajo. Y casi otros tantos lo hacen de forma eventual. El estudio lo interpreta a grandes rasgos como el 10% del empleo de la comarca. Una proporción que también ha llegado a sorprender a representantes públicos, economistas e incluso a algunos trabajadores españoles en elPeñón.

Sanidad y tratamiento de residuos

La sanidad y el tratamiento de los residuos urbanos son los dos grandes servicios que el Campo de Gibraltar aporta a los ciudadanos de la roca. Ofrecer ambos de manera autónoma con la misma calidad y las mismas garantías quedan casi descartados cuando el Gobierno gibraltareño echa números. Y no es que no se hagan intentos. La cobertura sanitaria en la colonia inglesa resulta muy completa en lo que a prevención se refiere. El Hospital Saint Bernard ofrece servicios integrales, desde diálisis a cirugía ambulatoria, maternidad e incluso cuidados paliativos. Llega a tener planes preventivos del cáncer de mama y el colorrectal, como muestra la página de su Autoridad Sanitaria (Gibraltar Health Authority) . Sin embargo, es habitual que para cuestiones mayores o para las urgencias recurran a los centros españoles. También para intervenciones o tratamientos de mayor envergadura.

El uso que hacen los gibraltareños de la sanidad española ha sido motivo de polémica en muchas ocasiones. El ministro principal, Fabian Picardo, ha defendido siempre el derecho de sus conciudadanos a acudir a los dispositivos de urgencias españoles y repite una y otra vez cuando se le pregunta que ese uso no sale gratis, aunque no llega a precisar cuánto cuesta.

Sí está calculado el servicio de tratamiento de residuos urbanos que le proporciona la Mancomunidad del Campo de Gibraltar. La planta de Los Barrios recibe puntualmente la basura que se recoge en el Peñón. Fuentes de la empresa pública aseguran que cada año reciben alrededor de 30.000 toneladas, que son gestionadas como si de una compañía privada se tratara. «El coste es mayor que para los municipios mancomunados», indican. El convenio supone en torno a 1,4 millones de euros al año y por el momento sigue vigente. El Ejecutivo gibraltareño ya ha sorprendido con reiterados anuncios de construcción de una planta de reciclaje que finalmente han caído en saco roto. «El proyecto se viene abajo en cuanto hacen cuentas», consideran las fuentes consultadas.

La vivienda es quizá el tercer servicio más importante del que la comarca provee a la colonia. Tanto de carácter habitual como para la segunda residencia. El mejor ejemplo es San Roque, donde hay 1.218 ciudadanos británicos empadronados, la mayor comunidad de toda la provincia. La mayoría en Sotogrande, aunque cada vez más se instalan en el casco histórico. Lo cuenta su alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, que detalla que la mayoría vive en la exclusiva urbanización y tienen un poder adquisitivo desahogado.

«Los que estamos más cerca de la colonia sí conocemos una cifra que nadie discute: que hay alrededor de 10.000 trabajadores que hace ese paso de la Verja a diario y de ellos, más de 7.000 que son españoles. El resto son llanitos que tienen domicilio en la provincia o ciudadanos europeos que viven en nuestro país y trabajan en Gibraltar». Considera excesivo que el Peñón genere el 25% del PIB de la comarca, aunque considera que «si entramos en el detalle, con todos los gastos, el empleo indirecto y demás, tal vez se pueda explicar esa proporción».

Junto con todos los servicios, Ruiz Boix destaca también la mano de obra, que considera el principal. Explica que la economía de la ciudad británica la demanda y si no la tuviera tan cerca le costaría mucho más importarla. Resalta que «los servicios más perentorios se los sigue prestando el Gobierno de España porque siguen acudiendo al sistema sanitario y educativo de nuestro país». «E incluso le hemos prestado auxilio para el sistema de telecomunicaciones de líneas telefónicas que también pasan por suelo español», recuerda.

El alcalde de San Roque aboga por «seguir tendiendo puentes y mantener esa colaboración», porque además de la cercanía territorial, se trata de una de las economías que más crece del mundo, con subidas de hasta seis puntos del PIBen los peores años de la crisis. «La clave –insiste– está en ver cómo toda esa riqueza puede repercutir también en la comarca».

Los empleos

«Pero no siempre la economía gibraltareña tuvo tal poderío», hace el inciso Juan José Uceda, portavoz de la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en el Peñón (Ascteg). Indica que los principales puestos que ocupan gaditanos y malagueños son en la industria, los astilleros y la construcción, aunque «cada vez más se contrata a profesionales altamente cualificados como médicos, ingenieros e incluso abogados».

Calcula Uceda que el salario es en torno a un 25% mayor que en España por varias razones. La primera es por la revalorización de la libra con respecto al euro. Pero también porque en nuestros país los sueldos han bajado, con lo que la diferencia resulta más patente. A este trabajador no le resulta descabellado el informe que ha presentado la Cámara de Comercio del Peñón, recalca que «desde hace años se vienen haciendo y los resultados siempre han sido parecidos». Está convencido de que en esa relación de dependencia mutua, su colectivo está agradecido a la oportunidad que supone.

En el otro lado están los que ven en la roca una dura competencia en lo que a la fiscalidad se refiere. Javier Fernández, gerente del Colegio de Economistas de Cádiz, lo define como el déficit fiscal que permite crear sociedades en Gibraltar de una manera mucho más rápida y barata de lo que supondría hacerlo en suelo nacional. Este experto lamenta que el Gobierno del Peñón intente trivializar este asunto, a pesar de que existen incluso informes oficiales que dudan de la legalidad e incluso hablan de creación de empresas para el blanqueo de capitales. Otro asunto espinoso que destaca es la falta de control para atajar contrabando de tabaco, que mueve decenas de millones cada año.

Fernández destaca la necesidad de que se equilibren las sinergias del uso de infraestructuras y los servicios y la riqueza que se genera. A pesar de las bondades del informe de la Cámara de Comercio, considera que es difícil encontrar ese equilibrio y, a juzgar por la situación que viven ciudades cercanas como La Línea o Los Barrios, no parece que haya un trasvase de riqueza tan generoso.

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