La afectada enseña todos los escritos que ha presentado. :: A. J.
PUERTO REAL

La batalla por la valoración

Además se queja del «vacío» ante el retraso en el diagnóstico por parte del Equipo de Orientación Educativa perteneciente a la Junta Auxiliadora Ruiz aún espera que evalúen la discapacidad de su hija para que pueda recibir educación especial

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«A Laura la deberían haber operado cuando era más pequeña», asume Auxiliadora Ruiz sobre el retraso que llevó a su hija, de siete años, a perder un 65% de audición. Hasta los cuatro años no le intervinieron de vegetaciones y tuvo que esperar uno más para las amígdalas. «Para entonces las vegetaciones se habían reproducido y el daño ya estaba hecho», se lamenta.

Auxiliadora abre la carpeta en la que guarda todos y cada uno de los informes que ha ido coleccionando del rosario de pruebas y solicitudes. Las fechas se espacian demasiado y ella lo sufre en primera persona. A la edad de Laura, la entrada al proceso educativo es vital y, sin embargo, su madre ha sufrido varios reveses. Al llegar a Infantil al colegio Reggio, ya notaron algo. Hacía falta la valoración del Equipo de Orientación Educativa (EOE) de la Junta, pero se topó con sorpresas: «El psicólogo me dijo que tenía muchos niños que atender y que no había tiempo para tratar a la mía», recuerda.

A esas alturas ya tenía pensado hacer el traslado -por otros motivos- al centro de La Salle. Pero no se quedó parada: «Me busqué a una psicóloga de pago, para que le realizara una valoración, y así saber cómo iba a ir mi niña al colegio nuevo». Desde entonces sigue a la espera de una llamada del EOE. El traslado de éste a unas nuevas instalaciones se ha dilatado, y Auxiliadora se pregunta si «en ese tiempo no ha habido más niños que han pasado por lo mismo que la mía». Incluso introduce otro elemento en juego: «Me han dicho que como La Salle es un colegio concertado es más difícil que vengan».

Frente al retraso, lo primero era salir de la incertidumbre, algo que ya tiene fecha: el próximo día 13. «Necesita una valoración sobre sus problemas con el lenguaje y se la van a hacer en Salud Mental, en el Clínico», anuncia aún con recelo.

La esperanza está cada vez más cerca. «Sólo quiero que alguien me diga qué tengo que hacer con Laura, porque es obligatorio que te den una valoración», implora Auxiliadora, que descubre que la logopeda a la que ha estado pagando le ha comentado que «hay más casos en Puerto Real». Ella ya se ha atrevido a dar el primer paso al frente.