ESPAÑA

La salud de don Juan Carlos, un asunto entre el secreto y el rumor

El monarca ha pasado en varias ocasiones por el quirófano a consecuencia de accidentes deportivos

MADRID. Actualizado: Guardar
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La salud del Rey es una cuestión de Estado sometida al secreto, aunque el ciudadano es informado de sus chequeos regulares. Aunque la legislación en vigor no obliga a facilitar información, la Casa Real ha dosificado siempre los detalles sobre la situación clínica de don Juan Carlos, por lo común para salir al paso de rumores y especulaciones. El Rey, que con 72 años sufre achaques como sordera y dolores de cadera y rodilla que le restan agilidad, ha sido intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones en los últimos años. Casi siempre por accidentes de esquí, su deporte favorito, o de squash, la caza o la navegación.

La norma de la Casa Real es informar de todo cuanto afecte a la agenda de don Juan Carlos por causa de enfermedad, pero reservándose el nivel de detalle. Un detalle que sí fue minucioso en la última operación, practicada ayer en Barcelona, de la se informó 'a toro pasado'. Sólo cuando los médicos confirmaron la benignidad del nódulo pulmonar extirpado al Rey, se dieron precisiones clínicas. Antes, se eludió informar del ingreso de don Juan Carlos en el hospital público universitario y de la inminencia de la propia intervención.

El accidente más aparatoso del Rey se produjo en junio de 1981, cuando sufrió un violento choque contra una puerta de cristal al entrar en la piscina del palació de la Zarzuela tras un partido de squash con Manolo Santana. Don Juan Carlos sufrió heridas en tórax, piernas, ambas manos, antebrazo y nariz. Tuvo escayolado un brazo más de cuatro semanas. En enero de 1983 padeció otra aparatosa caída mientras esquiaba en Gstaad que le obligaó a pasar por el quirófano en varias ocasiones. Sufrió una fisura de pelvis que lo mantuvo más de un mes en reposo absoluto. La lesión derivó en un hematoma interno que le produjo una fibrosis reactiva y diversos problemas urogenitales de los que tendría que ser intervenido en julio de 1985.

El fantasma del cáncer

La operación generó toda suerte rumores sobre la salud del Rey. José María Gil-Vernet, su urólogo durante casi dos décadas, los atajó explicando que se le intervino para librarlo de la fibrosis, y no por ningun otra causa. Se liberó el uréter de don Juan Carlos de un tejido que se analizó en Barcelona y Houston. Sin motivo de alarma «queríamos asegurarnos, y el diagnóstico de que era una fibrosis reactiva fue unánime», dijo el urólogo, alejando el fantasma del cáncer. El urólogo volvería al ojo del huracán cuando en 2004 denució la desaparición de su despacho de unos documentos entre los que incluyó el historial clínico del Rey.

En 1991 otro accidente de esquí sembraba la inquietud en torno a la salud del Rey. Esta vez ocurrió en España, en las pistas de Baqueira Beret, en Lérida, donde don Juan Carlos chocó con un esquiador. Tuvo que pasar por el quirófano para ser intervenido por el hundimiento del platillo tibial de la rodilla derecha. Asimismo, fue operado de varices en una pierna en 2001.

A estos incidentes se suman las afecciones que padeció en la infancia y adolescencia. La primera visita a un quirófano de Juan Carlos de Borbón fue a causa de una otitis y fue hospitalizado en Zaragoza por una hepatitis mientras cursaba sus estudios en la Academia Militar.