Clara Sánchez ha logrado la última edición del Nadal con este thriller psicológico. :: LA VOZ
LITERATURA

«La impunidad con la que los nazis han campado por España es escandalosa»

La autora de 'Lo que esconde tu nombre', que ha recibido cartas amenazantes por su novela, presentará hoy el libro en la Fundación Caballero Bonald Clara Sánchez Escritora y ganadora del Premio Nadal 2010

| CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ni el terror prescribe ni la intolerancia tiene fecha de caducidad. Clara Sánchez ganó el Nadal el pasado 5 de enero y el mismo día de Reyes recibió varias cartas, firmadas con nombres y apellidos, que la 'invitaban' «a dejar en paz a los pobres abuelitos» de los que habla en su novela. «Esos 'inocentes' ancianitos que aparecen en 'Lo que esconde tu nombre' son, en realidad, oficiales nazis que se refugiaron en las costas españolas para huir de la justicia internacional, después de cometer toda suerte de barbaridades y tropelías». Las presiones no han parado desde entonces. «Poco antes de la presentación del libro en Madrid todavía me llegó una nota en la que alguien, de forma muy intimidatoria, me preguntaba '¿Por qué no me contestas?', '¿De qué tienes miedo?' ¡Hail Hitler!'. Todo ello en grandes letras rojas».

La autora sabía, cuando se puso escribir esta historia, que «desgraciadamente no era un capítulo cerrado». Algunas de las violentas reacciones que ha cosechado han venido a darle la razón. «La correspondencia más dura procede de alemanes que viven en España o en el extranjero, de sus descendientes o admiradores, y ni siquiera muestran un asomo de arrepentimiento o de vergüenza. Ésa es una constante que no dejará de sorprenderme: es como si no tuvieran conciencia».

Sánchez contará esta tarde, en la Fundación Caballero Bonald, por qué decidió embarcarse en este duro thriller psicológico. «Es difícil asimilar que un matrimonio de jubilados, que hace una vida apacible y tranquila, pasea en pantalón corto por la playa y compra yogures desnatados es, en realidad, una pareja de asesinos, orgullosa de los crímenes que perpetraron, por ejemplo, en Mathausen. Sin embargo, ése es precisamente el sustrato real sobre el que me he permitido imaginar una trama. Esa gente hacía negocios inmobiliarios en la Costa del Sol, o en Denia, donde yo misma los conocí en los 80, o estaban plácidamente jubilados y dormían a pierna suelta». Pero nadie hablaba de ellos, se camuflaban entre los turistas, «eran invisibles para la mayor parte de la sociedad, aunque dieran fiestas sin ningún tipo de pudor, e incluso se codearan con otros personajes políticamente afines».

Venerables asesinos

Había que arrojar luz sobre esa atrocidad, «ponerle encima el foco, insistir en que no es algo que forme parte de un pasado lejano, o de lo que nos separe una gran distancia psicológica». Así que Clara Sánchez, anclándose en esa realidad, levantó una obra basada en cuatro personajes que, además de sustentar el relato de la anécdota, le permiten jugar a la introspección psicológica, el ingrediente básico de toda su producción anterior. Por una parte está Julián, «un superviviente de los campos de concentración que se obliga a sí mismo a continuar la labor 'justiciera' de un amigo suyo, un cazanazis que dedicó su vida a perseguir a los oficiales que lo torturaron». Por otro lado, «una venerable pareja afincada desde hace muchos años en un apartamento de la costa levantina». Y, por último, una joven embarazada, que al principio lo observa todo desde lejos, «porque para ella sí que hablamos de algo distante, viejo».

Esa chica, Sandra, ofrece a la autora la posibilidad de leer los hechos desde una perspectiva distinta, «la de alguien que no los ha vivido». La vigencia de la crueldad y el dolor para unos, frente «al conformismo y al relativismo en el que pueden caer otras generaciones». «Para Julián hay un mundo, que todavía le late dentro, donde la distinción entre víctimas y verdugos está clara, donde existe el bien y el mal, sin medias tintas ni matices. Sin embargo, para la joven, el mundo está hecho de grises, y es un lugar en el que no hay verdades absolutas, en el que todo depende».

Clara Sánchez tiene claras las razones por las que la etapa más negra de la historia de la Humanidad continúa ejerciendo un incuestionable interés para la sociedad contemporánea: «El nazismo nos atrae, en un sentido antropológico, histórico y cultural porque nos presenta interrogantes que, tantos años después, seguimos sin poder responder: no entendemos, y quizá no entendamos nunca, qué circunstancias son las que despiertan el peor lado del hombre, el que le lleva a pensar, o a sentir, que sus congéneres son menos que animales», explica.

«Un hombre es un hombre hasta que se muere, y por lo tanto, al que participó en un genocidio, al que contribuyó a exterminar a 'los otros' no puede aplicársele una justificación a posteriori; no es admisible que se diga 'es que ya son muy mayores', o 'es que fue en un momento histórico, en una coyuntura.'». Para Clara Sánchez, que recalca que «ésta no es una novela de nazis al uso, no ahonda en ese género», lo que más ha podido molestar a los autores de esas notas intimidatorias es que «se habían acostumbrado a vivir en España en una impunidad escandalosa, alarmante, pero nosotros no podemos regalarles nuestro olvido, porque no se lo merecen».

El baremo es «perfectamente aplicable» a otros ámbitos y etapas históricas, como la Guerra civil. «No me gusta que se nos trate como a jovencitos sin formar, que nadie nos ande recomendando de lo que podemos hablar y de lo que no, que nos digan que hay determinadas cosas que es mejor no saber.» «Los nazis que camparon por España a sus anchas al calor del Franquismo y que continuaron después con sus ocupaciones cotidianas como si tal cosa, representan para mí algo odioso y doloroso: ejemplifican a esa gente que es capaz de actuar mal y salir indemne. Hay crímenes y crímenes. Pero algunos no deben prescribir nunca».