Sociedad

Mercedes Agulló descubre la autoría de 'El Lazarillo'

La paleógrafa, que vive en El Puerto, documenta que la obra fue escrita por Diego Hurtado de Mendoza

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La obra cumbre de la picaresca, la primera novela moderna, ya tiene autor. 'El Lazarillo de Tormes', que ha suscitado miles de teorías sobre su autoría, fue escrito por don Diego Hurtado de Mendoza, un hombre de clase alta, erudito, pero cercano a los estratos más bajos de la sociedad. A esta conclusión ha llegado la prestigiosa paleógrafa madrileña Mercedes Agulló, que reside en El Puerto de Santa María. No es difícil imaginar la magnitud de este hallazgo, que la historiadora se niega a calificar de casual. «Han sido cinco años de trabajo e investigación», revisando inventarios de libros y buscando todo tipo de fuentes documentales. A sus 84 años, Agulló ha descifrado uno de los mayores misterios de la historia de la literatura, un descubrimiento que presumiblemente obligará a revisar toda la bibliografía publicada en torno a la obra. 'A vueltas con el autor del Lazarillo' es el resultado de su estudio, un libro que salió publicado ayer de la mano de la editorial Calambur.

La evidencia que vino a confirmar la autoría de Diego Hurtado de Mendoza la encontró Mercedes Agulló entre los papeles de Juan López de Velasco, su albacea y testamentario, un gran personaje de la corte de Felipe II, cosmógrafo, gramático e historiador. López de Velasco fue el encargado de censurar el Lazarillo en 1573, ya que la obra cinco años después de publicarse había pasado a engrosar el Catálogo de Libros prohibidos de la Inquisición. «Se supone que tenía que suprimir todas las referencias a la religión, aunque he de decir que don Diego no era un irreligioso».

Así, entre un gran número de documentos, Mercedes encontró un lote de papeles de Hurtado de Mendoza, acumulados durante más de siete décadas. En un cajón halló dos líneas que decían: «Un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia». ¡Bingo! No obstante, ése no fue el final, sino más bien el punto de partida, el hilo del que tiró la paleógrafa para llevar a cabo su exhaustiva investigación.

Ahora, se esperan largos ríos de tinta, todo tipo de declaraciones y comentarios al respecto. Eso sí, Mercedes Agulló asegura que ella «no va a discutir con nadie».

Ideal renacentista

Don Diego Hurtado de Mendoza fue un «hombre extraordinario, con una capacidad intelectual impresionante», apunta la historiadora. El ideal de hombre renacentista, que aunaba a la perfección las armas y las letras. Nieto del Marqués de Santillana, fue mecenas de pintores y escritores, autor de un sinfín de textos y coleccionista de obras de Aristóteles. Embajador en Roma, Venecia e Inglaterra, también «sabía idiomas, escribía poesía, estuvo en la guerra...». Un «personaje fascinante» que, pese a pertenecer a la clase alta, supo tejer con maestría un fiel retrato de la pobreza de los estratos más bajos. «Además trata a la gente llana con mucha dulzura y ternura, no con desprecio».

Sobre esta figura, ya existen biografías. «La más completa, sin duda, es la de González Palencia y Mele. Es una biografía muy documentada». Aun así, Mercedes Agulló reconoce haber trabajado sobre todo con documentos originales del Archivo Histórico de Protocolos. «He visto el testamento directamente», subraya.

La paleógrafa fue directora durante once años de los Museos Municipales de Madrid. De ella dependieron en su día el viejo Museo de la calle Fuencarral, el Arqueológico, el Centro Conde Duque y la Ermita de San Antonio de la Florida.

Con una bibliografía extensa, formada por más de sesenta títulos, Agulló ha dado al traste ahora con dos siglos de estudios sobre 'El Lazarillo' por parte de expertos eruditos como Martín de Riquer, Blecua, Rico o Rosa Navarro. Ahora, si nadie niega la autoría (parece difícil de refutar), habrá que revisar los libros de literatura y volver a editar la obra, está vez con el nombre de don Diego Hurtado de Mendoza.