Soul Remedy en una de sus actuaciones. / LA VOZ
Sociedad

Música con alma

El grupo de Benalup Soul Remedy reivindica el sonido de los 70, las letras comprometidas y la búsqueda de una identidad propia con 'Last Exit'

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Soul Remedy huye de los clichés, las etiquetas y las corrientes más comerciales que inundan el panorama musical. En su lugar, predican la necesidad de buscar la esencia de la música, su alma y crear un sonido atemporal como el de los viejos clásicos de los años 60 y 70. Toda su filosofía se refleja en su primera maqueta, Last Exit, grabada en directo en el Teatro Municipal 20 de marzo de Benalup, la localidad donde residen actualmente sus músicos. «Estamos realmente orgullosos del resultado, quedó francamente bien», apunta Toni, el vocalista y guitarrista de la banda, de ascendencia inglesa. «Queríamos que reflejara como suena el grupo en los conciertos».

Last Exit conjuga jazz, rock, soul, blues e incluso funky y reggae. Un sinfín de estilos con un denominador común, el espíritu de la buena música, esa que se crea con cariño, que sale desde dentro y no sabe de industrias, clasificaciones ni patrones comerciales. «Se ha perdido la esencia. Antes había bandas que habían sacado dos álbumes y se recordaban muchos años después. Ahora, hay grupos que graban diez discos y es como si no hubieran hecho nada», explica Tony, que rememora su juventud en Londres cuando comprar un vinilo respondía a todo un ritual y se guardaba como el objeto más preciado del mundo. «Hoy en día, los chavales se bajan discografías enteras, se las pasan a su mp3 pero no se paran a reflexionar sobre las letras, la música...».

Al igual que los dorados gurús de los 70 como Bob Dylan o Neil Diamond, este joven compositor también busca el compromiso en sus letras, la reivindicación en forma de inteligentes metáforas que hablan de pobreza, hambre, corrupción... Por ejemplo, el tema que da nombre al disco refleja la nostalgia de los inmigrantes, que se ven abocados a abandonar sus hogares para buscar una vida mejor. «Se trata de un español que se va a Nueva York y rememora su pasado a través de unos acordes aflamencados», cuenta este guitarrista. Para enfatizar ese sentimiento, el pasado 6 de febrero incluyeron en su actuación de Benalup las coreografías de dos bailaoras de flamenco. «Fue precioso, quedó muy bien».

En cuanto al nombre de la banda, responde a esa necesidad de buscar tu alma, tu identidad a través de la música. «Somos seis enamorados de la música americana de raíces negras. Nos guiamos por ese sonido pero al igual que hacen artistas como Paul Weller, buscamos nuestro sonido propio».

Otra de las particularidades de esta banda de Benalup es que en sus filas pueden encontrarse músicos de distintas edades, que se llevan hasta dos décadas de diferencia. «Yo tengo 37 años y el más joven, 17», apunta Toni, el miembro más veterano de la banda. «José y Balbino, los más jóvenes, tienen también otro grupo, Las alas de Ícaro, más próximos al pop independiente, pero se sienten profundamente atraídos por las letras tan profundas de los artistas de los 70. Además, ambos se han dado cuenta que en este estilo se pueden desenvolver mejor como músicos y tienen más espacio para la improvisación, algo que no ocurre tanto en otros géneros, como por ejemplo el pop», asevera Toni, que reconoce que la edad nunca ha de ser un problema. «Loquillo dijo una vez que en España existe la absurda creencia de que hay que ser joven para entrar a formar parte de una banda, cuando hay todavía gente mayor que hace cosas muy buenas. Sólo hay que ver a Dylan, que sigue ahí, o Bono...Además, estoy seguro que lo que les impulsa a seguir para adelante es su necesidad de reinventarse».

Por su parte, Toni confiesa que seguirá persiguiendo siempre su sueño. «Se trata de ir creciendo, no conformarse con tocar en bares pequeño sino intentar llegar a salas más grandes, conquistar al público...». Por el momento, han recorrido los principales escenarios de la provincia: The Fox Tavern, El Cartero o Mucho Teatro, donde anoche ofrecieron un potente directo.

Trabas de la industria

En opinión de este veterano músico, la actual industria musical se basa demasiado en la imagen de los artistas y no en su talento o capacidad creativa. Algo que ha existido siempre pero que ha ido degenerando en los últimos años. «En los años sesenta y setenta la gente veneraba a músicos que eran gordos y bajitos, porque lo realmente importante era lo que hacían. Ahora hay que tener una cara perfecta, abdominales... Se ha perdido la esencia de la música. Por otro lado, las discográficas se empeñan en exprimir los trabajos de los artistas y exigirles que saquen un disco nuevo cada dos años», algo que va en detrimento de la creatividad y la inspiración. «Es un universo muy materialista y vanidoso, donde no hay oportunidades. Es muy difícil encontrar a un productor que apueste por ti», se lamenta el líder de Soul Remedy. «En este sentido, hay que beber de los clásicos, que son los que nunca mueren. Mira Aretha Franklin, sigue estando ahí, sonando en todas partes después de cuatro décadas».

alenador@lavozdigital.es