SIERRA. El restaurante está dirigido a todos los públicos. / C.
Sociedad

La resurrección del Regantío

Los fundadores de Oleum Viride compran la bodega pionera en la elaboración de tintos andaluces para desarrollar un ambicioso proyecto enológico, gastronómico y turístico

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El pasado domingo abrieron sus puertas por primera vez. Fue sólo para la familia. Pero ya este fin de semana la cosa va en serio. De primero papas con carne o garbanzos con tagarninas y de segundo, o perdices en salsa, o lomo en manteca acompañado de papas y huevos fritos. De postre carne de membrillo con queso y miel de la Sierra de Cádiz. «Queremos recuperar la cuchara», dice Luis Lucero, ingeniero de Montes y emprendedor. En su día, hace pocos años, puso en marcha la almazara de aceites Oleum Viride en Zahara y ahora exporta este producto de la Sierra de Cádiz a los cinco continentes. Su nuevo reto se llama Compañía General de Vinos de Cádiz. La ha puesto en marcha con un grupo de empresarios de la provincia y su centro de operaciones será la finca El Regantío, situada en unos privilegiados terrenos a medio camino entre Villamartín y Arcos, en plena Sierra de Cádiz.

El restaurante que acaban de abrir, exclusivamente atendido por mujeres de Zahara de la Sierra y con Rosa Moreno «la tata Rosi», como la conocen en el pueblo, al mando de los fogones es tan sólo la primera piedra del proyecto. El restaurante de la finca El Regantío, con capacidad para 105 comensales, quiere convertirse en el primero de la provincia reconocido por el Consejo Andaluz de Agricultura Ecológica, certificando así que todo lo que se sirve en sus mesas procede de cultivo o producción ecológica.

Por lo pronto han empezado a abrir viernes y sábados para dar almuerzos y cenas, y los domingos para dar almuerzos. La propuesta es platos de toda la vida, cocinados a fuego lento y con materia prima ecológica, de primera calidad y precio cerrado, 25 euros por persona y, además, con vino gratuito, el de la casa, que se incluye en el menú, además de un original servicio de guardería de niños. Así, éstos podrán estar fuera jugando al cargo de unos animadores mientras los padres comen en el restaurante. La oferta incluye una merienda de pan con chocolate para los chiquillos. «Queremos que aquí no sólo la comida sea de fuego lento, sino también todo lo demás. Sólo se dará un servicio por mesa. Queremos que disfruten de la experiencia y también sus hijos para los que se diseñan actividades propias con un animador».

Pero el restaurante es tan sólo una de las patas del ambicioso proyecto liderado de Luis Lucero. Oleum Viride, su empresa dedicada a la elaboración de aceites con sede en Zahara de la Sierra, tiene la mayoría de las acciones que han comprado a la bodega Ruiz Iborra, de Málaga, que fue la que se la compró al fundador del Regantío Viejo, Marcel Fernández.

Pioneros en el vino tinto

Fernández, de origen argelino, fue el pionero en la elaboración de vinos tintos en Andalucía. Plantó cepas de variedades tintas en la Sierra de Cádiz y sacó al mercado el Regantío Viejo, un vino que con los años se hizo muy popular. Hoy en día el número de tintos en la Sierra de Cádiz supera la decena.

La Compañía General de Vinos de Cádiz se ha hecho con una finca de unas 100 hectáreas. 70 de ellas están dedicadas al cultivo de la aceituna y otras 30 a la de uvas de las variedades cabernet sauvignon, merlot y syrah.

El aceite obtenido será comercializado por Oleum Viride manteniendo la misma línea de calidad y alta gama que le caracterizan, mientras que en torno al vino se creará un proyecto muy ambicioso.

En principio se abrirá un pequeño complejo turístico de 10 casas rurales que se podrán alquilar. A las personas que se alojen en ella y también a los visitantes, además del restaurante con cocina de toda la vida, se le ofrecerán diversas actividades relacionadas con el enoturismo, un campo en plena expansión y en el que ya se trabaja en la provincia con proyectos como los de las rutas del vino y el brandy.

Este proyecto turístico del Regantío será coordinado por Eduardo Sánchez Vallejo, un profesional gaditano con un amplio currículum que incluye la subdirección del Parador Hotel Atlántico de Cádiz y su estancia en Estados Unidos en la prestigiosa cadena de hoteles Sheraton.

El plan también incluye la creación de un aula de trabajo con la Universidad de Cádiz sobre el vino en la Sierra de Cádiz. El propio departamento de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Cádiz ha colaborado en el diseño de los nuevos vinos que va a lanzar la compañía.

La idea es lanzar cuatro líneas de vino. En principio se mantendrá la marca El Regantío para la línea de precios más económicos de la bodega. Bajo este nombre se elaborará un vino tinto del año «que queremos que sea digno, pero a la vez un producto para uso diario, respetando el segmento que ocupaba el vino antes de que nos hicieramos cargo de la bodega».

Luego se crearán otros dos vinos tintos más, ya con algunos meses de crianza en barricas de roble francés y finalmente, lo que será la gran bandera de la bodega: Fine Tempo, un vino de autor y ecológico del que la próxima Primavera saldrá la primera producción, que será tan sólo de 1.500 botellas y que Luis Lucero anuncia ya «que por lo que me han dicho los enólogos y especialistas dará que hablar».

Lucero señala que la bodega Regantío Viejo está llamada a colocarse en un sector alto del vino en España «porque las cepas tienen ya 30 años y porque vamos a intentar hacerlo todo con mucho esmero para conseguir unos vinos de calidad, sobre todo en lo que se refiere a Fine Tempo».

Para desarrollar el proyecto relacionado con el vino, la compañía ha apostado alto y ha fichado a un joven enólogo gaditano, Miguel Gómez, de 35 años. Titulado en Enología por la Universidad de Cádiz ha completado sus estudios en California, uno de las zonas donde mejor se hacen tintos en el mundo. También ha trabajado con Álvaro Palacios, uno de los gurús actuales del vino en España y el que llevó a la fama los vinos del Priorato, desconocidos hasta la década de los 90.

Lucero destaca que Gómez ha decidido apoyar el proyecto de la compañía en la Sierra de Cádiz y se ha hecho cargo de la dirección técnica de la bodega y, especialmente, del desarrollo de Fine Tempo, el vino llamado a ser la estrella del proyecto. Las primeras 1.500 botellas del vino no saldrán de la finca de El Regantío, sino de la finca La Covatilla de Zahara de la Sierra, donde el propio Lucero plantó hace 5 años cepas de uvas cabernet sauvignon, petit verdot y syrah.