VUELTA DE HOJA

El futuro ya ha llegado

Los únicos bancos que no experimentan temor ante futuras crisis son los bancos de datos del Reino Unido. Han logrado reunir los ADN de cuatro millones y medio de personas que han tenido problemas con la justicia, con la finalidad de que el día de mañana la justicia tenga menos problemas con ellas para identificarlas. Ni Orwel, ni siquiera Ray Bradbury habían llegado tan lejos. Incluso Kafka ha sido superado por Scotland Yard, que quiere fichar a los posibles delincuentes desde los cinco años, o sea, antes de que hayan cometido ningún delito. Se trata de acumular la información genética de los alumnos de primaria cuya conducta indique que están predispuestos a delinquir, lo que no deja de ser una forma de vengarse por adelantado. Y es que las ciencias forenses avanzan que es una barbaridad.

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Rebatidas las tesis de Lombroso, que estaba convencido de que cierta estructura craneana predispone a su usuario a cargarse a su vecino de la izquierda, Scotland Yard aspira a identificar a los culpables antes de que lo sean. No deja de ser un éxito policial sin precedentes detener a un criminal con anterioridad a que haya cometido el crimen. «Tenemos que saber quién va a ser un peligro para la sociedad», ha explicado uno de esos señores que están persuadidos de que prevenir es mejor que curar.

El Estado policial avanza más que el Estado a secas, pero es una consecuencia de él, entendido como «depositario de fuerzas inmanentes y eternas». Se regresa a la receta de Luis XIV, «el Estado soy yo», pero con protagonista disperso. Al fin y al cabo, el concepto implica una abstracción, pero no deja de ser escalofriante que un niño de doce años, inglés además, o sea miembro de la más evolucionada tribu humana, esté fichado por la poli. No por lo que ha hecho, sino por lo que vaya a hacer.