Cultura

Relevo ante el micrófono

El caso de La Oreja de Van Gogh no es el primero: muchos grupos afamados han sufrido la marcha de sus cantantes y han renovado sus filas con éxito

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A lo largo de las últimas décadas son muchas las bandas que han sufrido la perdida, más o menos predecible, de sus reconocidos vocalistas. El reciente caso de La Oreja de Van Gogh abre un periodo de incertidumbre para el conjunto, que ya ha reclutado a Paulina Rubio como sustituta de Amaia para su próximo disco. ¿Resistirá el grupo la partida de su líder durante los últimos 15 años o terminará por desaparecer de la escena musical? Por difícil que parezca existen múltiples precedentes que demuestran que es posible sobrevivir al cantante, disipar su huella y resurgir de las cenizas con nuevas señas de identidad. Grupos emblemáticos como Pink Floyd, Yes, Iron Maiden, Judas Priest o Black Sabbath son algunos ejemplos. Curiosamente, por las filas de este último llegaron incluso a militar siete voces diferentes tras la marcha del excéntrico y carismático Ozzy Osbourne, quien dos décadas después volvió a reunirse con sus antiguos camaradas sobre el escenario y a grabar un nuevo álbum.

Los excesos con las drogas del primer cantante de Iron Maiden, Paul Di´Anno, llevaron al resto de los miembros a sustituirle por Bruce Dickinson, con quien sin duda la banda alcanzó mayores cotas de grandeza. No obstante, como era de esperar, la necesidad inexorable de desarrollar nuevos proyectos condujeron al artista a renunciar a su puesto doce años después, tambaleando los cimientos de la banda para desilusión de sus miles de seguidores. Tras varias audiciones, los componentes de Iron Maiden se decantaron por Blaze Bailey, amigo y compañero de gira. No obstante, como en el caso de Ozzy, el milagro se hizo realidad y Dickinson, el hijo pródigo, regresó a la formación en el año 1999.

Mucho más cruenta y escandalosa fue la salida de Rob Halford de Judas Priest, una separación incómoda durante la cual tanto el vocalista como sus compañeros le lanzaron todo tipo de armas y acusaciones a través de los medios de comunicación. Halford, pionero en implantar la indumentaria de cuero y los accesorios metálicos -una moda vinculada al fetichismo sexual y al masoquismo de la cultura gay de los 70 que produjo una revolución en el universo heavy- , fue relevado a finales de los noventa por el joven vocalista norteamericano Tim Owens. En 2003, ante los rumores que auguraban el regreso de Rob Halford, Owens decidió despedirse del grupo amistosamente para devolverle su tan preciado liderazgo.

De batería a solista

Otras tres bandas coetáneas, Génesis, Pink Floyd y Yes, máximos exponentes del rock internacional, sufrieron experiencias similares. En la carrera de los primeros puede observarse claramente tres etapas: la de Peter Gabriel, Phil Collins y Ray Wilson. Así, en agosto de 1975, cuando Génesis dio por finalizada la gira de presentación del álbum The lamb Lies Down on Broadway, Gabriel anunció públicamente su marcha alegando motivos personales. El resto de la banda puso todo su empeño en realizar audiciones para reemplazar al artista lo antes posible. El escaso éxito de la iniciativa hizo que el puesto recayera en Phil Collins, que hasta aquel momento había ejercido como baterista. Su fructífera carrera como solista y sus obligaciones familiares le obligaron a anunciar su marcha en 1997, momento en el que entró en las filas de Génesis Ray Wilson, iniciando un nuevo pero breve periodo para el conjunto inglés. Un par de años después el grupo terminó por disolverse hasta que el pasado mes de marzo Phil Collins y dos de los miembros originales -el guitarrista Tony Banks y el bajista Mike Rutherford- anunciaron su reaparición en los escenarios con la inesperada gira Turn It on Again.

Distinto es el caso de los norteamericanos Rage Against The Machine, una banda que tras el abandono de su voz principal, Zack De la Rocha, decidió reinventarse junto a otro afamado cantante -Chris Cornell, ex de Soundgarden- con el nombre de Audioslave. Sin embargo, el nuevo proyecto únicamente sobrevivió cinco años, hasta el pasado mes de febrero, fecha en la que Cornell hizo pública su huida alegando «conflictos irresolubles con los demás miembros del grupo», quienes, a su vez, planeaban su regreso a RATM junto a su anterior colega.

alenador@lavozdigital.es