Vista de varias de las habitaciones del albergue acondicionado en uno de los hangares del antiguo aeropuerto de Tempelhof, en Berlín
Vista de varias de las habitaciones del albergue acondicionado en uno de los hangares del antiguo aeropuerto de Tempelhof, en Berlín - FOTOS: EFE

La Navidad de los refugiados sirios en Berlín

En hangares improvisados, en pabellones y polideportivos... los 65.000 nuevos habitantes inscritos en la capital germana se habitúan estos días a pasar unas fechas señaladas de forma muy diferente a como lo hacían antes. Es tiempo de solidaridad y los alemanes dan cuenta de ella

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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El pabellón de deportes del colegio Poelchau, en el distrito berlinés de Tegel, sirve desde hace varias semanas como dormitorio colectivo temporal para refugiados, por lo que las clases de deporte tienen lugar en el patio, los chicos se cambian en los baños y la función de Navidad ha sido sustituida por celebraciones parciales en las aulas. Los alumnos y las familias lo llevan con resignación, incluso varios voluntarios acudieron el día de San Nicolás con chocolates, nueces y mandarinas a obsequiar a los improvisados inquilinos. San Nicolás, obispo de Mira del siglo IV famoso por apoyar a cuanto pobre se cruzaba en su camino, obsequia a los niños alemanes en el día 6 de diciembre con golosinas y detallitos que endulzan la espera de la Navidad.

Los refugiados, sin embargo, desconocían esa tradición y su deficiente nivel de alemán no daba para muchas explicaciones, así que no alcanzaban a entender qué hacía allí un señor vestido de obispo y la iniciativa quedó un tanto deslucida.

Cada día, de lunes a domingo, Berlín requisa un pabellón deportivo como este para instalar más camas de campaña y dar cobijo a los recién llegados. Cada día, de lunes a domingo, las autoridades berlinesas reciben entre 350 y 450 nuevos refugiados. Oficialmente hay ya inscritos 65.000, pero la ciudad dispone solamente de unas 40.000 plazas de pernoctación. El resto se resuelve gracias a instituciones que abren sus sedes o particulares que reciben a refugiados en sus casas, además de vales de pernoctación en hostales de la ciudad. Los más desafortunados siguen viaje a otras ciudades o duermen en las calles.

Valla improvisada en la frontera sur con Eslovenia, a ambos lados del cruce fronterizo de Spielfeld (Austria)
Valla improvisada en la frontera sur con Eslovenia, a ambos lados del cruce fronterizo de Spielfeld (Austria)

Unos 500 refugiados pasarán esta Navidad provisionalmente instalados en el Centro Internacional de Congresos ICC, que está remodelando a toda prisa una de sus alas en unas obras que durarán todavía unas semanas y que están presupuestadas en 833.000 euros. Se está estudiando una ampliación para otras 700 personas, pero antes es necesario desalojar el pabellón número 26, que se necesita para la Semana Verde, que comienza el 15 de enero. Otros 500 refugiados vivirán su primera navidad occidental instalados en el edificio que sirvió de sede a la temible Stasi, el Ministerio de Seguridad de la Alemania comunista. Tanto en estos centros, como en el de Spandau, que alberga a más de mil personas, se está intentando organizar una comida especial de Navidad.

Pero en estos albergues provisionales, con cientos de personas de diferentes países, culturas, idiomas… en situación de necesidad y sin una ocupación, el ambiente es de todo menos navideño. En los hangares del antiguo aeropuerto de Tempelhoff, unos 300 refugiados de los que allí se alojan participaron la semana pasada en una monumental pelea con cuchillos y palos que hubo de ser sofocada por 120 agentes de policía y que terminó con decenas de heridos, entre ellos dos de los guardas de seguridad del recinto.

Refugiados esperan a las puertas de la Oficina de Sanidad y Asuntos Sociales en Berlín
Refugiados esperan a las puertas de la Oficina de Sanidad y Asuntos Sociales en Berlín

«El personal y la capacidad organizativa están ya al límite, poco más se puede hacer que cubrir el día a día, pero hemos de esforzarnos por facilitar la integración de estas personas y una forma es hacerles partícipes de algo tan significativo para nosotros como es la Navidad», explica un portavoz de Pack a bag, una organización que reparte a diario bolsas con artículos de higiene, mantas y mapas de la ciudad en árabe y tikets de metro), «al menos para los niños que han llegado solos a Alemania, habría que organizar algo…».

10.000 menores en Berlín

Esa es otra. Más de 60.000 menores han llegado al país sin la compañía de adultos que los tutelen. Unos 10.000 de ellos están en Berlín y los hay desde 10 años de edad en adelante. Mientras las familias de refugiados se ocupan de integrar a sus hijos en los colegios, que improvisan a toda velocidad las denominadas «clases de bienvenida», las autoridades carecen de instrumentos legales para tomar en adopción a estos otros y responder como tutor a los requisitos que exige la ley. Y sin una autorización de un tutor, ningún menor puede ser matriculado en un colegio.

«No sé si volveré a ver a mi familia. No sé si volveré a celebrar la Navidad como antes»
Masud , sirio de 16 años

«Yo no quiero ir a la escuela. Quiero salir de aquí y quiero trabajar, quiero ganar dinero», explica medio en inglés Masud, un sirio de 16 años al que su padre, encarcelado, le dio instrucciones de irse a Alemania antes de que lo matasen. Masud permanece junto con varios cientos de chicos más en un albergue para menores instalado junto al Estadio Olímpico. A diferencia de la mayoría, sabe perfectamente lo que es la Navidad porque su familia es cristiana, pero aun así encoge los hombros y confiesa: «No sé si volveré a ver a mi familia. No sé si volveré a celebrar la Navidad como antes».

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