Así será la vida de los nuevos refugiados llegados a España

El grupo de doce refugiados -once eritreos y un sirio- llegados a España desde Italia en la noche del domingo pasaron ayer las primeras horas en sus lugares de reubicación, sobre los que el Gobierno no quiere informar. Se sabe que tres eritreos han sido acogidos por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Bilbao y que Cruz Roja se ha encargado de las cuatro mujeres, de esa misma nacionalidad. Tres estarían en Madrid, según la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, y otras fuentes señalan que otros podrían encontrarse en La Rioja.

Se abre para ellos ahora un periodo de cambios e incertidumbre en un país del que desconocen casi todo y al que han llegado escapando de sus países de origen.

En España no tienen familares ni amigos, no hablan el idioma y no conocen su nuevo entorno. Algunos, además, arrastran un curriculum vital muy complicado bajo persecución, pérdida de familiares o torturas.

Por eso, el objetivo es que en cuanto descansen comience el proceso de normalización de sus vidas, tener nociones del idioma e integración en su nuevo entorno, según las diferentes fuentes próximas al sistema de asilo consultadas por ABC. Lo más importante será que logren independizarse y ser autónomos tras pasar por centros o pisos de acogida donde pueden estar entre seis y nueve meses, añaden.

«¿Cómo nos gustaría que nos tratasen si fuéramos nosotros los refugiados?», se pregunta un empleado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para explicar la manera en que deben ser acogidas estas personas. En este sentido, esta misma fuente señala que hay que aprovechar la «ola de solidaridade intererés por los refugiados» desplegada por los españoles para ayudarles en su nueva vida y también para «revisar el sistema de asilo en España» y mejorarlo. Se refiere a esa ola popular que ha llevado al Gobierno español a cambiar su discurso en apenas unas semanas y abrir, aunque sea tímidamente, las puertas a los refugiados.

CEAR aplaude la llegada de este primer grupo, pero recuerda que son solo doce de los 160.000 cuya reubicación ha acordado la Unión Europea, adonde han llegado a lo largo de este año unas 750.000 personas a través del Mediterráneo. Este grupo no es más que «una ínfima gota de alivio en medio de un océano de retrasos, regateos y parches» de las autoridades, critica esta ONG en un comunicado. El proceso es «desesperadamente lento», añade.

Proceso de asilo y refugio

De momento, «los trabajadores sociales tomarán contacto con ellos para evaluar sus necesidades y poner en marcha trámites como el empadronamiento, tarjeta sanitaria y diseñar lo que se conoce como un itinerario de integración», explica Mónica López, coordinadora de Acogida de CEAR. Eso incluye la inmersión lingüística y el acceso al mercado laboral. Dentro de seis meses ya podrán trabajar si logran un empleo. También deberán conocer su nuevo barrio, la gente, el transporte, ir al centro de salud o a las clases. «El objetivo es que sean autónomos», añade López.

Paralelamente se abre el proceso de asilo que, casi con toda probabilidad, acabará convirtiéndolos en refugiados, en un periodo de entre seis meses y un año. Así, contarán con protección internacional y no podrán ser devueltos a sus países. Si lo desean obtendrán la nacionalidad española en cinco años, en la mitad de tiempo que otros extranjeros.