El movimiento proclima bloquea Berlín

lLa mayoría de los participantes forma cadenas humanas alrededor de la mayor rotonda de la capital alemana

Activistas climáticos y simpatizantes del grupo Extinción Rebelion dificultan el tráfico en Berlín Reuters

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Sin aviso previo y con la consiguiente interrupción del tráfico, el movimiento proclima bloquea desde las cuatro de la mañana el nudo de comunicaciones de Siegelseule, crucial punto de distribuidor de tráfico en la capital alemana, impidiendo el tránsito con sentadas en las que participan varios cientos de activistas y barricadas de madera con las que cortan la circulación.

Mientras la mayoría de los participantes forma cadenas humanas alrededor de la mayor rotonda de Berlín , un equipo ha construido un arca que evoca la figura bíblica de Noé y que ha sido situada en el centro de la acción. En paralelo a esta movilización, varios piquetes impiden la entrada a Ministerios del gobierno alemán, como el de Agricultura, y también a la Cancillería, de manera que Berlín, al menos su barrio gubernamental, comienza la jornada y la semana en medio del caos y con severos retrasos en la administración y los servicios.

«Optamos por esta acción porque es la única manera de garantizar que llamaremos la atención, porque estamos hartos de ser ignorados por el gobierno. Y si nos estamos saltando algunas reglas es seguramente porque esas reglas deben ser cambiadas», defiende Sebastian Lehnart, uno de los portavoces de este movimiento no estructurado, que ha convocado a los participantes en las protestas a través de las redes sociales y que desea así hacer pública su condena al paquete de normas climáticas presentado por la gran coalición alemana el pasado septiembre y que consideran «absolutamente insuficiente».

En total son varios miles de activistas, se hacen llamar Extinción Rebelión y cuentan con algunas celebridades entre sus partidarios. «Lamentamos las molestias, le aseguro que estamos haciendo lo posible para que las personas que se quedan atrapadas durante horas en sus coches se sientan lo mejor posible, pero es necesario llevar a cabo este tipo de acciones y sepa que contamos con la aprobación de la mayoría de esos conductores, que entienden lo que estamos haciendo y nos muestran su apoyo».

La Ley de Protección del Clima por valor de 54.000 millones de euros acordada por el gobierno hace dos semanas y que el gabinete de ministros de Merkel tiene proyectado aprobar el miércoles, «no contiene ningún objetivo nacional concreto para el ahorro de CO2 en 2040», explica Lehnart, «la promesa de que la República Federal logrará la neutralidad de los gases de efecto invernadero para 2050 tampoco es vinculante, sino que se presenta como un objetivo que debe ser perseguido. Y con eso no basta. Exigimos que el incumplimiento de ese objetivo sea ilegal».

Las críticas a la nueva normativa climática se han multiplicado en los últimos días, incluso dentro de las filas del gobierno. El ex político de la CDU, Ruprecht Polenz, se ha quejado en Twitter de que «son necesarios objetivos claros, para poder alcanzar el objetivo climático de París, y mecanismos de revisión anual de los resultados intermedios logrados que sean hechos públicos». Dietmar Bartsch, desde La Izquierda, ha twitteado por su parte: «¿Qué tipo de gobierno es este? Cada semana una nueva opinión. No se lo permitiremos». La jefa del grupo parlamentario de los Verdes, Britta Haßelmann, ha hablado de una «bancarrota». «¡Increíble! … Según el paquete climático anunciado, el cumplimiento de los objetivos climáticos de París no es posible. Aparentemente, #BRG (el gobierno federal) todavía no selo toma en serio. La situación no puede ser peor». El candidato del SPD, Karl Lauterbach, ha añadido a la polémica que «si el paquete climático se debilita aún más, es solo un tigre sin dientes. Debe ser mucho más costoso y drástico. Por nuestros hijos. El SPD no debería estar en el lado equivocado de la historia».

El paquete de leyes acordado incluye ya una elevación severa de los costes del transporte y de los impuestos relacionados con las energías. El Gobierno alemán aumenta, por ejemplo, la presión fiscal sobre los billetes de los vuelos realizados dentro de Europa a 10,43 euros desde los actuales 7,50 euros. Está previsto también un aumento de los impuestos sobre los billetes para los vuelos de medio recorrido desde 23,43 euros a 32,57 euros, según consta en el documento. Los impuestos sobre los vuelos de largo recorrido ascenderían a 58,63 euros, desde los 42,18 euros actuales. Los derechos de contaminación que las empresas tendrán que obtener para la venta de combustibles fósiles costarán unos 10 euros por tonelada en 2021. Más tarde, el precio seguirá aumentando.

Las subidas impositivas, que entrarán en vigor a partir del 1 de abril de 2020, ayudarán a implementar políticas pro clima sin que el Estado alemán renuncie a su estricto equilibrio presupuestario. «Son cantidades insuficientes, con esto no basta, es necesario un cambio mucho más radical y no seguiremos esperando», afirma otra de las activistas, Lara Stendahl, que añade que «lo que queremos provocar no es solamente un cambio de ese proyecto de ley, ni siquiera un cambio del clima, sino un cambio cultural que va mucho más allá».

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