Llega la primera sentencia por los «bebés robados»

La Audicencia Provincial de Madrid dará a conocer este lunes el fallo sobre el doctor Eduardo Vela, acusado de entregar a Inés Madrigal al nacer a una pareja que no eran sus padres biológicos

Inés Madrigal (drcha. de la imagen) en la puerta de la Audiencia Nacional antes del inicio del juicio contra el doctor Vela Guillermo Navarro

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Este lunes la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid ha citado al doctor Eduardo Vela y a su abogado para notificarles la sentencia sobre el primer caso de bebés robados que consiguió ser llevado a juicio.

El ginecólogo, que ahora tiene 84 años, se enfrenta a una petición del fiscal de once años de prisión por el robo al nacer de Inés Madrigal para dársela a un matrimonio de manera ilegal. Esta pareja consiguió inscribir al bebé como su hija biológica gracias a la inscripción de nacimiento con datos falsos expedido por el doctor Vela. La fiscal solicita además una indemnización de 350.000 euros para Inés por los daños morales causados. La denunciante eleva la solicitud de pena a 13 años de cárcel.

Durante el juicio, el doctor Vela no respondió a prácticamente ninguna de las preguntas de la fiscal y del abogado de la acusación al no recordar nada. Solo llegó a decir que él «no había entregado una niña a nadie».

Se estima que alrededor 300.000 recién nacidos fueron sustraídos entre 1940 y 1990 en nuestro país, según las estimaciones de la asociación SOS Bebés Robados. Cerca de 30.000 han sido denunciados pero solo uno ha conseguido llegar a la Justicia. Es el caso de Inés Madrigal.

Hace 49 años, esta mujer fue robada a su madre biológica al nacer en la Clínica San Ramón de Madrid y entregada a otra familia, que la pudo inscribir como su hija legítima gracias al certificado de nacimiento con datos falsos expedidos por el doctor Eduardo Vela, entonces director médico y uno de los propietarios de ese centro.

La mujer decidió denunciar el caso después de que su madre adoptiva —Inés Pérez—, decidiera confesarle la verdad al cumplir los 18 años. En su relato, la Fiscalía señala que en 1969 un sacerdote amigo de Vela le comunicó que un matrimonio (ambos ya fallecidos) eran estériles y deseaban tener un bebé. El acusado convocó a la pareja a una reunión para comunicarles que le haría entrega de un bebé «al margen de la legalidad».

Entre los tres acordaron ocultar la identidad real de la niña robada mediante la inscripción en el Registro Civil como hija biológica del matrimonio.

El médico, además, instó a la mujer a que mientras se resolvía el tema fingiese un embarazo «colocándose un cojín en el abdomen, debiendo simular en presencia de conocidos y vecinos los síntomas propios a la gestación como las náuseas». Al final todo ello no fue necesario porque al día siguiente convocó de nuevo a la pareja en su despacho para entregarles, sin el consentimiento de sus padres biológicos, una niña de pocos días.

Entre los tres, «y guiados por el ánimo común de ocultar la verdadera identidad de la recién nacida», cumplimentaron el cuestionario que debían enviar al Registro Civil figurando la pareja como los auténticos padres y donde también aparecía la niña «como nacida a las 12 horas del día 4 de junio de 1969».

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