Alcohol, fiesta y coche: así son las «horas mortales» de los jóvenes de toda España

En el 55% de los accidentes de fin de semana en verano están implicados los jóvenes. Miles de ellos mezclan alguna droga, sobre todo alcohol, y carretera. La situación se radicaliza hasta el extremo en la madrugada

Un grupo de jóvenes disfrutan de su tiempo de ocio, una noche de esta semana, en Barcelona ADRIÁN QUIROGA
Érika Montañés

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Sábado y dómingo. De madrugada . Los jóvenes están implicados en el 45%de los siniestros en carretera. En verano, en el 55%. Con la nocturnidad la situación se hace tan grave que el 31% de los españoles mueren en accidente por la noche-amanecer, porcentaje que sube hasta el 53% en el caso de los jóvenes de 15 a 30 años. Son especialmente trágicas las horas que van de las 6 a las 9 de la mañana. Son las llamadas horas brujas. ¿Qué es lo que está pasando?

Es necesario empezar por las cifras, porque todavía hay quien niega que sucesos dramáticos como el que hace una semana sembró de dolor la tierra salmantina de Alba de Tormes se deben a un modelo de ocio nocturno equivocado, asentado en las drogas, preferentemente el alcohol, y que ha convertido la conducción postrera en un acto social. Seis pasajeros en un coche manejado por un consumidor de cocaína y anfetaminas como Alejandro alias «Pecho», de 29 años, es un pasaje directo a la muerte . Víctor, Raquel y dos muchachos llamados Roberto la encontraron en una vía secundaria.

Los datos que retratan esta lamentable «costumbre» los facilita a ABC uno de los mayores expertos en seguridad vial del país, el catedrático de la Universidad de Valencia Luis Montoro. El también presidente de Fesvial (Fundación Española para la Seguridad Vial) cuantifica en 17.000 los jóvenes de entre 15 y 30 años muertos en carretera desde el año 2000. ¡17.000! Montoro no alberga dudas: «Los jóvenes sobrevaloran su capacidad como conductores, y cuando van varios en el coche tienen una conducta aún más exhibicionista».

La mezcla de comportamiento en colectividad, sustancias y nocturnidad arroja unos resultados imprevisibles. Y deja víctimas colaterales, como las decenas de ciclistas atropellados que coinciden en los metros de alquitrán con los que regresan de fiesta a primera hora de la mañana. La situación se agudiza especialmente en este periodo de verbenas en pueblos próximos, y el disfrute de más tiempo lúdico. Francisco Canes, en silla de ruedas por un accidente de tráfico, preside la asociación de víctimas DIA y Fundtrafic. «Está ya tan normalizado el consumo en nuestra sociedad que es difícil trasladar que el alcohol sí está matando. Hay jóvenes que se debaten todos los fines de semana entre coger su coche y estar en 10 minutos en la puerta de su casa o esperar a que llegue un taxi o un autobús. La diferencia es que puedes no volver nunca», dice.

Zona de ocio de Alicante, esta semana, repleta de jóvenes JUAN CARLOS SOLER

Montoro ahonda en esa reflexión: «Los varones tienen cuatro veces más de posibilidad de morir por estas circunstancias» . Ellas suelen ser más prudentes. El profesor aconseja: «Los pasajeros tienen que ser abstolutamente radicales en impedir que una persona que ha consumido conduzca». El objetivo no es otro que «defender su propia vida». La conclusión, pesimista, es que la estampa se repite por todo el país. Sin distinción. Les invitamos a este paseo en coche con los redactores de ABC:

Jaén: profesionales encaran la tragedia cada sábado

Juan Manuel Alcalde excarceló el cadáver de su propio hijo el 20 de agosto de 2011. «Actué como un profesional mientras sufría como un padre», aclara este bombero afincado en el municipio jiennense de Los Villares. Con el accidente de Salamanca rememora su tragedia: «Siempre que mueren chicos en la carretera recuerdo a David».

David tenía 17 años. Era la segunda vez que salía para retornar de madrugada. Iba de copiloto en el coche que se estrelló en un muro próximo a la vivienda familiar. El conductor, ileso, dio positivo en alcohol. La víctima tendría hoy una breve vida por detrás y grandes proyectos para el porvenir, como los de los jóvenes salmantinos, de cuyo siniestro Juan Manuel responsabiliza,en parte, a una sociedad permisiva con el consumo etílico. El director provincial de tráfico de Jaén, Juan Diego Ramírez, admite que un tercio de los accidentes de circulación se derivan de la ingesta de alcohol, aunque puntualiza que en los controles disuasorios de la Guardia Civil y las policías locales los positivos por consumo de droga son más numerosos. Ramírez lamenta todos los siniestros, pero especialmente aquellos que provocan víctimas jóvenes: «Me entristezco mucho cuando veo que son chicos que estudian bachillerato o que empiezan su carrera o trabajo».

Comparte su pesadumbre Juan , un policía local de Jaén que ha sufrido, dice, cuando ha tenido que auxiliar a chicos atrapados en vehículos siniestrados. El sufrimiento, no obstante, es patrimonio casi exclusivo de los padres. María de los Ángeles estuvo la semana pasada a punto de llamar al hospital porque su hijo mayor no dio señales de vida tras acudir a un festival en Alcalá la Real: «Sé que no conduce si bebe, pero estaba muy nerviosa. Ser madre es esto». Pedro, su marido, discrepa. Esmás frío que su mujer y confía plenamente en su hijo, asevera. Informa Javier López.

Alicante: la afluencia de población acentúa el problema

José Luis Fernández informa de que la Policía Local de Alicante reforzó la semana pasada los controles de alcoholemia en los accesos al casco urbano y en las zonas de ocio nocturno –Playa de San Juan, campo de Golf, casco antiguo y centro– dentro de las medidas del Ayuntamiento para conseguir «una ciudad 0,0 en alcohol». Tarea difícil, por no decir imposible. Esa etiqueta ambiciosa asiste también a la Plataforma 0,0, integrada por madres y padres que quieren «sensibilizar a las administraciones de que se está normalizando el consumo de alcohol entre menores, desde los 12 años», una meta secundada por 27 AMPA, clubes deportivos y asociaciones, explica su fundadora, Marisa Chilar. «Tratamos de concienciar para que cuando llegue el momento de ponerse al volante, sepan lo que es tomarse una copa», añade.

Proyecto Hombre, una de las entidades de esta plataforma, impulsó actividades de ocio alternativas durante las últimas romerías de la Santa Faz, la segunda peregrinación más multitudinaria de España, con 200.000 participantes. En esta fiesta se montan macrobotellones todos los años. «Algunos chicos no comían la víspera para que les subiera antes, bebían a primera hora para llegar a la playa en coma etílico a las doce del mediodía», relata Chilar.

La afluencia de turistas al litoral alicantino incrementa la población en fechas vacacionales y agrava los riesgos al volante.El pasado fin de semana los dos conductores implicados en los accidentes más graves dieron positivo por sustancias. Las consecuencias del hábito pernicioso se reflejan incluso en «agresiones a policías» o a otros conductores, constata Nicolás Condés , coordinador de áreas de Prevención en Proyecto Hombre. No en vano, el alcohol es una droga depresora «que baja las alertas del sistema nervioso central». Hay que eliminar su asociación con «pasarlo bien», opina, y «desde el entorno se les tiene que poner límites para que sean responsables de las decisiones que toman, porque tienen consecuencias».

Barcelona: el «parkineo» se adueña de las periferias

En Cataluña existen dos culturas paralelas, informa Miquel Vera . En Barcelona los jóvenes acuden a discotecas y zonas de ocio céntricas, donde se puede llegar en transporte público. Muchos van en bicicletas, inclusive. Entre quienes viven en pueblos y zonas periféricas pervive una mayor afición por el coche y los macrolocales a las afueras. Así que la mortalidad al volante recae normalmente en carreteras secundarias de poblaciones como Blanes, Salou, Mataró o Molle. También son mucho más comunes aquí los controles de alcoholemia y drogas cercando discotecas míticas como Florida 135 (en Lérida) o las barcelonesas Row y Malalts de Festa.

A pesar de las multas y de los conocidos riesgos, algunos siguen tentando a la suerte. «Cuando son trayectos más o menos cortos a veces te arriesgas y dices lo de “no va a pasar nada”», explica a ABC Marina J., una joven de Sabadell (Barcelona) que coge el coche asiduamente tras salir de fiesta. A pesar de ello, resalta que en trayectos más largos, deja de beber cuatro o cinco horas antes, come y bebe agua para recuperarse y se asegura de tener un copiloto que la mantenga alerta.

«A veces duermes en la zona de “parkineo” pero más para descansar que para bajar el alcohol», comenta. Otra amiga suya reconoce que pocas veces se hacen turnos de «conductor abstemio». «Siempre está el típico que no tiene carné o que prefiere no compartir su coche. Eso complica este sistema», afirma. Algunos de los jóvenes entrevistados reconocen haber conducido profundamente bebidos o haber llenado su coche e incluso el maletero con más pasajeros de los que admitían sus vehículos en más de una ocasión.

Santiago de Compostela: la comitiva se desplaza a las macroverbenas

El verano cuenta con una especial idiosincrasia en Galicia. La región no es asidua a las macrodiscotecas, pero sí a las macroverbenas. El foco de la fiesta se traslada cada semana a una localidad distinta, allá donde tengan una fecha confirmada las orquestas Panorama, París de Noia o el Combo Dominicano. La comitiva reúne a cientos de personas en una aldea perdida de la Galicia rural, adonde los jóvenes viajan con sus coches, directos a una noche de diversión, informa David Gómez.

Fuera de las grandes urbes se sigue adoleciendo de transportes colectivos competitivos, por lo que el carné es la «salvación» también a la hora del ocio. Lo ratifica el activista por la seguridad vial Benito Bouzada , que recuerda que con la crisis se «redujo» el número de servicios del transporte público que llevaba a los jóvenes a los puntos de fiesta, el llamado «Noitebus», en una región con la población muy desperdigada . Bouzada ve que «la alarma social es insuficiente». «No es un accidente de tráfico conducir después de pasar toda la noche bebiendo y tomando sustancias», subraya. «La solución está de la mano de la sociedad, no solo de la Administración».

Varios jóvenes consultados aseguran que se reparten las labores de conducción, haciendo que una persona no beba para que pueda llevar el coche. También se recurre a los «abstemios». No obstante, María, nombre ficticio, de la localidad lucense de Castroverde, alerta de que eso no siempre es lo habitual. «En el 98% de los casos beben lo que haya que beber. A lo mejor uno bebe tres copas, pero son muy pocos los casos en los que uno no bebe para conducir. Coge el coche el que menos sueño tenga o quien menos afectado esté», remarca. También, recuerda, para volver a casa se utilizan los viejos trucos de evitar las salidas principales de los pueblos para no toparse con controles de la Benemérita.

Santander: controles en los acceso a festivales

Rocío Fernández Ortiz informa de que el pasado 7 de julio, cuatro jóvenes resultaron heridos en un accidente en la A-8 a la salida de la localidad cántabra de Caviedes. Venían de un festival de música en Vigo rumbo a Barcelona. El siniestro a las 8.45 horas fue el último de estas características en la región, donde durante los fines de semana de verano c recen los desplazamientos en coche a las zonas de ocio nocturno, dentro de la propia comunidad y a provincias limítrofes.

JUAN CARLOS SOLER

Santander concentra la mayor oferta, pero en los meses estivales ésta se dispersa por otras localidades y los movimientos por carretera no solo terminan en las puertas de la discoteca de moda, sino en los accesos a conciertos, festivales y multitud de fiestas tradicionales. A estos puntos se suman otros del litoral donde se concentra la juventud entre junio y septiembre, como Noja, Somo o Suances. Entre las 0.00 y las 2.00 horas y las 6.00 y las 10.00 del sábado y el domingo se dispara el número de denuncias a conductores bajo la influencia de alcohol y drogas. En 2018, se interpusieron más de 3.800 y en lo que va de 2019 se han formulado más de 1.700, según la Dirección General de Tráfico . Solo en la última campaña especial de control de estas sustancias (del 3 al 9 de julio) detectó a medio millar de automovilistas que dieron positivo.

Al margen de interpretaciones, la cifra de jóvenes bebidos y drogados al volante no ralentiza su marcha. Según el profesor Montoro, más bien acelera «porque no tienen miedo a ser interceptados (y menos sancionados) por su mala conducta al volante. En el terreno psicológico, además, el joven piensa que la muerte no sobreviene con tan poca edad , que es algo que solo sucede a los mayores. Grave error».

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