El Papa Francisco saluda a fieles a su llegada este martes a la Catedral de Santiago de Cuba
El Papa Francisco saluda a fieles a su llegada este martes a la Catedral de Santiago de Cuba - efe

El Papa pide en Cuba «cuidar a las familias, espacios de libertad y centros de humanidad»

Francisco anima a no perder la comunicación dentro del hogar

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Aunque está exhausto al cabo de cuatro días de actividades continuas bajo un calor y una humedad despiadadas, al Papa Francisco le cuesta irse de Cuba. En su último encuentro, dedicado a las familias cubanas antes de emprender viaje a Washington, el Santo Padre les ha dado las gracias «por hacerme sentir todos estos días en familia», y porque «este encuentro con ustedes es como ‘la frutilla de la torta’ (la guinda del pastel)» al término de los cuatro días su visita.

Para esta reunión de sabor hogareño –celebrada en la catedral de Santiago de Cuba, una ciudad que celebra el 500 aniversario de su fundación–, el Papa escogió comentar el pasaje evangélico de una fiesta: las bodas de Caná.

Las bodas son fiestas de dos generaciones, animadas por la esperanza de una tercera, pues «da alegría al alma ver a los hijos crecer y que puedan formar su hogar. Es la oportunidad de ver, por un instante, que todo por lo que se ha luchado valió la pena».

El Papa les hizo notar que «Jesús comienza su vida pública en una boda», y añadió que «resulta interesante observar cómo Jesús se manifiesta también en las comidas, en las cenas. Comer con diferentes personas, visitar diferentes casas fue un lugar para dar a conocer el proyecto de Dios».

Francisco les recordó que «la comunidad cristiana llama a las familias con el nombre de iglesias domésticas, porque en el calor del hogar es donde la fe empapa cada rincón, ilumina cada espacio, construye comunidad».

Pero las fracturas en las familias, y la rápida invasión de nuevas tecnologías en las casas dificultan la conversación. Por desgracia, según dijo, «en muchas culturas van desapareciendo hoy esos momentos familiares. Poco a poco todo lleva a separarse, a aislarse. Escasean momentos en común para estar juntos, para estar en familia».

El Papa no quería terminar su visita en un tono negativo, pero sí alertar a los cubanos de un riesgo que acecha hoy a todas las sociedades pues, cuando desaparece la conversación familiar «la casa va quedando vacía. Vacía de contenidos, vacía de relaciones, vacía de encuentros».

Francisco invitó a ayudar a las familias, pues son el gran recurso del país, a pesar de que «no existe la familia perfecta, los esposos perfectos, ni padres perfectos ni hijos perfectos».

Pero es importantísimo protegerlas, y el Papa lo dijo con gran fuerza: «Cuidemos a nuestras familias, verdaderas escuelas del mañana. Cuidemos a nuestras familias, verdaderos espacios de libertad. Cuidemos a nuestras familias, verdaderos centros de humanidad».

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