El Papa Francisco se retira de la Plaza de la Revolución, en Holguín
El Papa Francisco se retira de la Plaza de la Revolución, en Holguín - efe

El Papa en Cuba: jornadas de doce horas sin tregua con los fieles

El «Misionero de la misericordia», como ha sido llamado en este viaje, ha superado este lunes el día más duro, pero el cansancio va en aumento

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Ninguna persona de setenta y ocho años que realiza un vuelo trasatlántico de doce horas debe soportar después una larga ceremonia en el aeropuerto bajo una luz cegadora y un calor y humedad agobiantes. Por si eso no bastase para poner la salud seriamente a prueba, la mayor parte del desplazamiento desde el aeropuerto a la ciudad debe hacerse en pie y saludando a los dos lados de un vehículo abierto, es decir, sin aire acondicionado.

Aunque el cansancio se notaba en su rostro –más bien tenso– ya el sábado durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de La Habana, el Papa Francisco logró terminar la «jornada de fuego» del domingo sin graves daños.

El «Misionero de la Misericordia», como se le llama en el lema de este viaje, salió de su residencia en la nunciatura de La Habana el domingo a las ocho de la mañana camino de la Plaza de la Revolución

, donde dedicó media hora a saludar a los fieles desde el «papamóvil» y a los enfermos caminando a pie delante de una larga fila de personas en silla de ruedas.

También allí el calor era agobiante, y los ornamentos litúrgicos de la misa contribuyen a aumentar la incomodidad. Terminada la Eucaristía, no tuvo ningún tiempo de descanso sino que se fue a la casa de Fidel Castro [ mira aquí las imágenes] para visitar al «comandante» y regalarle varios libros que puedan ayudarle a orientar esta etapa final de su vida.

Por la tarde se fueron sumando, en una cadena implacable, la visita oficial a Raúl Castro en el Palacio de la Revolucion, el encuentro con sacerdotes y religiosos en la catedral, la visita a un centro de los jesuitas y, finalmente, un tumultuoso encuentro con varios miles de jóvenes.

Sentado durante el discurso

Fue una jornada de doce horas de esfuerzo y, contrariamente a lo habitual, Francisco se mantuvo sentado durante su último discurso, dedicado a los jóvenes. Les dijo que lo hacía porque había tomado notas durante el discurso de bienvenida de uno de ellos, y prefería responder a sus palabras en lugar de leerles el discurso que traía preparado de antemano y que les entregó para que lo leyesen en otro momento.

Había hecho lo mismo poco antes, también para delicia general, en el encuentro con los sacerdotes pues, si los discursos escritos eran buenos, las palabras improvisadas tenían mucho más calor, corazón y sabor de experiencia propia.

A poco de empezar en encuentro con los jóvenes se asomó, sin invitación, también la lluvia. Sandro, el mayordomo, abrió un gran paraguas blanco sobre el Papa, pero Francisco le indicó que se lo llevase. Si se iban a mojar los jóvenes, se mojaría también él, como ha hecho en varias ocasiones en los viajes y en la plaza de San Pedro.

Virgen de la Caridad del Cobre

Después de dos noches en la nunciatura de La Habana, donde se adapta a las costumbres locales en cuanto a comidas, costumbres, etc. el Papa no pasará la noche del lunes en Santiago de Cuba sino en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre.

El Santuario es el corazón espiritual de Cuba

Ese santuario, que conserva la imagen encontrada flotando en la aguas de la bahía de Nipe en 1606 por tres pescadores muy jóvenes –un esclavito negro y dos indios–, es el corazón espiritual de Cuba y, por lo tanto, la meta de la peregrinación del Papa. Su itinerario responde a dos lógicas, la de encontrar a la gente que le necesita y la de su devoción personal.

A Francisco le gusta el estilo espartano del seminario de San Basilio Magno y, por otra parte, residir allí le permite pasar un rato con los seminaristas, el futuro de la Iglesia de Cuba.

Las dos personas que le acompañan más de cerca –casi como sombras– en cada momento son el director de los viajes, Alberto Gasbarri, y el comandante de la Gendarmería Vaticana, Domenico Giani.

En cada lugar se suma también el obispo local que, en el caso de La Habana es, además un gran amigo. El cardenal Jaime Ortega y Alamino, que conoció los campos de trabajos forzados en su juventud, es un campeón de la tenacidad para conseguir poco a poco nuevos espacios de libertad en Cuba y una transición política sin violencia.

El séquito papal

El obispo del lugar acompaña siempre al Santo Padre en el «papamóvil» descubierto, mientras que los componentes del séquito se desplazan por su cuenta con antelación.

El secretario de Estado, Pietro Parolin, acompaña siempre al Papa en los viajes, lo mismo que el vicesecretario, Ángelo Becciu, el «número tres» del Vaticano. En esta ocasión se ha sumado también el responsable de Asuntos Exteriores, Paul Richard Gallagher, ya que este viaje incluye una buena carga de política exterior, sobre todo en Naciones Unidas.

Como siempre, Francisco subió al avión en Fiumicino llevando en la mano su clásico maletín de viaje, una cartera de estilo antiguo y de color negro.

Francisco ocupa el asiento 1A

Nunca deja que se haga ninguna instalación especial para él en al avión. Ocupa el asiento 1A, por lo que tiene siempre una ventanilla a la izquierda. El único «tratamiento especial» es colgar, en el tabique delante de su asiento, una fotografía de alguna imagen de la Virgen.

En el avión de Alitalia que está realizando los cuatro desplazamientos a La Habana, Holguín, Santiago de Cuba y Washington, lleva la imagen de la Virgen de Bonaria –de los «buenos vientos»–, cuyo santuario se encuentra en Cagliari. La devoción a la patrona de Cerdeña y protectora de los navegantes data de 1370, y fue extendida por los mercedarios.

De hecho, el nombre de la ciudad de Buenos Aires fue dado al puerto a petición de los marineros sardos que navegaban con Juan de Garay en 1580.

Jorge Bergoglio ha viajado mucho por América Latina

El mundo es bastante pequeño, y Jorge Bergoglio ha viajado bastante por países de América Latina, pero esta es su primera visita a Cuba, donde había estado solo una vez, debido a una inesperada escala técnica en un vuelo de México a Argentina, pero sin salir del aeropuerto.

Como toda persona que entra en contacto con Cuba y los cubanos, el Papa es un enamorado de esta isla y de sus gentes. Y como su corazón le lleva siempre a acercarse a las personas en dificultad, saca fuerzas de alguna reserva especial para añadir etapas y encuentros que no son a veces ni «prudentes» ni «lógicos». Por eso está el lunes en Holguín, una ciudad poco conocida pero que nunca había recibido la visita de un Papa. Como los desplazamientos en la isla son muy difíciles, el Papa ha ido a visitarles.

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