Narcotráfico | cádiz

Asesinato de dos guardias civiles en Barbate, crónica de unas muertes muy anunciadas y avisadas

Jueces, fiscales y cuerpos de seguridad de Cádiz llevan años denunciando la precariedad con la que tienen que combatir a unos criminales cada vez más violentos y mejor organizados

Algunas de las publicaciones sobre la falta de medios y el empuje de los narcos en Cádiz. LA VOZ
María Almagro

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«Van a tener que matar a algún compañero para que se nos haga caso, para que algo cambie y no nos estemos jugando así la vida». Estas palabras las pronunciaba hace más de un año a LA VOZ un agente de la Guardia Civil. Uno de los que están ahí. De los que sienten de cerca el aliento del narco. De los que saben lo que se vive cuando los medios son escasos, cuando la situación se complica y aún así tienen que meter sus botas en el barro y actuar. Ante narcolanchas con patrulleras viejas y precarias, ante fusiles de asalto, AK47, subfusiles o rifles de caza... con pocos efectivos y menos prácticas de tiro todavía, y ante todoterrenos cargados hasta arriba de fardos que embisten sin problema contra sus coches, con o sin indicativos, y que no 'tiran'.

Estas palabras sonaban de forma mucho más dura este pasado viernes. Cuando, por desgracia, el aviso se volvía a hacer realidad en la provincia, en esta ocasión en Barbate, y dos agentes perdían cruelmente la vida arrollados por una de esas grandes 'gomas' contra las que intentan luchar. Ese testimonio es de noviembre de 2022 pero podría haber sido de 2021 ó 2020, 2019 o de mucho antes.

La lucha contra el narco en Cádiz y hasta donde pueden llegar no es para nada nueva. Ha ido cambiando en 'modos' pero siempre ha permanecido y esos avisos se han dado más de una vez. Y así lo ha ido contando este periódico en decenas de ocasiones, trasladando una necesidad con diferentes voces pero que se hacía más patente cada vez que un agente resultaba herido, los operativos eran especialmente arriesgados, violentos y, además entre droga y cientos de detenidos, se incautaban verdaderos arsenales de armas.

El asesinato de Miguel Ángel y David vuelve a poner el foco en esta realidad. Como cuando los 'amigos' de Samuel Crespo entraron armados en el hospital de La Línea para liberarlo tras ser detenido, o como cuando el agente del Destacamento de Tráfico, Fermín Cabezas, fallecía mientras perseguía a un traficante en 2019, o como cuando también perdía la vida el policía local Víctor Sánchez en La Línea en 2017 al intentar dar caza a unos 'matuteros', o el también agente linense Ernesto Pérez Vera, tras ser arrastrado y empotrado por el coche de un narco en La Atunara, tenía que colgar el uniforme para siempre... o Agustín Cárdenas, el guardia civil arrollado en el cruce de la autopista en Jerez por otros delincuentes, o como cuando se tiroteaba a unos agentes en una finca llena de marihuana en Bornos pensando que era un 'vuelco', o como cuando casi han matado a otros policías nacionales o guardias civiles en Algeciras, Chipiona, Sanlúcar, Chiclana, Trebujena... arrollándolos con potentes todoterrenos o provocándoles accidentes... y mucho más... una lista que ya necesitaría de muchas páginas.

Ahora, con este trágico suceso se ha puesto el foco de televisiones y prensa nacional en la falta de medios, como si fuera novedoso, pero que en realidad aquí es una reclamación histórica y que el ministro Marlaska insiste que está solventada con el Plan de Seguridad puesto en marcha en 2018 y prorrogado hasta hoy. Sin embargo, dicho Plan se ha cuestionado también en varias ocasiones en este periódico. Sin ir más lejos hace poco más de un mes.

«En el papel sí es perfecto pero después la realidad es otra muy distinta», afirmaban en ese reportaje desde Jucil. «Es mucho dinero pero ahora se divide cada vez en más provincias y además entre los dos cuerpos; otra buena parte se queda en órganos de investigación en Madrid... no tenemos ni idea de cómo se reparte ese pastel», afirmaban. «Lo que sí sabemos», continuaba, «es que hay compañeros que se están comprando sus propios materiales porque no se les da en dotación y quieren estar protegidos. Eso es así. Eso lo veo yo y no me van a decir que no».

«Además muchas de las patrullas que tenemos siguen estando viejas. El Servicio Marítimo sigue sin tener lanchas adecuadas y suficientes para perseguir a esta gente que cada vez llevan más motores y se la juegan más. Así es imposible...», advertían.

Del mismo modo se pronunciaban desde la AUGC: «Día a día vemos como suben y bajan lanchas por el río Guadalquivir como les da la gana, igual por las costas de Algeciras, o en Chiclana el petaqueo es a diario, vemos que son cifras muy bonitas pero en el terreno no se nota», afirmaban a LA VOZ. «Hablan de que el catálogo está al 90 por ciento pero es obsoleto y no cubre las necesidades de esta provincia. Esa distribución no está bien repartida».

«Hay armamento de guerra y conexiones con bandas extranjeras. Va de mal en peor, la violencia aumenta. Las patrullas están jugándose la vida en esta lucha. Es así de claro. ¡Hace falta algo mucho mejor y sobre todo, más real!», añadían desde la AUGC.

O desde Jupol, «Este Plan vuelve a ser irreal. No se adapta las necesidades. Tienen que asumir que el narcotráfico se ha extendido por toda la provincia de Cádiz. Toda. Hay zonas por Rota, Chipiona o Sanlúcar que ahora es bestial». Y ponían un ejemplo reciente. «El otro día tirotearon con un AK47, un arma de guerra, a unos compañeros de la UPR de Jerez. No hay medios y ellos se crecen».

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Una instancia sin respuesta

También este medio se hacía eco de la instancia que presentaba el sindicato Jucil ante la Dirección General de la Guardia Civil en 2022 para solicitar medios para un castigado Servicio Marítimo. «Están entrando de cinco a seis 'gomas' diarias cargadas de hachís y no tenemos medios», contaban. Entonces se volvía a avisar de que las patrulleras de la Comandancia de Cádiz están más tiempo averiadas que en funcionamiento y que, además, no están adaptadas ya para el trabajo que tienen que desarrollar. Según ha podido saber este periódico dicha instancia jamás fue contestada.

Durante este tiempo también ha sido claro el aviso dado por la Fiscalía Antidroga de Cádiz. En sus últimas memorias volvía a insistir que «el centro neurálgico del tráfico de hachís, procedente de Marruecos, sigue siendo el Campo de Gibraltar y el resto de la provincia de Cádiz», es decir, no solo la zona del Estrecho.

Tras la instauración del Plan de Seguridad la fiscal delegada siempre ha asegurado que se han conseguido desarticular numerosas organizaciones , encontrándose muchos de sus miembros en prisión o huidos de la justicia en Marruecos. Sin embargo, a pesar de ello, el narcotráfico persiste en la zona, «porque otros clanes han sustituido a los anulados», y porque, como también indica, estos grupos y debido a esta presión se han 'mudado', bien de puntos de alijo -del Estrecho hacia Chiclana, San Fernando, Sanlúcar...- o incrementándose el número de descargas en otras provincias limítrofes, especialmente en Huelva y Málaga.

La Fiscalía Antidroga ha alertado también reiteradamente de la falta de medios en los juzgados, imprescindible para la lucha contra la delincuencia organizada. Causas pendientes desde 2011 que llevan a penas minimizadas. La sobrecarga, la complejidad de algunas instrucciones y los constantes cambios de funcionarios y jueces, siguen lastrando su resolución y aminorando los castigos a los traficantes. Los fiscales delegados reclaman al Gobierno que el plan de incremento policial contemple también un refuerzo judicial.

Y por supuesto se ha ido avisando del incremento en la violencia y de cómo embisten ante lo que sea, incluso ante la vida de otro. La presión ejercida sobre estos clanes y también su miedo a perder no solo la mercancía sino las carísimas narcolanchas ha llenado de titulares sobre esta agresividad este periódico por esta realidad y las demandas y la preocupación que ello implicaba.

E imágenes, muchas.... vídeos que son tan evidentes como que se vea cómo apedrean a los agentes en una intervención, o que se alije a plena luz del día o se realicen cambios de tripulación o petacas de combustible un día de verano con la playa de Sancti Petri por ejemplo llena, o lanchas apostadas al pairo en los puertos o los esteros esperando para entrar a descargar, o decenas de 'gomas' desfilando por el río como si fueran marineros... en una ida y vuelta sin fin.

Por tanto, la muerte de estos dos agentes por la violencia empleada por los que no cumplen con la ley (sea la ley que sea) estaba advertida desde hace años por todos estos acontecimientos y denuncias. La justificación del repetido Plan Especial sigue sin ser real para todos aquellos que con este terrible suceso continúan pensando, antes y después, que «no ha sido ni es suficiente».

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