Momento de la firma del acuerdo entre navantia y Ondimar
Momento de la firma del acuerdo entre navantia y Ondimar - LA VOZ
INDUSTRIA

Navantia vuelve a construir petroleros en la Bahía después de veinte años

La empresa naval y el armador Ondimar firman el acuerdo que permitirá iniciar la obra en octubre en Puerto Real y Ferrol

JAVIER RODRÍGUEZ
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De la carta de intenciones al acuerdo y del acuerdo al contrato. Este es el procedimiento administrativo que sigue Navantia y el grupo vasco Ibaizabal para la construcción en los astilleros públicos españoles de cuatro petroleros con opción a dos más. El proceso ha dado un paso muy importante al confirmarse definitivamente que esta obra se llevará a cabo en los centros de Puerto Real y Ferrol a partir del próximo octubre.

Navantia y el armador Ondimar Transportes Marítimos LDA, sociedad del grupo Ibaizabal, firmaron el pasado marzo una carta de intenciones para sacar adelante esta obra. En ese primer avance se fijó la hoja de ruta a seguir para fraguar la inversión. Ambas partes acaban de firmar ahora el acuerdo general que recoge las condiciones técnicas y económicas para la construcción de los buques.

Este documento se transformará en un contrato el próximo junio, mediante el cual Navantia se compromete a construir cuatro petroleros de la serie Suezmax en el plazo de 21 meses por un precio muy competitivo. El proyecto puede dar empleo en la Bahía a unas 10.000 personas.

La factoría gaditana llevará el peso del proyecto

El anuncio de esta nueva carga de trabajo para los astilleros coincide en el tiempo con la campaña electoral. A nadie se le escapa que la presión política ha jugado un papel determinante a la hora de formalizar este acuerdo y hacerlo público en víspera de las municipales del próximo domingo. La construcción de cada barco supondrá unas 725.000 horas de trabajo, lo que significa una mano de obra total de tres millones de horas para los astilleros de la Bahía y Ferrol.

De esta forma, los astilleros retoman la construcción de petroleros veinte años después.La compañía española abandonó este negocio en la década de los noventa después de una intensa labor durante los años setenta y ochenta. Fue entonces cuando se botó el ‘Ocean Lion’, el ‘María Alejandra’ y el ‘Valencia’, entre otros. Sin embargo, los astilleros públicos dieron un golpe de timón a mediados de los noventa en favor de la construcción militar abandonando así los grandes proyectos civiles de petroleros y gaseros.

La fuerza asiática

Fue entonces cuando los astilleros asiáticos tomaron el relevo y llenaron el hueco que había dejado libre España. En estos últimos veinte años Corea y Japón han desarrollado la industria y la tecnología necesaria para liderar este tipo de construcciones.

El acuerdo entre Ondimar y Navantia conlleva también una nueva fórmula de colaboración empresarial para garantizar los grandes proyectos. Navantia ha firmado una alianza estratégica con el astillero coreano de Daewoo para la construcción de estos cuatro petroleros. Es decir, Daewoo tiene la patente sobre el diseño de los nuevos petroleros Suezmax que ahora se demandan. Por ello, su participación en el proyecto es vital. Daewoo aportará el diseño, el material y los bienes de equipo, mientras que Navantia, la mano de obra y el desarrollo. De esta forma, se garantiza la inversión dentro de España. Esta fórmula de colaboración no es nueva.

El astillero coreano de Daewoo pilota la operación con el aporte de diseño y material

Todavía pesa en la conciencia de muchos la adjudicación por parte de los armadores de Gas Natural (Knutsen y Elcano) en octubre de 2013 a los astilleros de Japón y Corea la construcción de cuatro barcos gaseros. La medida provocó un conflicto de intereses, ya que la empresa que tomó la decisión de llevarse la carga de trabajo fuera de su país era, precisamente, española.

La situación se pudo enmendar a lo largo de 2014 cuando Gas Natural decidió adelantar sus planes de inversión y solicitar un quinto barco para cubrir sus necesidades. Este quinto barco se adjudicará a Navantia y se construirá en Puerto Real, aunque todavía no se ha firmado el contrato. La excusa que dieron ambos armadores para llevarse fuera la inversión fue que Navantia carecía de tecnología para sacar adelante la obra. Se demostró que los astilleros públicos españoles están capacitados, otra cosa bien distinta son los costes de la mano de obra y el precio de los materiales.

El Grupo Ibaizabal gestiona el encargo para Repsol

La noticia del nuevo encargo ha sido bien recibida entre la plantilla del astillero de Puerto Real. El presidente del comité de empresa, José Ángel Souto, de CC OO, reconoció ayer a LAVOZ que se trata de un paso más hacia la firma del contrato y confía en que este anuncio no responda a un interés electoralista. En su opinión, el anuncio devuelve la «tranquilidad» a las plantas.

Poco a poco los astilleros públicos retoman la actividad después de varios años de sequía. La carga de trabajo llegó a las plantas gaditanas a finales del pasado año a cuentagotas. Primero fue la aprobación definitiva del contrato con el Ministerio de Defensa para construir dos Barcos de Acción Marítima (BAM). Una de estas unidades de la Armada Española se construye en el astillero de San Fernando y la otra, en la planta de Ferrol. El contrato dará trabajo a 1.350 personas de forma directa durante los próximos dos años. Ambas unidades se entregarán en 2018.

El segundo contrato ha venido de la mano de Iberdrola. El astillero de Puerto Real inició a finales del pasado diciembre la construcción de la estructura metálica que albergará la subestación eléctrica que necesita Iberdrola para el complejo eólico-marino que desarrolla en el Mar Báltico (Alemania).

La inversión asciende a 70 millones de euros. Iberdrola también adjudicó a Navantia la construcción de los 29 anclajes (jackets) donde irán los molinos eólicos. Esta obra se desarrolla en la factoría de Fene (A Coruña) y supone una inversión de 90 millones de euros. El contrato de Iberdrola permite a los astilleros una mano de obra de 700 personas hasta 2016.

Al margen de la construcción naval, el astillero de Cádiz, especializado en reparaciones, no ha parado un momento desde el pasado verano. Al contrato del mantenimiento de los destructores que la US-Navy tiene desplegados en la Base de Rota se ha sumado el acuerdo con la Royal Caribbean para modernizar su flota de cruceros en el Mediterráneo.

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