Cazas F-15 realizan un simulacro de repostaje en el desierto de Negev (Israel). / EFE
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La aviación israelí ensaya en Gibraltar un ataque masivo a bases iraníesWashington se acerca a Siria

Netanyahu encarga una operación para destruir instalaciones nucleares persas

| CORRESPONSAL. JERUSALÉN JERUSALÉN Actualizado: Guardar
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Las privilegiadas relaciones de Israel con Estados Unidos ya no son lo que eran con George W. Bush. Mientras Barack Obama se prepara para hablar con Irán sin esperar a que el nuevo Gobierno de Benyamin Netanyahu acabe de «reexaminar» su política exterior, parece que el aliado de Tel Aviv se prepara para atacar Teherán.

El último indicio lo daba ayer la revista francesa 'L'Express' al difundir que la aviación hebrea habría desarrollado recientemente una serie de ejercicios militares que han llegado hasta Gibraltar. Unas maniobras, con prácticas de repostaje en vuelo incluidas, a 3.800 kilómetros de Israel -casi la distancia que hay hasta la frontera iraní-, que han sido interpretadas como la «confirmación» de que hay «planes concretos» para una ofensiva.

El supuesto entrenamiento operativo se conocía el mismo día en que el jefe del Estado judío, Shimon Peres, anunciaba que emprendía un viaje oficial a Washington, dentro del cual mañana se entrevistará por primera vez con Obama en la Casa Blanca. En la agenda, temas como la ampliación de la cooperación estratégica entre ambos países, pero, ante todo, el asunto que Israel ha elevado a categoría de 'amenaza existencial' y que, de paso, ayuda a dejar en segundo plano el proceso de paz con los palestinos que Netanyahu rehúye: la nuclearización de Irán.

«Peres, que personalmente se opone a un ataque de Israel a Irán, dirá a Obama que Netanyahu es capaz de ordenarlo si llega a la conclusión de que los esfuerzos para detener la fabricación de la bomba por parte de Teherán han fracasado», aseguraba ayer el diario 'Ma'ariv' israelí, sujeto, como toda la prensa del país, a la censura militar que obliga a callar todo lo que afecta a la seguridad nacional. Por eso, era otro rotativo extranjero,'The Times' de Londres, el que hace dos semanas explicaba que Netanyahu tiene ya engrasado todo un operativo con cazas y aviones espía AWAC para lanzar un ataque masivo contra las instalaciones nucleares iraníes en el momento que obtuviera la aprobación gubernamental.

«No son sólo palabras»

«Israel quiere saber que sus fuerzas podrían golpear a Irán en cuestión de días, de horas, si recibieran luz verde. Se hacen preparativos en cada nivel de este supuesto. El mensaje a Irán es que la amenaza no son sólo palabras», señalaba al periódico británico un oficial militar anónimo. Entre tanto, Israel ha anunciado a la población que en otoño empezará a redistribuir entre las familias las máscaras de gas y, recientemente, ha enviado a cada hogar un plan de alerta en que se insta a los ciudadanos a localizar ya sus búnqueres más cercanos y se notifica el tiempo exacto de que dispondrían para ponerse a salvo en caso de ataque.

Si los mensajes sobre Irán son sólo un juego de disuasión para que el régimen de los ayatolás frene sus ambiciones atómicas o si son una advertencia real, está por ver. Las contradicciones abundan en el despiste. El ministro de Exteriores y principal puntal del Gobierno de Netanyahu, Avigdor Lieberman, descartó la semana pasada la posibilidad de una ofensiva tal, aunque ayer emprendió una primera gira por Europa, durante la que solicitará en Roma, Praga, París y Berlín un aumento de la presión sobre Teherán.

No serán encuentros fáciles, una vez que Bruselas parece haber decidido vincular su apoyo a esa petición israelí a los avances que Tel Aviv haga en el proceso de paz. De momento, dadas las reticencias de Netanyahu a comprometerse con la creación de un Estado palestino, voces en la UE han pedido congelar el estrechamiento de relaciones con Israel, que en respuesta amenaza con apartar a Europa del diálogo diplomático con Ramala.

Atrás quedaron los tiempos en los que la Administración norteamericana no hablaba con ninguno de los peores enemigos de Israel: ni Irán, ni Siria, ni Hamás, ni Hezbulá. Teherán aparte, en Tel Aviv crece la inquietud ante la posibilidad de que la Casa Blanca restablezca relaciones diplomáticas con Damasco y destaque allí de nuevo un embajador, que George W Bush retiró en 2005 tras el asesinato en Beirut del ex primer ministro libanés Rafic Hariri.

En consonancia con lo avanzado en marzo en Jerusalén por la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, altos oficiales de su departamento ya han recibido en Washington al embajador sirio, han visitado ese país, examinado la situación de seguridad -presuntamente, para abrir delegación- y volverán esta semana. La carrera de contactos desconcierta a Israel. Damasco es «el cuartel general de grupos terroristas», reprochaba el canciller judío, Avigdor Lieberman.