BOTELLÓN. Unos jóvenes beben al aire libre en el llamado 'botellódromo' de Granada. / EFE
ANDALUCÍA

El alcalde de Granada prohíbe beber alcohol en la calle durante las fiestas

Trata de evitar un 'macro botellón' durante las Cruces y para ello dicta un bando y advierte de que la Policía actuará

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El alcalde de Granada, José Torres Hurtado, se ha encomendado a un pequeño ejército de policías y guardias civiles para impedir que la Fiesta de la Cruz de este año degenere en un caos etílico.

Tal y como ya se había anunciado hasta la saciedad, el regidor formalizó ayer, mediante un bando, la prohibición de beber en las calles -incluido el botellódromo de la zona de Hipercor- durante los próximos días 1,2, 3 de mayo.

Son cuatro párrafos -escritos con una redacción un tanto enrevesada que puede dar lugar a equívocos- y el último está especialmente dedicado a un aviso a navegantes, a una demostración de fuerza. «Se advierte expresamente (de) que la Policía Local, en colaboración con la Policía Nacional y Guardia Civil, efectuará labores de vigilancia del cumplimiento de esta prohibición, intervendrá en caso de resultar necesario, e impondrá las sanciones que correspondan, en caso de contravención de lo previsto en este bando», dice el edicto en su parte final.

El que piense que el mandato municipal son sólo palabras, papel mojado, debería prestar atención a este último párrafo: ahí está la garantía de que la amenaza es real. El alcalde pretende que la drástica medida sirva para conjurar el riesgo de que Granada vuelva a convertirse, una vez más, en sede de un macro botellón, una convocatoria que -también como en ocasiones anteriores- salió de Internet.

Proteger la «esencia»

El bando aclara que la prohibición busca «proteger la esencia de la celebración de la Fiesta de la Cruz» y preservar «bienes superiores».

En este sentido, el alcalde anuncia que el Ayuntamiento no consentirá la celebración de «actividades de ocio» durante los tres primeros días de mayo ni que se beba en «espacios públicos», incluido el botellódromo, que, como su propio nombre indica, se hizo precisamente para eso: para acoger las fiestas callejeras de las litronas.

Para el alcalde, la convocatoria del macro botellón«no hace sino empañar e imposibilitar el normal desarrollo de la tradicional Fiesta del Día de la Cruz, que ha sido recuperada en su génesis popular, como expresión del buen hacer artístico de vecinos, comerciantes, asociaciones e instituciones que engalanan nuestras calles y plazas con sus cruces».