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Salvado por la campana y en el descuento

Antoñito y Nino saltaron al Municipal de Chapín en una tarde que terminó encumbrando al ariete sevillano

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Minuto 91, primero de la prolongación. Un balón de Abel Aguilar llega a los pies de Antoñito que quiebra a un contario y con el exterior de su pie derecho bate a Raúl Navas. Era un gol importante, el de la victoria y el de la reivindicación de un futbolista que había pasado casi inadvertido durante los 90 minutos del encuentro.

El Municipal de Chapín albergaba ayer un duelo de delanteros muy diferentes. Bien es cierto que los dos proceden de Primera División, aunque uno de ellos, Nino, llegaba a tierras jerezanas con el objetivo de cortar distancias con el Pichichi de la categoría. El otro, el del Xerez, el del Polígono San Pablo, comenzaba el choque con la idea de hacer olvidar a Yordi, máximo artillero del Xerez y de toda la Segunda División.

El objetivo era complicado para un futbolista que llegaba al encuentro salpicado por las declaraciones hechas desde la distancia por Juan Martínez, Casuco. Ese extra de motivación no se refrendó en la actitud de Antoñito, que apenas intervino en la primera mitad. Nino, por su parte, saltó al césped muy motivado y, en esta ocasión, ayudado por Arruabarrena, ex azulino con ganas de marcar a sus antiguos compañeros y ayer rivales. Mientras Antoñito se quedaba en una isla durante 45 minutos, lo cierto es que el almeriense tuvo la primera pasando el primer cuarto de hora, en un remate que se marchó por encima del marco de Porato. Cada vez que el pequeño delantero chicharrero se acercaba al área había un silencio en Chapín, sabio conocedor, y sufridor, de la capacidad goleadora del almeriense.

Con el descanso Antoñito bajó el ritmo. Los balones de Viqueira no terminaban de llegar a buen puerto y al ex del Murcia no le dejaban ni tirar las faltas. Nino, por su parte, lo intentaba desde lejos y se dedicó a dar cobertura a los media puntas de su equipo. Sin embargo, es más listo el diablo por viejo que por diablo, y Antoñito no falló su oportunidad. La que tuvo la marcó e hizo olvidar por un momento a Yordi.

bfernandez@lavozdigital.es