Convento de clausura de las Mercedarias Descalzas en Santiago de Compostela
Convento de clausura de las Mercedarias Descalzas en Santiago de Compostela - Ernesto Agudo

Así es la vida de clausura en España

Nuestro país cuenta con 900 de los 3.600 monasterios femeninos que hay en el mundo

Madrid Actualizado: Guardar
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De los casi 3.600 monasterios femeninos que hay en el mundo, alrededor de 900 se encuentran en España, según datos de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada. La mayoría de estos conventos son de clausura papal, es decir, que se rigen por las normas fijadas por la Santa Sede.

Estas religiosas llevan una vida más dura y austera y se dedican íntegramente a la contemplación y la oración, como las carmelitas o las clarisas. Los demás monasterios viven la clausura adaptada a su carácter propio y a las constituciones de las propias congregaciones religiosas, lo que las hace menos rígidas, como es el caso de las dominicas o agustinas.

En mayor o menor grado, la clausura siempre implica una separación del mundo y sirve para facilitar el recogimiento exigido por la espiritualidad monástica, explica la Comisión Episcopal de Vida Consagrada en el material que prepara cada año, con motivo de la celebración de la Jornada Pro Orantibus, un día de oración por los religiosos contemplativos.

¿Es necesario retirar la documentación a las religiosas que viven en un convento de clausura?

En la vida contemplativa, los religiosos se comprometen a la vida en común en el monasterio y a sujetarse a la autoridad de los superiores, explica a ABC José Antonio Fuentes, profesor de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra. Sin embargo, esa obediencia a los superiores o el mismo régimen del monasterio «no puede afectar negativamente la condición civil» de la persona.

¿Puede una monja de clausura salir del convento cuando quiere?

El experto en Derecho Canónico explica que por el compromiso de vivir en clausura se renuncia a muchas otras posibilidades, pero la decisión siempre «es libre y respetable». Por eso es «evidente» que para los actos que la persona quiera realizar fuera del convento «se deberá poner de acuerdo con el superior o superiora».

La instrucción Verbi Sposa de 1999 redactada por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada del Vaticano, puntualiza que solo la madre superiora puede autorizar las entradas y salidas según las normas del derecho propio.

«Corresponde a la superiora del monasterio la custodia directa de la clausura, garantizar las condiciones concretas de la separación y promover, dentro del monasterio, el amor por el silencio, el recogimiento y la oración. Ella es la que juzga la oportunidad de las entradas y salidas de la clausura», destaca el documento.

Además, especifica que las causas de la ausencia deberán ser «justas y graves». En caso de que la permanencia fuera del convento se debiera prorrogar por más tiempo, la madre superiora tendrá que pedir permiso al obispo diocesano. Si la salida es por más de tres meses, salvo por casos de salud, esta deberá contar con el beneplácito de la Santa Sede.

¿Pueden salir para ir al médico, por ejemplo?

En la práctica nunca hay un problema para la atención médica o para cumplir con deberes cívicos, por ejemplo, para ir a votar, señala Fuentes.

¿Puede una religiosa de vida contemplativa dejar de serlo cuando ella lo decida?

En el caso de que quieran abandonar los compromisos adquiridos no hay ningún problema, desde el punto de vista del derecho español, apunta Fuentes, quien recuerda que «podrán hacerlo cuando y como quieran. Nadie se lo puede impedir».

¿Y desde el punto de vista del derecho canónico?

Deben acudir a la autoridad competente para poder ser dispensadas de sus votos.

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