Un coche policial pasa delante del convento de las Mercedarias de Santiago
Un coche policial pasa delante del convento de las Mercedarias de Santiago - Miguel Muñiz

La Archidiócesis de Santiago desmiente que las monjas mercedarias estuvieran retenidas en el convento

Aclara que las religiosas «solicitaron formalmente dejar la comunidad después de Navidad»

Se iniciaron los trámites oportunos sin que pidieran dejar el monasterio antes de que el proceso culminara

Santiago Actualizado: Guardar
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La Archidiócesis de Santiago ha negado este martes que hubiera monjas retenidas en un convento compostelano. Después de conocerse la supuesta liberación del pasado sábado por orden de una juez, el Arzobispado gallego ha emitido un comunicado en el que aclara que las consagradas «solicitaron formalmente dejar la comunidad después de Navidad» y en estos momentos se seguía el proceso habitual para dejar los hábitos.

«En torno al verano pasado, dos religiosas originarias de la India inician un proceso de discernimiento, planteándose incluso la posibilidad de dejar la comunidad llegado el caso -indica-. De hecho, ambas lo solicitaron el 14 de enero, a la superiora del convento que, en función de lo pedido, dio curso a la solicitud», detallan desde la Archidiócesis a través de un comunicado.

Sostiene que «las dos religiosas que solicitaron la exclaustración y dispensa de votos no pidieron abandonar la comunidad antes de realizados dichos trámites». «Al menos nunca lo hicieron constar a la autoridad diocesana», matiza. Según apunta, esas diligencias «no se dilatarían más de un mes desde la remisión de la documentación a la Congregación correspondiente de la Santa Sede». El papeleo concluyó «a nivel diocesano el 21 de enero».

«Hace un año y medio estuvieron con sus familias de origen y regresaron libre y voluntariamente»

Sobre ambas religiosas, la Archidiócesis manifiesta que «hace un año y medio estuvieron con sus familias de origen y regresaron libre y voluntariamente al convento». Suele ser habitual que cada siete años viajen a sus países de procedencia durante dos meses. Recuerda asimismo que «no son personas recién llegadas» a este comunidad mercedaria, sino que vivían en ella «desde hace 15 y 17 años».

Ya había otra monja fuera de la congregación, que «hace unos dos años decidió abandonar la comunidad tras una estancia en su país. Se realizaron con toda celeridad los trámites canónicos de exclaustración y dispensa de votos que quedó concluido el 31 de marzo de 2015», señala el Arzobispado.

«Sorpresa por la denuncia y el revuelo»

Frente a algunas afirmaciones realizadas por la instructora Ana María López-Suevos, se recuerda que «el modo de vida propio de la clausura puede resultar no fácilmente comprensible para quienes desconocen las singularidades de esa vocación, ciertamente peculiar por cuanto supone de renuncia, austeridad, entrega radical...». Pero advierte que «en ningún caso implica una restricción o carga más allá de lo asumido y aceptado por la religiosa al profesar en la orden como opción libre, meditada e informada», un proceso de incorporación que suele durar un mínimo de cinco años.

La comunidad mercedaria, precisa el Arzobispado, está «sorprendida» tanto por la «denuncia como por el revuelo informativo», pues afirma que «los trámites en curso seguían un ritmo realmente rápido». E insiste: «No consta a la autoridad diocesana que ninguna de las religiosas que han abandonado el convento hubieran pedido hacerlo antes de concluidos los procedimientos».

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