Dos de las hermanas de esta orden
Dos de las hermanas de esta orden - MIGUEL CASTAÑO

La vida intramuros de las hermanas Mercedarias

Una decena de monjas viven en este convento, ubicado en el centro de la ciudad. Un torno ciego representa su único contacto con el exterior

Santiago Actualizado: Guardar
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Una decena de monjas viven entre los muros del compostelano convento de las Mercedarias Descalzas. En pleno corazón de la ciudad, estas hermanas dedican su tiempo a la oración y a una vida «contemplativa» y sencilla «entregada a Dios». Así lo expresaba una publicación religiosa que se remonta al pasado mes de mayo y que arranca explicando que «resulta extraño que alguien desee ser cautiva». Las fotografías de este reportaje muestran a las religiosas en los interiores del convento, donde llevan residiendo más de tres siglos. Entre ellas se cuentan cinco chicas jóvenes y otras cinco monjas de edad avanzada, que se ocupan de las tareas de mantenimiento del templo. También realizan trabajos manuales y remunerados, como el lavado y planchado de ornamentos litúrgicos, la confección de mantelerías para particulares o los bordados.

El sustento de las Mercedarias depende, en parte, de la venta a los vecinos del barrio de huevos y otros alimentos extraidos de su huerta. Ajenos a la noticia, algunos de estos compradores visitaron el templo en busca de alimentos ecológicos, pero se encontraron con las puertas cerradas. Lo mismo ocurrió con algunos necesitados que acuden habitualmente al convento para lograr comida y que se fueron con las manos vacías. «Son muy buenas -cuentan-. Nos dan bocadillos y aceite y comida para los niños». Los intercambios siempre se realizan a través de un torno ciego, con el que es imposible intuir el rostro de la hermana que está tras él. A menudo, confiesan los fieles que acuden a este convento, nos atiende la misma religiosa. La reconocemos por la voz», explican.

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