La reacción en cadena que cambiará la vida en la tierra

El ser humano podría perder el control sobre el calentamiento global al alcanzar los 2º, cuando los procesos naturales se retroalimenten

Más olas de calor y sequía, es el futuro que pronostican las nuevas investigaciones ABC

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En 2007, un documental de la BBC sobre cambio climático mostraba lo que para los ingleses era un mapa del tiempo apocalíptico: Gran Bretaña en 2020 con veranos a 29-30 grados . Este verano, esas temperaturas se han superado durante la ola de calor y, junto a la sequía, han dejado imágenes inéditas: Hyde Park como los campos de Castilla ; ambulancias haciendo cola en urgencias o amenazas de restringir el agua para riego.

«Los escenarios que se preveían en los años 90 se han quedado cortos», explica María José Sanz , directora del Centro de Investigación de Cambio Climático BC3. Las consecuencias del calentamiento global han llegado décadas antes de lo esperado y, ahora, con modelos refinados, cada vez más estudios plantean la posibilidad de un futuro de condiciones inhóspitas para la vida humana si no se reducen las emisiones de CO2.

La semana pasada, una investigación alertaba de la probabilidad de que la Tierra entre en un estado irreversible de «efecto invernadero» incluso cumpliendo los objetivos del Acuerdo de París para mantener la temperatura por debajo de los 2º sobre la era preindustrial. Igual que si fueran fichas de dominó, los mismos mecanismos climáticos que hoy ayudan a mantener la estabilidad del planeta podrían volverse en contra y aumentar por sí mismos entre 4 y 5º el calentamiento global, de acuerdo al estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). En este escenario, el hombre dejaría de tener cierto control sobre el cambio climático (a través de la limitación del CO2) y las temperaturas llevarían al planeta «a un modo completamente nuevo de funcionar», en palabras del coautor de la publicación Joachim Schellnhuber.

Nivel global

La «cadena climática» comenzaría con la activación de procesos naturales que aumentan por su cuenta las temperaturas. Por ejemplo, si a medida que la Tierra se calienta, el hielo se derrite y, por tanto, la cubierta blanca se reduce, también lo hace la capacidad de reflejar la radiación solar . Al final, es el mar el que absorbe la luz solar y contribuye a que se derrita aún más hielo. O si se acelera la pérdida del permafrost, suelo permanentemente helado, este a su vez empezaría a liberar el metano y CO2 almacenado en su interior, que empujaría aún más las temperaturas globales.

La cuestión es que estos procesos no solo se afectan a sí mismos. «El sistema climático está vinculado a nivel global. Tiene umbrales, puntos de inflexión , que si se sobrepasan, aceleran otros procesos», explica Sanz. Es precisamente lo que el estudio de «Proceedings» llama los «fenómenos de retroalimentación».

Los autores mencionan hasta quince fenómenos interconectados que cambiarían por completo el clima en la Tierra, aumentarían en hasta 60 metros el nivel del mar y limitarían la capacidad del planeta de albergar a los seres humanos. Por ejemplo, la pérdida de hielo de Groenlandia podría alterar la corriente oceánica del Golfo, lo que elevaría el nivel del mar y acumularía calor en el Océano Austral, lo que a su vez aceleraría la pérdida de hielo de la Antártida oriental.

Precisamente, a principios de este año aumentó la preocupación entre la comunidad científica por dos estudios publicados en «Nature» que avisaban de que la corriente del Golfo , que juega un papel fundamental en la regulación del clima, está en su nivel más débil de los últimos 1.500 años . Algunos científicos apuntan ya a que la anómala ola de calor vivida en el norte de Europa de este año es consecuencia de ello.

Durante los meses de junio y julio, un anticiclón de bloqueo (que no dejaba pasar borrascas), se situó en el norte de Europa, provocando un tiempo seco y soleado en Reino Unido o los países escandinavos. «No es habitual esa configuración, pero asociarlo al cambio climático es complicado», explica el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo. «Algunos estudios -continúa- hablan de que esta situación de bloqueo anticiclónico podría ser más prolongada en el tiempo por el cambio climático, ya que este provocaría una alteración de la circulación general de la atmósfera y en la corriente del Golfo».

Para el investigador del CSIC Fernando Valladares «todos los modelos concuerdan en que, al superar el umbral de 1,5 o 2 grados de calentamiento, entramos en procesos irreversibles . Y no es un proceso gradual, de que vayamos a ir teniendo poco a poco más calor, sino que al cruzar ese umbral, la inestabilidad crece mucho y la probabilidad de eventos extremos es muy grande». Es tal el vuelco que dará el sistema climático, advierte Valladares, que la comunidad científica no sabe con certeza aún cómo va a funcionar. Por ello, la mayoría de las publicaciones con proyecciones a 50 u 80 años vista incluyen llamamientos a cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

Incompatible con la vida

Entre estos estudios se encuentra otro reciente del MIT (Massachusetts Institute of Technology), que plantea que las condiciones se pueden volver tan hostiles en algunas zonas que sean incompatibles con la vida. Según sus proyecciones, entre 2070 y 2100 la llanura del norte de China, una de las regiones más densamente pobladas del mundo y la zona productora de alimentos más importante de la nación, podría alcanzar los límites de la habitabilidad por la combinación de olas de calor extremo y alta humedad. En la región se superaría el umbral que el cuerpo humano es capaz de soporta r, cuando el aire es tan caliente y húmedo que no puede enfriarse sudando.

Aunque hoy «es difícil saber la inercia» del sistema climático tras años de emisiones y de alteraciones en los ecosistemas, dice Sanz, estos estudios ayudan a «determinar que hemos de intentar ralentizar el proceso para que no se produzca». Aún a estos niveles de calentamiento, una diferencia de medio grado puede ser crucial . Otro estudio, publicado en «Nature Communications», advertía esta semana de que mantener el calentamiento en 1,5º reduciría entre un 20 y un 40% el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra por precipitaciones extremas respecto a una temperatura de 2º.

«No es una exageración»

«Los científicos no exageramos, el cambio climático es grave», dice Valladares. Hoy ya son visibles muchas de sus consecuencias . Olas de calor cada vez más intensas y duraderas, con 2017 como el segundo año más cálido registrado; huracanes que se extienden más allá de septiembre o un ritmo de deshielo de la Antártida que se ha multiplicado por tres desde 2012.

Por eso, según los autores del estudio sobre un efecto dominó climático, «las decisiones sociales y tecnológicas que se tomen durante la próxima década o dos podrían influir significativamente en la trayectoria del Sistema Tierra durante decenas o cientos de miles de años y, potencialmente, llevar a condiciones que serían inhóspitas para las sociedades humanas actuales».

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