La prórroga del glifosato abre una profunda brecha entre los países de la Unión Europea

El producto es utilizado masivamente por agricultores y en proporciones más pequeñas en los jardines particulares de toda Europa

AFP
Enrique Serbeto

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Después de numerosos debates y bloqueos, expertos que representaban a los países miembros de la Unión Europea sumaron ayer una mayoría suficiente para permitir la renovación por cinco años más de la licencia de uso del glifosato , un producto utilizado como herbicida y del que existen sospechas de que pudiera ser carcinógeno. La votación era la última ocasión para los países de desbloquear la situación, o de otro modo la Comisión Europea habría tenido que tomar la decisión por su cuenta.

Es posible que haya sido esta perspectiva de que si no decidían los miembros de este comité de expertos serían los funcionarios de la Comisión los que lo harían lo que haya roto ese pertinaz empate que parecía blindado. En todo caso, la licencia actual de uso del producto expiraba en diciembre y ya no había más tiempo para nuevas votaciones. Francia ha encabezado tradicionalmente la oposición al uso de ese producto, precisamente porque está vinculado al uso de semillas transgénicas que son resistentes a sus efectos, pero en esta ocasión han sido los partidarios de prolongar la licencia los que han ganado la partida. De los países que se abstenían hasta ahora y que impedían tomar una decisión, Polonia, Bulgaria, Rumanía y Alemania se han pasado al bando de los favorables, en el que están España, el Reino Unido y los países nórdicos . Portugal es el único que ha seguido absteniéndose.

El producto es utilizado masivamente por agricultores y en proporciones más pequeñas en los jardines particulares de toda Europa a pesar de que figura en una lista de probables carcinógenos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud. Los fabricantes y comercializadores del producto, desarollado por Monsanto, aseguran que no existe ningún riesgo para la salud humana.

La aprobación de prórroga de la licencia ha dejado heridas entre los socios comunitarios . Especialmente virulento ha sido el ministro de Agricultura belga, Denis Ducarme, que ha lamentado que la decisión haya sido tomada por «una mayoría tan débil» y sin tener en cuenta la opinión del Parlamento Europeo, donde los partidarios de la prohibición del glifosato son muy numerosos.

La brecha es profunda

«Compruebo que se ha abierto una brecha profunda, tanto al nivel de los países, como entre los Estados y el Parlamento Europeo, lo mismo que con la opinión pública, que se ha movilizado activamente sobre esta cuestión». Por ello, ha prometido que intentará ponerse de acuerdo con otros países para seguir oponiéndose a la utilización de este producto y en Bélgica en particular, donde las regiones han prohibido por separado su uso por los particulares, intentará limitar al máximo su comercialización . «Quiero coordinarme con los ministros que votaron en contra para ver qué estrategia se puede poner en marcha a corto y medio plazo. Hay que reflexionar juntos sobre las alternativas que pueden servir para las necesidades de los agricultores».

En efecto, la ausencia de un producto alternativo y que tenga un coste comparable es el argumento más sólido de los que han decidido prorrogar la licencia. Los laboratorios tienen un lustro para diseñar un producto mejor y de cuyos efectos no haya dudas.

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