El Papa realiza la ofrenda floral a la Inmaculada a las 6.15 horas de la mañana para evitar contagios

Pide a María ablandar «el corazón de piedra de quienes levantan muros»

El Papa, duante su ofrenda floral a la Inmaculada REUTERS
Juan Vicente Boo

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Para evitar riesgos a los romanos en la sexta ola de pandemia, el Papa Francisco ha realizado la ofrenda floral ante la columna de la Inmaculada Concepción absolutamente por sorpresa a las seis y cuarto de la mañana , poco antes del amanecer y casi dos horas antes de los bomberos, que utilizan una altísima escalera de incendios para subir una corona de flores hasta la imagen de María de Nazaret.

Acompañado solo por algunos madrugadores que le acogieron con aplausos, el Papa ha depositado un cestito de rosas blancas al pie de la columna y ha rezado un rato en silencio pidiendo «por los enfermos» , y por «los pueblos que sufren duramente las guerras y la crisis climática», según un comunicado del Vaticano

Recién llegado de un viaje a Chipre y Grecia donde ha pedido a Europa mayor solidaridad con los refugiados forzados a huir de sus países, Francisco ha rezado también «por la conversión», pidiendo a María «que ablande los corazones de piedra de quienes levantan muros para mantener lejos el dolor de los otros».

Después de la oración en silencio, el Papa se ha acercado a saludar a la embajadora de España en el Vaticano, María del Carmen de la Peña, a quien ha pedido disculpas por llegar tan temprano, y que le ha respondido: «Esta es su embajada».

A mediodía, durante el rezo del Ángelus con los fieles en una plaza de San Pedro bañada por la lluvia , Francisco ha comentado la humildad de María y la sencillez del comienzo de la Redención pues «el ángel la declara ‘llena de gracia’ dentro de las paredes de su casa. No en la plaza principal de Nazaret, sino allí́, en el ocultamiento, en la mayor humildad».

El Papa ha añadido que «también hoy el Señor quiere hacer grandes cosas con nosotros en la vida de todos los días: en la familia, en el trabajo, en los ambientes cotidianos», pues es «ahí, más que en los grandes acontecimientos de la historia, donde ama obrar la gracia de Dios».

El Santo Padre ha invitado a «pedir a la Virgen una gracia: que nos encienda de entusiasmo por el ideal de santidad , que no es una cuestión de estampitas, sino de vivir cada día lo que nos sucede con humildad y alegría, libres de nosotros mismos, con la mirada puesta en Dios y en el prójimo».

Francisco ha recordado los encuentros más importantes celebrados en su reciente viaje a Chipre y Grecia, haciendo notar de nuevo la anomalía del «alambre de espino» que divide la isla de Chipre desde la invasión turca en 1974.

Al final se ha despendido saludando a los peregrinos de varias ciudades, incluidas Zaragoza y Valdemoro , en la diócesis de Getafe, quienes le han aplaudido y vitoreado con entusiasmo, llevándole a comentar agradecido «¡Se hacen escuchar los españoles! ¡Muy bien!».

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