A bordo del avión

El Papa defiende al arzobispo de París al no haber «pecado grave»

Califica de hipócritas las críticas al prelado por un romance de hace diez años

El Papa Francisco este lunes durante el vuelo de regreso a Roma Reuters

Javier Martínez-Brocal

Durante el vuelo de regreso de Atenas, a pocas horas de su parada en Lesbos , el Papa Francisco propuso este lunes una vía de solución a la crisis migratoria, criticó el borrador del documento de la Unión Europea sobre lenguaje inclusivo que pedía evitar la palabra «Navidad», y calificó como hipócritas las críticas al arzobispo de París por un romance de hace diez años .

Durante su habitual rueda de prensa a bordo del avión papal, Francisco justificó por qué decidió aceptar en tiempo récord –solo una semana–, la dimisión del arzobispo de París, Michel Aupetit. El prelado francés presentó su renuncia el 26 de noviembre y el Papa la aceptó el mismo día que comenzó este viaje. El arzobispo «cometió una falta contra el sexto mandamiento», explicó Francisco. «Se trata de una falta parcial: pequeñas caricias y masajes a su secretaria». Se trata de un episodio de hace diez años, cuando no era arzobispo , y del que Aupetit había informado a su predecesor.

Según Francisco, «estos pecados de la carne no son los más graves, sino la soberbia y el odio». Además precisó que este «pecado de la carne» tampoco ha sido el motivo de la renuncia. En este sentido, recordó que Pedro, el primer Papa, cometió un pecado aún más grave al renegar de Cristo, pero que a pesar de esto los cristianos lo acogieron como obispo. «En aquel entonces era una Iglesia normal y humilde, acostumbrada a sentirse pecadora. Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador», añadió.

El ya exarzobispo de París «ha perdido su fama, no por su pecado, sino por los chismes de los responsables de contar la historia. Un hombre al que le han quitado la fama tan públicamente no puede gobernar, y eso es una injusticia. Por eso acepté la dimisión de Aupetit, no en el altar de la verdad, sino en el de la hipocresía», sentenció sin esconder un cierto tono de amargura.

«Laicismo aguado»

Preguntado sobre el documento interno de la UE que pedía a sus funcionarios que para utilizar un lenguaje no discriminatorio felicitasen las fiestas y no la Navidad, el Papa dijo que es un caso de «laicismo aguado anacrónico, pues ya intentaron lo mismo dictaduras como Napoleón, los nazis, los comunistas, y no lo consiguieron».

Por eso, propuso a «la UE que retome los ideales de unidad y de grandeza de sus padres fundadores, y que tenga cuidado para no convertirse en canal de colonizaciones ideológicas que dividen a los países y pueden hacer que fracase la misma UE». «La UE debe respetar a cada país, la variedad. No debe uniformarlos. No creo que sea su intención, pero deben estar atentos, porque a veces lanzan proyectos como este», añadió.

El Papa sostiene una réplica del Partenón AFP

Al Papa se le notaba fresco el recuerdo de las cientos de personas a las que estrechó las manos en Lesbos. La mayoría han escapado de Afganistán, Siria o el Congo y están atrapadas en un limbo jurídico sin recibir respuesta a su solicitud de asilo . Por eso ha pedido a la UE que aplique mejor la política de cuotas de emigrantes y refugiados de guerra.

«Alguno podría decirme: 'Los gobiernos tienen el deber de gobernar y si llega una oleada de inmigrantes, no se puede gobernar'. Por eso yo pido que cada gobierno diga claramente cuántos pueden recibir, a cuántos son capaces de integrar, y que luego acate su responsabilidad. Para esto es importante la UE, porque es capaz de hacer acuerdos entre gobiernos para distribuir emigrantes».

Muros y concertinas

«Si estuviera ante un jefe de Gobierno que cierra sus fronteras a estas personas, le pediría que recuerde que en el pasado también su pueblo necesitó escapar de la guerra o la violencia», añadió. «Quien construye muros pierde el sentido de la propia historia. Ahora está de moda hacer muros, alambres de espinas, concertinas como las llaman los españoles», lamentó.

Francisco pidió además a la UE que envíe de regreso a los emigrantes a su país de origen y no a Libia, «pues allí los traficantes los capturan. Tenemos vídeos terribles de lo que les hacen. Llevarlos a Libia es muy cruel», aseguró.

El Papa además aconsejó ver la película española «Mediterráneo» producida por la ONG Open Arms. «Es una película un poco romántica, pero muestra la realidad de lo que significa ahogarse allí», señaló.

Francisco estaba sonriente y en buena forma a pesar de las jornadas maratonianas en Atenas y Lesbos. La anécdota del encuentro con los periodistas ha sido que justo al término de la rueda de prensa varios corresponsales españoles le regalaron una pequeña réplica del Partenón. «Pues estuve a punto de irme de Atenas sin verlo y pedí que me acercaran para contemplarlo de lejos. Pero no pude tocarlo», precisó. «Muchas gracias por este detalle», se despidió el Papa entre sonrisas.

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