El Papa viaja al epicentro de la crisis migratoria en Europa
El próximo jueves Francisco emprende un delicado periplo por Chipre y Grecia, donde recordará a quienes «han llegado a las costas del continente y han encontrado hostilidad y explotación»
Francisco emprende el próximo jueves 2 de diciembre un delicado viaje de cinco días a una de las fronteras más delicadas de Europa . Primero pasará dos días en Chipre y se alojará en Nicosia, capital dividida por un muro que la separa de la república del norte, reconocida sólo por Turquía. El sábado 4 el Papa se trasladará a Grecia, donde además de Atenas visitará la isla de Lesbos, símbolo del drama de miles de refugiados.
Para hacerse cargo del valor simbólico del viaje, basta recordar que ambos países son el primer suelo europeo para miles de emigrantes clandestinos, que llegan desde Turquía. La mayoría proceden de Siria y Afganistán.
En un videomensaje difundido este sábado 27 de noviembre para adelantar los motivos del viaje, el Pontífice ha dicho que es una visita «a las fuentes de la humanidad». «Visitaros me dará la oportunidad de beber de las antiguas fuentes de Europa: Chipre, la rama de Tierra Santa en este continente; y Grecia, hogar de la cultura clásica», explica el Papa.
Además, el Papa avisa de que gran parte de sus gestos y discursos en Chipre y Grecia se dirigirán a toda Europa y contendrán una respuesta y una propuesta ante la delicada situación actual dentro de sus fronteras.
«Europa no puede ignorar el Mediterráneo pues el mare nostrum, que conecta tantas tierras, nos invita a navegar juntos, no a dividirnos yendo por caminos separados, especialmente en un momento en que la lucha contra la pandemia sigue siendo exigente y la crisis climática se cierne sobre nosotros», comienza el saludo.
«Este mar, que acoge a tantos pueblos, con sus puertos abiertos nos recuerda que las fuentes de la convivencia están en la aceptación mutua», añade. «Pienso en los que, en los últimos años y en la actualidad, huyen de la guerra y la pobreza, desembarcando en las costas del continente y en otros lugares, y no encontrando hospitalidad sino hostilidad e incluso explotación. Son nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos han perdido la vida en el mar! Hoy nuestro mar, el Mediterráneo, es un gran cementerio».
Por eso, adelanta, «iré de nuevo a Lesbos, con la convicción de que las fuentes de la vida común sólo volverán a florecer en la fraternidad y la integración: juntos. No hay otro camino ».
El Papa explica también algunos puntos del mensaje religioso que subrayará en Chipre y Grecia. Por ejemplo, recuerda emocionado que son dos países estrechamente ligados a las primeras comunidades cristianas, escenario de episodios protagonizados por los apóstoles Pablo y Bernabé narrados en los Hechos de los Apóstoles. «Vengo con alegría tras las huellas de los primeros grandes misioneros», asegura. «Es bueno volver al origen y es importante que la Iglesia redescubra la alegría del Evangelio».
Confirma que se reunirá con los dos principales líderes ortodoxos de esta isla, los arzobispos Chrysostomos y Ieronymos , y dice que va espera «beber en las fuentes de la fraternidad, muy valiosas ahora que acabamos de iniciar el camino sinodal universal» con el que precisamente propone regresar al entusiasmo de los primeros siglos del cristianismo.
Francisco, que en diciembre cumplirá 85 años , emprende animado su gira papal número 35 con más de una sorpresa para el viaje en el bolsillo. Cuando hace 5 años visitó en Lesbos el mayor campo de refugiados de Europa, de regreso a Roma trajo en su mismo avión a tres familias procedentes de Siria cuyas casas habían sido bombardeadas. También ahora representantes del Vaticano están trabajando para dar acogida a unos 50 refugiados solicitantes de asilo que llegaron a Chipre escapando de la guerra y la violencia.
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