El Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus
El Papa Francisco, durante el rezo del Ángelus - REUTERS

El Papa hace un «un ferviente llamamiento a la moderación y el diálogo» en Jerusalén

Advierte que «la frontera entre el bien y el mal pasa por el corazón de cada persona»

CORRESPONSAL EN EL VATICANO Actualizado: Guardar
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Ante la escalada de víctimas mortales en los disturbios por el acceso a la Explanada de las Mezquitas, el Papa Francisco ha manifestado este domingo que sigue «con profunda inquietud las graves tensiones y la violencia de estos días en Jerusalén», y ha lanzado «un ferviente llamamiento a la moderación y el diálogo».

Las protestas por la instalación de detectores de metales a raíz del asesinato de dos policías, han causado al menos media docena de víctimas, entre los que figuran tres palestinos y tres colonos judíos, sin que haya perspectivas de que la tensión se calme.

Cada brote de violencia es angustioso para millones de israelíes y palestinos, a riesgo de un ataque personal en cualquier lugar, y muy perjudicial para las Iglesias cristianas, los peregrinos y el clima de oración en los Santos Lugares.

El Papa ha comentado la nueva crisis al término del rezo del Ángelus con decenas de miles de personas que acudieron a la plaza de San Pedro a pesar del calor agobiante. Muchos de los fieles se protegían del bochorno con paraguas y abanicos.

Francisco ha comentado la parábola evangélica de la cizaña crecida inexplicablemente en medio del trigo, «que ilustra el problema del mal en el mundo y subraya la paciencia de Dios».

Según el Papa, «Jesús nos dice con esta imagen que en este mundo el bien y el mal están tan mezclados que es imposible separarlos y extirpar todo el mal».

Saliendo al paso de actitudes maniqueas, Francisco ha advertido que «el bien y el mal no se pueden identificar con territorios o con grupos humanos, pues la línea de frontera entre el bien y el mal pasa por el corazón de cada persona. Todos somos pecadores».

Con buen humor, ha añadido que «Si aquí hay alguien que no sea pecador, que levante la mano… ¡No veo ninguna!». Jesús nos ha dejado la Confesión «porque siempre necesitamos ser perdonados de nuestros pecados. Mirar siempre y exclusivamente el mal que esta fuera de nosotros significa no querer reconocer el pecado que está dentro de nosotros».

Como último consejo para evitar el maniqueísmo y el fariseísmo, el Papa ha invitado a «descubrir en la realidad circundante no solo lo suciedad y el mal sino también el bien y la belleza». Y también «a desenmascarar la acción de Satanás pero, sobre todo, a confiar en la acción de Dios, que hace fecunda la historia».

En el mes de julio, que es el de «vacaciones» del Papa Francisco, su único encuentro con los fieles es el rezo del Ángelus cada domingo. Las audiencias generales a los peregrinos se reanudarán a partir del mes de agosto, en que las temperaturas de Roma son mucho más llevaderas.

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