El Papa Francisco, en una imagen de archivo
El Papa Francisco, en una imagen de archivo - EFE

El Papa celebra la primera audiencia general jubilar del Año Santo

A las de los miércoles se le añade una más un sábado al mes. Pide a los cristianos que «se tomen en serio» ser cristianos

Corresponsal en el Vaticano Actualizado: Guardar
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A muchos peregrinos y turistas les ha pillado por sorpresa. No era miércoles pero el Papa Francisco estaba recorriendo la plaza de San Pedro en papamóvil porque este sábado ha tenido lugar la primera de las audiencias generales jubilares. Siguiendo el mismo esquema que las de los miércoles, el Santo Padre ha querido añadir un sábado al mes una catequesis más con motivo del Jubileo de la Misericordia. No había una gran cantidad de peregrinos pero los que han asistido se han hecho notar y han repetido con energía las vivas al Papa y mensajes de cariño de cada miércoles.

El Papa Francisco ha centrado su catequesis, como no podía ser de otra forma, en la misericordia. En esta ocasión, en la relación entre misericordia y misión.

Ha explicado que cuando una persona encuentra a Dios siente una alegría que debe transmitir. Cuando habla a los demás de este encuentro «comunica la misericordia de Dios». «La señal de que hemos encontrado de verdad a Jesús es la alegría que experimentamos al comunicarlo a los demás», ha recordado el Papa que, de nuevo, ha pedido también que no se confunda evangelización con proselitismo, porque comunicar a Cristo es «hacer un regalo».

Ha recordado que esta fue la experiencia de los primeros discípulos de Jesús para los que encontrar al Hijo de Dios hecho hombre supuso encontrar «su amor». Un amor que transforma y que lo hace, -ha añadido Francisco-, desde el día del bautismo. Por eso ha llamado a cada cristiano «portador de Cristo» y de su misericordia, que «no es un consuelo privado sino que nos transforma en instrumento».

A partir de esta explicación, el Santo Padre ha recordado la responsabilidad de cada cristiano como misionero y ha pedido a cada bautizado que se «tome en serio ser cristiano». De esta forma,-ha concluido-, «sólo así el Evangelio podrá tocar el corazón de las personas y abrirlo a la gracia del amor y la gran misericordia de Dios».

Durante los resúmenes por idiomas, el Santo Padre ha tenido un bonito gesto y ha pedido oraciones por Elvira, una empleada de Casa Santa Marta que ha fallecido recientemente. «Os quiero decir que hoy el Papa está un poco triste porque nos falta una señora que nos ha ayudado mucho desde hace años. Su marido trabaja también con nosotros, en esta casa», ha explicado. Después ha invitado a toda la plaza a rezar un Avemaría por la señora Elvira, su marido y sus hijos y ha asegurado que todas las personas que hacen funcionar esta residencia donde vive Francisco, «son parte de nuestra familia, forman una familia. No son meros empleados, porque les consideramos parte de nuestra familia».

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