El presidente iraní, Hasán Rohaní, y Papa Francisco
El presidente iraní, Hasán Rohaní, y Papa Francisco - EFE

El Papa se reúne con el presidente iraní Hasán Rohaní en el Vaticano

El mandatario pidió a Francisco que rece por él. Es el primer presidente de Irán que visita el Vaticano en casi 17 años

Ciudad del Vaticano Actualizado: Guardar
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Ha sido un encuentro privado de unos 40 minutos que ha tenido lugar en el Palacio Apostólico. Por primera vez desde 1999 un mandatario iraní ha pisado el Vaticano. El último en hacerlo fue Mohamed Jatamí, que mantuvo una audiencia con Juan Pablo II. Años después, en 2005, incluso asistió a su funeral. Hasán Rohaní ha llegado a la cita con puntualidad a las once de la mañana, muy sonriente y acompañado por una delegación de 12 miembros en la que una mujer hacía las veces de traductora. El Papa Francisco le ha recibido con un apretón de manos y un «espero que se sienta en su casa». Después han departido sobre cuestiones varias. También se ha visto con el secretario de Estado Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, y con el el arzobispo Paul Richard Gallagher, el ministro de asuntos exteriores de la Santa Sede.

El comunicado posterior del Vaticano explica que, durante su visita y sus varios encuentros, Rohaní ha tratado con el Papa y con sus ministros asuntos como «la conclusión y la aplicación del Acuerdo Nuclear». También «el significativo papel que Irán está llamado a desempeñar, junto con otros países de la región, en la promoción de soluciones políticas adecuadas a las diversas problemáticas que afligen a Oriente Medio, contrastando la difusión del terrorismo y el tráfico de armas».

Nada ha trascendido sobre una posible invitación de Hasán Rohaní al Papa para visitar Irán, pese a los insistentes rumores.

Este tipo de encuentros siempre concluyen con un intercambio de regalos. Rohaní ha obsequiado al Papa con una alfombra tejida a mano en la ciudad santa de Qom y un libro de pinturas iraníes. El Santo Padre le ha respondido con un medallón que representa a San Martín, -el santo que se quitó la capa para cubrir a un pobre-, y ha apostillado: «Hace falta fraternidad gratuita». Este medallón es un regalo que el Pontífice gusta entregar a los mandatarios internacionales. Por ejemplo, Angela Merkel, Raúl Castro o Juan Manuel Santos se marcharon del Vaticano con el suyo. Rohaní también se lleva a Irán una copia de la encíclica «Alabado seas» en árabe. El Papa, en tono de humor, ha lamentado que aún no se haya traducido al farsi.

El 98 por cierto de la población iraní es musulmana, el 86 por ciento chiíta y el 10 suní pero la minoría cristiana goza de una moderada libertad de culto. Así lo asegura el nuncio apostólico en Teherán, el arzbosipo Leo Boccardi. Según el diplomático vaticano, en Irán «hay efectivamente espacio para un diálogo fructífero con el mundo islámico. Se da una libertad de culto que es imposible en otros puntos de Oriente Medio». Aunque si bien viven seguros, los cristianos todavía están prácticamente confinados en guetos, sin posibilidad de predicar el Evangelio. Por eso, en el encuentro con el Santo Padre se ha puesto de relieve «la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas en la promoción de la reconciliación, de la tolerancia y de la paz».

Irán es uno de los países de Oriente Medio con los que el Vaticano mantiene una mejor relación, incluso durante el mandato de Mahmud Ahmadineyad que coincidió con el pontificado de Benedicto XVI. En su importante discurso al cuerpo diplomático de este enero, el Papa Francisco celebró el final de las sanciones internacionales y el acuerdo nuclear como «un buen augurio para el futuro» que contribuirá «a fomentar un clima de distensión en la región».

El encuentro del Papa Francisco y Hasán Rohaní estaba previsto para el 14 de noviembre pasado pero los atentados yihadistas en París provocaron el cambio de agenda. Prueba del interés de Rohaní por encontrarse con el Santo Padre ha sido la rapidez con la que Irán y el Vaticano han vuelto a cuadrar sus agendas.

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