El sacerdote francés, en una imagen de archivo
El sacerdote francés, en una imagen de archivo - ABC

El padre Luis Ormières sube a los altares

Beatificado en una atestada catedral de Oviedo el sacerdote francés que fundó la comunidad de Hermanas del Ángel de la Guarda

Oviedo Actualizado: Guardar
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El padre Luis Ormières, el sacerdote francés que fundó la comunidad de Hermanas del Ángel de la Guarda, ha sido beatificado este sábado 22 de abril, en una ceremonia oficiada por el cardenal Angelo Amato en la catedral de Oviedo, atestada de gente.

A la ceremonia de beatificación han acudido en torno a 2.500 personas, en su mayor parte, religiosas de la congregación del Santo Ángel, además de jóvenes y familias pertenecientes a las diferentes obras apostólicas, colegios y parroquias, que dirigen las religiosas en el mundo. Entre ellos había fieles de hasta once nacionalidades, especialmente de Latinoamérica (Colombia, Ecuador, México, El Salvador, Nicaragua o Venezuela), pero también de África (Guinea Ecuatorial, Malí, Costa de Marfil), y de Asia (Japón).

El cardenal Amato, prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos, ha estado acompañado en el oficio por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y los obispos de la Provincia Eclesiástica: Julián López Martín (León), Manuel Sánchez Monge (Santander) y Juan Antonio Menéndez (Astorga).

Estarán presentes también los obispos de Montauban, Bernard Ginoux; Palencia, Manuel Herrero Fernández, y Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez.

Volcado en la educación

El padre Ormières, nacido en Quillán, un pueblo del sur de Francia, en 1809, se ordenó sacerdote en 1833 y se dedicó principalmente a la educación.

Con el tiempo fundó una congregación femenina, las Hermanas del Ángel de la Guarda, que se extendió rápidamente por varios países.

A pesar de sus raíces francesas, el sacerdote conoció Asturias, y concretamente Gijón, invitado por la parroquia de San Pedro, y quiso fundar en la ciudad un noviciado para toda Francia y España.

A partir de ese momento sus estancias en la villa fueron cada vez más frecuentes y prolongadas, hasta el punto de hacerse muy conocido entre la sociedad de Gijón, donde falleció el 16 de enero de 1890, en el actual colegio del Santo Ángel, donde aún se conserva la que fue su habitación.

Su proceso de beatificación se vio impulsado «con la curación inexplicable científicamente de un cáncer incurable de una religiosa del Santo Ángel, natural de Gijón y profesora del colegio durante años, la hermana Celina Sánchez del Río», según informa el Arzobispado.

Esta es la segunda beatificación que se celebra en la catedral de Oviedo, donde el 8 de octubre del pasado año se llevo a cabo la de los denominados «Mártires de Nembra», un sacerdote, dos mineros y un estudiante de magisterio que fueron asesinados durante la Guerra Civil.

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