Religión

La Santa Sede da el primer paso para la beatificación del sacerdote vallisoletano Tiburcio Arnáiz

El proceso continuará a partir de ahora, si bien para que culmine deberá probarse la realización de un milagro

Valladolid Actualizado: Guardar
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El Papa Francisco firmó este martes el decreto que reconoce las «virtudes heroicas» del sacerdote vallisoletano Tiburcio Arnáiz, lo que supone un paso destacado en el proceso de beatificación del religioso jesuita, según informó el Bulletin de la Santa Sede. A partir de ahora, se le considerará como venerable.

Tiburcio Arnáiz nació en la calle Panaderos de Valladolid en un familia que, debido a la temprana muerte de su padre, carecía de recursos económicos. Ingresó en el seminario muy joven y fue ordenado sacerdote en 1890, tras lo cual se hizo cargo de la parroquia de Villanueva de Duero. Posteriormente, fue trasladado a Poyales del Hoyo en Ávila y obtuvo el doctorado en Teología en Toledo en 1896.

La muerte de su madre le lleva a plantearse su ingreso en la Compañía de Jesús y comienza su trabajo en Málaga.

Allí destaca por su trabajo de formación y apoyo en los «corralones», viviendas habitadas por gente muy pobre a las que dedica esfuerzos, especialmente, en el ámbito de la educación. A partir de 1922, esta labor de misionero popular se extiende a los pueblos más distantes de la capital malagueña, obra que es conocida como doctrinas rurales.

También intervino en la creación de la librería católica de Málaga, de una Casa de Piedad para mujeres, de colegios-capilla en El Chorro y Las Mellizas, y en la instauración del Carmelo de Ronda. Su muerte en Málaga el 18 de julio de 1926 conllevó una importante movilización de piedad popular, con miles de personas pasando ante su cadáver durante los tres días que permaneció expuesto y una comitiva fúnebre de las más populosas que se recuerdan en la ciudad.

Su causa fue presentada en la Congregación de la Causa de los Santos en Roma, el 27 de abril de 2010 y hoy el Papa Francisco ha dado este primer paso. El proceso de beatificación continuará a partir de ahora, si bien para que culmine deberá probarse la realización de un milagro.

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