La mayor reserva ecológica de Europa se queda sin defensas

La corona forestal del Parque Natural es un polvorín de tenedidos eléctricos y pozos

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Doñana no puede entenderse sin la mano del hombre, desde antiguo es un territorio humanizado, pero tampoco puede sobrevivir si la presión humana sigue creciendo y cercando la joya de nuestros parques nacionales y Patrimonio Mundial de la Humanidad, categoría que podría perder si España no toma medidas urgentes frente a las amenazas que enfrenta el que también es el humedal más importante de Europa.

En su última decisión sobre Doñana, la Unesco exigió al Gobierno español frenar la sobreexplotación del acuífero del que se alimenta y el compromiso de cancelar de forma permanente el dragado del río Guadalquivir. A esta segunda cuestión ya se ha dado carpetazo, pero la sobreexplotación de las aguas subterráneas continúa. La propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha reconocido que existen 1.000 pozos ilegales, cifra que los agricultores de la zona elevan a 2.000, y 1.500 hectáreas ilegales de cultivo.

«El descontrol es enorme -dice Roberto González, responsable de Aguas de SEO/BirdLife- y las Administraciones no pueden seguir mirando para otro lado. Si no se toman medidas urgentes entraremos en una situación de no retorno».

Estrés

Y es que como recordaba hace unos días en una entrevista con ABC el ecólogo Marten Scheffer, ganador del Premio BBVA Fronteras del Conocimiento y que ha estudiado a fondo la situación de Doñana, «poco se ha hecho para controlar los factores locales de estrés, dejando Doñana innecesariamente vulnerable al cambio climático». «Cuando se sobreexplota un acuífero -explica- el suelo tiene una menor saturación de agua y esto provoca una mayor sequedad del suelo y de la vegetación. Y ante unas condiciones que se prevé irán empeorando esto va dejando a Doñana sin defensas». Desde WWF vienen denunciando desde hace más de una década la invasión de los montes públicos para diferentes usos, sobre todo en la zona oeste del parque, donde se inició el incendio.

«La corona forestal de Doñana es un caos de tendidos eléctricos, pozos ilegales en medio de los pinares con instalaciones eléctricas, construcciones aisladas, fincas ilegales, y todo tipo de actividades forestales», dice el secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo, quien añade que «era sólo cuestión de tiempo que se produjera un incendio como éste».

La solución pasa por que el espacio sea gestionado «con criterios científicos, técnicos y sociales, no solo socioeconómicos», alerta Carlos Davila, responsable de SEO en Doñana. Por su parte, Miguel Delibes de Castro, científico del CSIC y presidente del Consejo de Participación de Doñana, mostró su confianza en que «la tragedia» sirva para «relanzar» el espacio natural.

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