Judy, la mujer que sobrevivió a un cáncer de mama resistente a todos los tratamientos

El Instituto de Investigación del Cáncer de Estados Unidos prueba con éxito un terapia que utilizó sus propias células para combatir el tumor

Judy Perkins está completamente activa y sin asomo del cáncer de mama que padecía ABC
Nuria Ramírez de Castro

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Judy Perkins tiene ahora 52 años y una vida completamente activa y normal . Pero hace dos años y medio esta ingeniera estadounidense y madre de dos niños, estaba desahuciada por un cáncer de mama muy agresivo que no respondía a ningún tratamiento. Le habían extirpado la mama en 2003, fue tratada con siete tipos diferentes de quimioterapia y su enfermedad continuó avanzando. Nada funcionó. Cuando le ofrecieron la posibilidad de participar en un ensayo clínico con un nuevo tratamiento, su tumor se había extendido por el tórax, la axila y el hígado. En este órgano vital tenía lesiones del tamaño de una pelota de tenis.

«La situación cuando llegó Judy era desesperada», recuerda Steven Rosenberg , responsable del ensayo del Centro Nacional de Investigación del Cáncer en Maryland (EE.UU.), que acaba de abrir una nueva esperanza al tratamiento de tumores incurables.

El «milagro» es fruto de una nueva terapia personalizada que utiliza las células inmunes del paciente para combatir el cáncer. No es la primera vez que se recurre a esta estrategia llamada inmunoterapia y que consiste en potenciar las defensas naturales del organismo para atacar al tumor. Pero es la primera vez que se combinan varias estrategias inmunoterápicas al mismo tiempo y se utilizan con éxito contra el cáncer de mama. Hasta la fecha, los intentos para combatir con inmunoterapia este tumor tan común habían fracasado. Solo se habían visto resultados frente al melanoma y algunos tumores de pulmón.

Un autotrasplante

A grandes rasgos, el tratamiento consistió en transformar los linfocitos (células del sistema inmune) que estaban dentro del tumor de la paciente en un poderoso ejército especializado en combatir las células tumorales. Para educar a ese ejército sofisticado, los investigadores del centro oncológico de Estados Unidos tuvieron que hacer un tratamiento a la medida de esa paciente. Para ello extrajeron y aislaron los linfocitos o células T del tumor con una biopsia, secuenciaron el genoma completo del tumor e identificaron las mutaciones o errores que había acumulado. En el laboratorio seleccionaron los linfocitos que eran capaces de identificar las moléculas mutadas y se multiplicaron . Ese ejército de élite, dispuesto a combatir los tumores, se introdujo en la paciente con una única inyección. A los linfocitos se les ayudó con otras terapias: un fármaco para favorecer la supervivencia de los linfocitos y otro tipo de inmunoterapia conocida como inhibidores de punto de control que bloquean los frenos del sistema inmune.

Dos años después de este tratamiento combinado, el escáner de Judy Perkins devolvía una imagen totalmente diferente a la inicial. Estaba «limpio», sin rastro de las metástasis que se habían diseminado por buena parte de su organismo. La terapia combinada había eliminado el tumor original y sus ramificaciones. En la revista «Nature Medicine», donde se describe este asombroso caso, también se muestra cómo ese ejército anticáncer de células continúa circulando .

La señora Perkins continúa aún en remisión, sin asomo del cáncer. «Los médicos lo llaman remisión, pero yo lo llamo cura», contó al diario británico «The Telegraph». « Yo era escéptica con el tratamiento , pero en menos de dos semanas desde que empecé a tratarme, yo podía sentir que lso tumores alojados en mi tórax estaban encogiendo y empecé a sentirme mejor», ha declarado.

Un único caso

El propio Rosenberg hace un llamamiento a la calma y advierte que estamos solo ante los resultados llamativos y conmovedores de un caso muy complicado, pero sigue siendo un único caso. En eso coinciden la mayoría de los oncólogos e investigadores que han reaccionado al conocer el caso de Judy.

«Resulta espectacular la respuesta duradera del tratamiento. No sabemos lo que ocurrirá con los siguientes pacientes y si la remisión durará más tiempo. Aún no podemos hablar de curación. Las células del cáncer de mama pueden estar durmientes durante más de cinco años y reactivarse », recuerda Ignacio Melero , investigador oncológico que desde el CIMA y la Clínica Universidad de Navarra lidera en España estas investigaciones desde sus inicios.

De la misma opinión es el oncólogo Javier Cortés , del Instituto Baselga y experto en cáncer de mama. «Todos conocemos casos de pacientes que han remitido espectacularmente durante dos, tres o cinco años. Debemos esperar más y conocer los ensayos clínicos que hay en marcha con inmunoterapia dirigidos contra el cáncer de mama.

Marisol Soengas, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), aplaude el éxito de la terapia , con las mismas cautelas que otros colegas. Aunque señala la dificultad, actual, para poder llevar a la práctica clínica tratamientos tan complejos e hiperpersonalizados. «En cualquier caso, son muy buenas noticias para los pacientes con tumores muy agresivos donde ahora la inmunoterapia no está funcionando», dice.

Hasta la fecha, esta estrategia que se sirve del sistema defensivo de los pacientes para luchar contra el cáncer, solo había funcionado en tumores con múltiples mutaciones como es el de pulmón o el melanoma, el cáncer de piel más agresivo.

El cáncer de mama, sin embargo, provoca mutaciones en un porcentaje muy bajo que causen una respuesta del sistema inmune. Pero el equipo de Steven Rosenberg supo identificar las células específicas del sistema inmune que eran capaces de reconocer las mutaciones del cáncer de mama .

Esta aproximación abre una nueva puerta al tratamiento de pacientes con tumores sólidos, como el hepático, de colon o cervical que no tienen ahora tratamientos eficaces, una vez que desarrollan una metástasis. Por tanto, es una nueva esperanza para el tratamiento de cánceres que hasta la fecha se consideraban incurables.

De hecho, el caso clínico que ha publicado Rosenberg forma parte de un ensayo clínico más amplio con 300 enfermos que tienen metástasis y unos tumores con una baja tasa de mutaciones. Los resultados de estos pacientes aún no se han publicado, aunque los datos preliminares muestran resultados positivos en pacientes con cáncer de hígado y de colon, otros dos tipos de tumores que acumulan menos mutaciones y por tanto no respondían bien a la inmunoterapia convencional.

Gran revolución

Para Laszlo Radvanyi, del Instituto para la Investigación del Cáncer de Ontario (Toronto, Canadá), « estamos en la cúspide de una gran revolución ». Este investigador que escribe un editorial que acompaña a la investigación cree que el desafío en la próxima década «será encontrar formas más creativas para maximizar los beneficios en los pacientes».

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