Ingresa en prisión en Mallorca la conductora ebria que atropelló mortalmente a una adolescente de 15 años

El Juzgado de Instrucción número 3 del municipio mallorquín de Manacor, en funciones de guardia, ha decretado este lunes prisión provisional para la conductora que en la madrugada de ayer domingo atropelló mortalmente a Paula Fornés, de nacionalidad española y 15 años de edad . El suceso tuvo lugar en la localidad costera de Sa Rápita, en el municipio isleño de Campos. La juez imputa a la conductora, Renata G., de nacionalidad polaca y 44 años de edad, un presunto delito de homicidio imprudente en concurso con conducción bajo los efectos del alcohol.

El atropello tuvo lugar en torno a las dos de la madrugada de ayer, en la avenida Miramar de Sa Rápita, durante la celebración de la noche de San Juan. La adolescente paseaba por el carril bici de dicha avenida con un grupo de amigos. Fue en ese instante cuando el vehículo que conducía la mujer ahora en prisión invadió el carril bici y arrolló a la joven . A consecuencia del impacto, la víctima cayó varios metros más allá de donde se había producido el accidente. Al caer, se golpeó la cabeza con el bordillo de la acera.

La presunta autora del atropello se dio inicialmente a la fuga , pero gracias a la colaboración ciudadana pudo ser interceptada poco después por la Guardia Civil. Seguidamente, la mujer fue detenida por la Policía Local de Campos. Una vez arrestada, se le practicó el test de alcoholemia, en el que habría triplicado la tasa máxima permitida .

Hasta el lugar del suceso se desplazaron efectivos policiales primero y asistencias sanitarias poco después. La joven presentaba traumatismos severos y se encontraba, además, en situación de parada cardiorrespiratoria. Pese a los intentos de reanimación llevados a cabo, la adolescente falleció finalmente.

El centro escolar en el que Paula Fornés había estudiado en estos últimos años, Es Liceu, en el municipio mallorquín de Marratxí, ha publicado este lunes unas palabras de sentido homenaje hacia la joven, bajo el epígrafe «Es Liceu está de duelo», acompañadas de un lazo negro.