Muere Rafa, el niño de cuatro años de Oviedo que necesitaba un trasplante de médula

El pequeño ha sucumbido a la leucemia que llevaba dos años combatiendo

Colegio Público Parque Infantil (Oviedo)

ABC

Apenas había tenido la oportunidad de saber lo que significa vivir, cuando la muerte comenzó a rondarle. El pequeño Rafael Álvarez Fernández falleció ayer después de pasar más de la mitad de su corta vida luchando contra la leucemia.

Rafa nació el 23 de diciembre de 2014 . Todo iba bien hasta que empezaron a salir moretones en su pequeño cuerpo y se cumplieron los peores presagios: leucemia linfoblástica aguda. Largos períodos de hospitalización y numerosas estancias en el hospital de día después, parecía que el ovetense ya había superado la enfermedad.

Sin embargo, el 22 de octubre de 2018 , y tras dos años de quimioterapia, Óscar Álvarez y Noelia Fernández fueron informados de que su hijo había sufrido una recaída . El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) desplegó todas sus capacidades para tratar de curarle y hacer la vida del menor mucho más agradable.

No fueron los únicos. Sus familiares y la comunidad educativa del colegio público Parque Infantil se movilizaron para impulsar las donaciones de médula como la que necesitaba el pequeño.

Los médicos hicieron todo lo que estuvo en su mano , pero aunque buscaron en el Registro de Donantes de Médula Ósea (Redmo) y rastrearon bancos de otros países, no tuvieron éxito. Aun aplicando las últimas terapias disponibles, no fue posible controlar la enfermedad y ni siquiera se pudo intentar el trasplante. La situación del pequeño ovetense fue empeorando rápidamente, y ayer su vida se apagó.

En su paso por este mundo, Rafa hizo feliz a mucha gente , a sus padres los primeros. Y no eran los únicos. El personal del hospital estaba volcado totalmente con el niño: médicas y enfermeras hicieron sentir a su familia como en casa durante su larga estancia entre batas blancas, ingresos y sesiones de quimioterapia.

Sus compañeros de clase también le adoraban. Una profesora de su colegio hacía videollamadas al hospital a diario para que hablara con sus compañeros y no se sintiera lejos de ellos. Una tierna «asamblea» que hoy habrá sido la más triste del mundo.

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