Un expárroco acusado de abuso sexual, en el juicio: «Juraría sobre los santos evangelios que yo digo la verdad»

Juzgado en la Audiencia de Palma por un presunto delito de abuso sexual contra una menor ha reiterado su inocencia, mientras que la Fiscalía ha mantenido la petición de tres años de cárcel

El expárroco de Selva, acusado de presuntos abusos sexuales a una niña de 12 años, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Palma Efe
Josep María Aguiló

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«Si usted fuera el señor obispo, juraría sobre los santos evangelios que yo digo la verdad ». Con estas palabras ha defendido de nuevo su inocencia ante el juez el expárroco de la iglesia del municipio mallorquín de Selva, Antoni Cano, de 74 años de edad, que esta semana ha sido juzgado en la Audiencia Provincial de Palma como presunto autor de un delito de abuso sexual contra una niña de 12 años. El juicio empezó el pasado miércoles y ha concluido este viernes, en que ha quedado visto para sentencia. La Fiscalía ha mantenido la petición inicial de tres años de prisión para el antiguo sacerdote, mientras que la acusación particular sigue pidiendo cuatro años de cárcel. Por su parte, la defensa ha solicitado la libre absolución de su cliente.

Los hechos ahora juzgados habrían tenido lugar en febrero de 2015 en el domicilio del encausado, ubicado en la aldea de Calonge, que pertenece al municipio mallorquín de Santanyí. El padre de la menor llevó un día a su hija a la casa del exrector para que éste hablase con ella sobre la situación familiar, en concreto, acerca de la reciente muerte de su madre y sobre el hecho de que su progenitor tenía ya una nueva pareja. El antiguo sacerdote y el ahora denunciante se conocen desde hace décadas, de ahí que en aquellas fechas existiera una gran confianza entre ambos. Por esa razón la niña se quedó a dormir en la casa del excapellán ese día.

Según el Ministerio Público, la niña « tenía miedo de dormir sola », por lo que en ese contexto el hoy acusado la habría convencido para que durmieran juntos en su propia cama. En aquel momento habrían empezado los tocamientos a la menor, que habría dado entonces dos codazos al religioso para que parase. El expárroco negó ya el miércoles ante el tribunal esos supuestos abusos. «Es absolutamente falso, porque yo ni siquiera a esta niña la rocé, la vez que la tuve más cerca era en una mesa camilla en la otra parte, frente a mí», afirmó. Además, indicó que la niña habría dormido donde suele hacerlo la asistenta. Este viernes, en su turno de última palabra, el acusado ha afirmado que si fuera efectivamente culpable, «bajaría la cabeza» y diría que ha tenido esa «debilidad», pero ha reiterado que la niña no durmió con él y que jamás ha tocado a un menor. «He tenido que oír muchas barbaridades. No había oído tantas mentiras en mi vida», ha recalcado.

Un supuesto móvil económico

Por otro lado, el excapellán había señalado también el miércoles que la demanda presentada contra él obedecería a un móvil económico. Con anterioridad a los hechos ahora juzgados y sin ninguna relación directa con ellos, el hoy acusado había hablado con el padre de la niña acerca de su deseo de vender una casa. El progenitor se había ofrecido entonces para encontrarle un posible comprador, a cambio de una comisión. Finalmente, esa posibilidad no se concretó, lo que habría disgustado al hoy querellante. Según la versión del acusado, el padre de la niña le habría pedido luego dinero a cambio de no denunciarle, algo que el exrector rechazó. « Me dijo que si no le daba 60.000 euros, me destrozaría la vida , y luego diría que yo he tocado a la niña», explicó en la primera jornada de la vista oral.

Asimismo, el acusado indicó ante el tribunal que el demandante le habría dicho también entonces: «Cualquier juez me va a creer antes a mí y a mi hija que a ti». Según el expárroco, la niña habría declarado sugestionada por su propia familia. Sin embargo, dos psicólogas que han tratado a la menor consideran que su testimonio de supuestos tocamientos sería verosímil y creíble. Esa valoración y la versión de la niña han sido determinantes para que la Fiscalía haya mantenido este viernes la petición de tres años de cárcel para el encausado. Cabe recordar que la menor también declaró el pasado miércoles en la Audiencia Provincial, a puerta cerrada. Durante su comparecencia, confirmó las acusaciones iniciales.

Por su parte, el padre de la niña explicó el miércoles ante el tribunal que habría sido el antiguo sacerdote quien en su momento le dijo que quería charlar con su hija sobre la situación familiar, y no a la inversa, como afirmó el acusado. En ese contexto, el progenitor indicó que había dejado a la niña en casa del exrector porque pensaba que no quedaría sola con él y que habría otras personas en la vivienda. Por otro lado, negó que la querella obedeciera a un presunto móvil económico. En ese sentido, detalló en qué momento decidió presentar la denuncia, varias semanas después de los supuestos abusos. «Mi hija me dijo "papá no quiero que me acompañes nunca más a la casa de este señor", y le pregunté el por qué, y me explicó brevemente que la había metido en la cama y no quise escuchar más , acudí directamente a la Policía. Mi cabeza estalló», señaló.

Una causa compleja

Se da la circunstancia de que el expárroco de Selva habría abusado también del padre de la niña hace treinta años, cuando fue monaguillo en su iglesia. Estos presuntos hechos ya han prescrito. El progenitor explicó que había olvidado esos episodios, pero que los recordó de nuevo tras escuchar el testimonio de su hija. En ese contexto, la Fiscalía ha reconocido este viernes que existiría un «mar de fondo» entre ambos adultos, recordando también la mencionada operación inmobiliaria frustrada. En cualquier caso, para el Ministerio Público ello sería independiente de la total credibilidad que merecería el testimonio de la niña en esta causa judicial.

Por contra, la defensa ha señalado este viernes que existirían «contradicciones» en el relato hecho por la menor desde que se inició esta causa judicial, por ejemplo en relación a las prendas con las que ella habría dormido el día en que fue a casa del expárroco. También existirían contradicciones en la descripción que la niña hizo de la habitación donde habrían tenido lugar los hechos. El letrado ha cuestionado, además, la supuesta fecha de la visita de la menor a la casa del excapellán, febrero de 2015, indicando que habría sido en otro mes. Asimismo, ha hecho referencia al supuesto móvil económico que habría tras esta denuncia y a la presunta incongruencia de que un padre pueda dejar a su hija con un hombre que supuestamente habría abusado de él años atrás .

En relación a este proceso, el Obispado de Mallorca emitió el pasado miércoles un comunicado oficial. «En el mismo momento en que el Obispado tuvo conocimiento del caso, se inició una investigación previa para aclarar la verosimilitud de las informaciones de acuerdo con la normativa actual del ordenamiento canónico dictado por la Santa Sede. En este momento el proceso continúa su curso», indicaba la nota. La Diócesis también recordaba que el anterior obispo, monseñor Javier Salinas, decidió apartar al exrector «de sus oficios pastorales y prohibirle el ejercicio público de su ministerio, medidas cautelares que a día de hoy continúan vigentes». Por último, el Obispado ratificó su «firme voluntad de garantizar la protección de los niños y jóvenes ante cualquier tipo de abuso y su máximo respeto a las decisiones de la justicia ordinaria».

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