VIÑETA DE J. M. NIETO

El ejército de EE.UU. pagará la congelación de óvulos y esperma a sus militares

Un programa piloto busca retener a los militares en sus cuadros cuando llega el momento de formar una familia y dar «tranquilidad mental» a los que se van al frente

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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Las lágrimas de los militares se desbordan, abrazados a sus familias, antes de embarcarse en su siguiente destino. «¿Volveré a ver a mis hijos?, es una de las preguntas de quienes dicen adiós a sus pequeños. Pero hay otras preocupaciones: «¿Podré tener más hijos? y, los más jóvenes, ¿podré formar una familia algún día?».

Si la conciliación laboral y familiar es un camino espinoso en casi cualquier industria, en el ejército es una carrera, a veces literal, de minas. La vida militar lleva aparejada largas estancias de separación de las familias y situaciones de riesgo que pueden suponer la pérdida de la vida o de la capacidad reproductiva. Solo de las guerras de Irak y Afganistán, 1.300 veteranos estadounidenses regresaron a casa con lesiones graves en la zona de la ingle y en los genitales.

Ahora, el Ejército busca compensar los obstáculos de la vida castrense en la construcción familiar con un programa piloto en el que pagará los tratamientos de congelación de óvulos y esperma de sus militares. La iniciativa persigue hacer la carrera en el ejército más atractiva para aquellos que quieren formar familias y también ofrecer garantías de poder tener descendencia a pesar de lo que ocurra en el campo de batalla. «Ofrecemos paz mental para nuestros miembros jóvenes, les damos más confianza sobre su futuro», aseguró el secretario de Defensa, Ash Carter, la semana pasada, cuando mencionó por primera vez el plan.

Solo de las guerras de Irak y Afganistán, 1.300 veteranos estadounidenses regresaron a casa con lesiones graves en la zona de la ingle y en los genitales

Como en cualquier otra industria hoy en día, retener el talento se ha convertido en una prioridad para el ejército. Grandes empresas de Silicon Valley, como Facebook o Apple, ya han incluido planes de congelación de óvulos y esperma a sus empleados dentro de su paquete de compensación. Las mujeres que cumplen diez años de servicio militar -y que normalmente se encuentran en el momento ideal para formar una familia- abandonan su carrera un 30% más que sus compañeros varones. El plan ofrecería a los militares una «mayor flexibilidad», según el Departamento de Estado, para decidir cuándo formar una familia y tener la posibilidad de avanzar su carrera o permanecer más tiempo en destino sin truncar sus planes de tener hijos.

«Para las mujeres que son oficiales de rango medio este plan demostrará que entendemos las necesidades que tienen y que queremos ayudarlas a equilibrar los compromisos con el ejército y con la familia. Queremos que sigan en el ejército», aseguró Carter. En la actualidad, el 15% de los 1,3 millones de militares en activo en el país son mujeres.

Quizá de forma más acentuada que en otros sectores, el momento de mayor progreso en la vida militar coincide en el tiempo con el periodo ideal para formar una familia. Según los datos del Departamento de Defensa, el 42% de los oficiales del ejército de EE.UU. tiene entre 26 y 35 años.

Subvencionaban a los lesionados en combate

El programa de congelación de óvulos y esperma se ofrecerá a todos los miembros del Ejército en activo y a aquellos que tengan pendiente su destino. Hasta el momento, ese tratamiento, así como la inseminación artificial o la fertilización «in vitro», se subvencionaban para aquellos con lesiones de gravedad en tareas de combate. Tricare, el sistema de seguro de salud de los militares estadounidenses, cubría hasta ahora problemas de infertilidad, pero no ofrecía ni inseminación artificial ni tratamientos de congelación de óvulos y esperma. Tampoco lo hacían las coberturas médicas del Departamento de Asuntos para Veteranos.

El programa piloto se extenderá durante los próximos dos años. Cumplido ese plazo, se revisará su implementación y se decidirá si se prorroga o se hace permanente. Según los cálculos del Departamento de Estado, la estimación de su coste es de 150 millones de dólares para una duración de cinco años.

«Como bien saben las familias, estos tratamientos son muy caros y a veces requieren de varios intentos», explicó a «The New York Times» Matthew Allen, portavoz del Departamento de Defensa. «Sabemos que ofrecer este servicio a todos los cuadros resultará en un coste significativo para el Departamento. Además del coste, queremos entender mejor la importancia de estos asuntos en las fuerzas armadas, cómo será su impacto en el reclutamiento y la retención de militares». El precio medio de este tipo de tratamientos en EE.UU. es de 12.000 dólares.

Esta iniciativa se enmarca dentro de un plan más amplio del Departamento de Defensa, bautizado como «Fuerzas Armadas del Futuro», en el que se incluyen diversas mejoras para la vida familiar de los militares: doce semanas de baja de maternidad -hasta ahora eran solo seis en la mayoría de los cuerpos del ejército-, 14 días de baja de paternidad, facilidades para la lactancia de las madres, guarderías subsidiadas… En noviembre, Ash también anunció que se ampliarían las posibilidades de conferir excedencias para que los militares puedan completar sus estudios o ganar experiencia en el sector privado.

La congelación de óvulos y esperma, sin embargo, es el único asunto que ha suscitado cuestiones éticas: ¿si un soldado muere, puede su mujer o su marido usar los óvulos o el esperma congelado? ¿Quién decide sobre el uso de ese material cuando quien lo facilita ha fallecido o está mentalmente incapacitado? Y, de la misma forma que se ha cuestionado cuando se ha implementado en el sector público: ¿Es una forma de dar flexibilidad a quienes quieren avanzar en su carrera militar o en realidad les fuerza a retrasar la formación de una familia?

El Departamento de Defensa todavía no ha detallado los aspectos legales y éticos de su programa piloto, algo que se espera que ocurra en las próximas semanas. De momento, EE.UU. ha puesto a sus militares no solo en la primera línea del frente, también en la de la conciliación familiar a través de los tratamientos de fertilidad.

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