Un bote de Truvada, la pastilla «antisida»
Un bote de Truvada, la pastilla «antisida» - AFP

El Comité de Bioética avala la financiación de la «píldora del día antes» del VIH

España estudia autorizar la toma de una pastilla diaria que permitiría mantener relaciones sexuales sin preservativo y sin riesgo de contagio

MADRID Actualizado: Guardar
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¿Es ético que la Sanidad pública financie un costoso medicamento «anti VIH» a personas sanas para que puedan mantener relaciones sexuales sin protección? El Comité de Bioética de España considera que sí. En su último informe, a petición del Ministerio de Sanidad, este organismo consultivo del Gobierno reconoce que la decisión es «compleja» pero también que «existen más argumentos a favor de su financiación pública que en contra».

La decisión llega en un momento en el que España debe decidir si autoriza o cómo autoriza la que popularmente se conoce como la «pastilla antisida» o la «píldora del día de antes del VIH». En la jerga médica esta estrategia se llama profilaxis preexposición (PrEP, por sus siglas en inglés) y consiste en dar una pastilla diaria de un fármaco antirretroviral llamado Truvada a personas que no están infectadas, pero podrían estar en riesgo de contagiarse.

De esta manera, en caso de entrar en contacto con el VIH, el fármaco sería capaz de neutralizar al virus.

Relaciones desprotegidas

La PrEP se recomienda utilizar con otros métodos de prevención como son los preservativos. Sin embargo, en la práctica, quien recurre a este antirretroviral como método preventivo lo hace para tener relaciones desprotegidas, lo que eleva el riesgo de contraer otras infecciones de transmisión sexual como la sífilis o la gonorrea, al alza también en nuestro país.

Truvada es un medicamento conocido y suficientemente probado. Superó la desconfianza inicial, tras completar con éxito los primeros ensayos clínicos en 2010. Se vio que funcionaba y que era capaz de prevenir nuevas infecciones. Cuenta con el aval de la Organización Mundial de la Salud, que ha aconsejado el PrEP a los hombres que mantienen sexo con otros hombres. También tiene el respaldo de las agencias regulatorias de Estados Unidos y Europa que han decidido autorizarlo como fármaco preventivo.

«Desde un punto de vista científico, no tiene objeciones. Evita la aparición de nuevas infecciones que a su vez podrían infectar a otros, y los efectos secundarios son bajos y controlables cuando se toma con vigilancia médica», explica Juan Carlos López, vocal de Seisida y especialista de Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Este especialista sí reconoce que con esta estrategia preventiva podrían dispararse «aún más» las infecciones de transmisión sexual.

500 euros al mes

El debate sobre su autorización también es económico. El tratamiento tiene un coste elevado, más cuando se compara con el precio de una caja de preservativos. Un envase de Truvada puede costar 500 euros al mes, lo que supone una barrera para los sistemas sanitarios públicos que se plantean su cobertura. Aunque a finales de año, el tratamiento que ya se utilizaba en pacientes seropositivos perderá su patente y el coste caerá en picado, apunta este especialista.

Los argumentos de los doce expertos que forman el comité son: «El fracaso que actualmente presentan las estrategias para la erradicación del virus del sida, la ausencia de medidas alternativas que alcancen los mismos resultados de prevención que la PrEP, la especial incidencia que sigue teniendo la enfermedad en grupos especialmente vulnerables, los cambios en la percepción social sobre el riesgo del VIH y la exigida protección de la salud colectiva», indica el informe.

Como el Comité de Bioética otros organismos han defendido su prescripción con la idea de ofrecer un seguro para personas de alto riesgo de contagio. Es decir, para consumidores de drogas y mujeres y hombres y transexuales con numerosas parejas sexuales, que no quieren o no pueden utilizar las herramientas clásicas de prevención.

Eso sí, el comité considera en su informe que es «indispensable» que la financiación pública se acompañe del fomento de otras medidas dirigidas a la lucha contra el riesgo de transmisión sexual del virus del sida, «en el marco de una estrategia general de prevención. Igualmente se ha de poner énfasis en la importancia que tienen tanto el counselling en salud sexual como el control rutinario de las personas que reciben la PrEP», aconseja.

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